Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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jueves, 31 de mayo de 2012

El Estado en la Historia

En sentido amplio, podemos decir que el Estado surgió en el momento en que determinados grupos humanos se unieron entre sí para defender su territorio y sus propiedades frente al acoso de sus vecinos que pugnaban por arrebatárselos. En un sentido más preciso, hallamos las primeras formaciones jurídicas organizadas en los imperios del Próximo Oriente: Asiria, Mesopotamia, Egipto, Persia.
Mas, en estos imperios, las estructuras políticas poseían un carácter personal y absoluto: el rey o jefe del Estado aparecía adornado, frecuentemente, con atributos y prerrogativas de carácter divino, gozaba de un poder total y en él se confundían los títulos de propiedad y jurisdicción o, expresado de otra manera, el Estado aparecía como propiedad suya y, en consecuencia, el resto de las personas eran consideradas como súbditos, es decir, como sometidos a la voluntad del rey y, por tanto, como carentes de derechos propios. En estos imperios, pues, el poder absoluto de los monarcas invadía todas las esferas de la vida y de la sociedad civil.

A - Grecia y Roma
Acrópolis griega
Las instituciones políticas comenzaron
 a surgir en la Grecia clásica
El surgimiento de los ideales políticos occidentales se inició en Grecia y en Roma. La organización política de la Grecia clásica fue la polis o ciudad-Estado. Esta institución, por una parte, fue concebida con cierto carácter totalitario, en tanto en cuanto se consideraba que el bien del individuo debía mantenerse subordinado al bien de la polis, pues se pensaba que el bien del todo (la polis) era preferible al bien de la parte (el individuo); pero, por otra, todos los ciudadanos libres se encontraban llamados a participar en las tareas de gobierno del Estado (democracia).
Por su parte, las estructuras políticas de Roma sufrieron notables variaciones. En sus comienzos, la cívitas poseía una forma análoga a la polis griega. Pero, debido a las continuas ampliaciones del territorio bajo su dominio, surgieron instituciones nuevas y la cívitas, la ciudad-Estado romana, gobernada democráticamente, fue sustituida por la República, en cuya organización se procuró mantener una estructura análoga, representativa de la voluntad popular; posteriormente, cayó el sistema republicano y, en su lugar, surgió el Imperio, gobernado por el emperador mediante un amplio número de delegados y funcionarios.
Pero, la creación romana más importante fue el Derecho y, de acuerdo con las instituciones jurídicas, en Roma asistimos a una cierta separación entre la esfera estatal y la esfera social o privada. La primera era regulada conforme a las instituciones del Derecho público (Derecho político), la segunda, mediante el Derecho civil.

El Derecho romano
Sin duda alguna, la creación más brillante y de mayor influencia histórica del pueblo romano fue el Derecho. La creación del Derecho tuvo lugar paulatinamente, en un largo período que va desde el siglo VII a.C. al siglo VI d.C., y en ella podemos distinguir tres fases:
a) La época primitiva que se prolongó hasta finales del siglo III a.C. caracterizada porque el Derecho se basa en las normas morales tradicionales.
b) El Derecho de gentes, que se extendió desde la fecha anterior hasta el siglo III d.C. En esta época tuvo lugar un amplio desarrollo de dicho Derecho mediante la jurisprudencia, los edictos de los pretores y las leyes de los emperadores.
c) El periodo bizantino, que llega hasta el siglo VI d.C. y cuya figura principal es el emperador Justiniano, bajo cuyos auspicios tuvo lugar la recopilación de leyes del Digesto.
El Derecho romano ha servido de modelo a casi la totalidad de la legislación de los pueblos occidentales.

B - Edad Media
En el siglo V los bárbaros penetraron en el Imperio Romano y éste se fragmentó en multitud de entidades políticas con una organización muy débil. Esta debilidad motivó el surgimiento de la sociedad feudal, en la que el Estado, como una entidad política, prácticamente se redujo a su mínima expresión y, en su lugar, surgieron un gran número de pequeñas entidades locales gobernadas por ciertos señores (duques, condes, marqueses, barones), nominalmente sometidos a la autoridad del rey, pero que en realidad ejercían, con frecuencia, un poder omnímodo en su territorio.
Mientras tanto, en la Europa occidental seguía añorándose la idea del Imperio y, a partir del siglo IX se intentó constituir una estructura política destinada a unificar todos los pueblos. Se trataba de resucitar el Imperio Romano, pero en ese momento de acuerdo con las instituciones y con las ideas cristianas (Sacro Imperio Romano) y con dos señores o gobernantes supremos, uno de carácter espiritual, el Papa, y otro de carácter temporal o político, el Emperador.
La aspiración de crear un Imperio cristiano gozó de alguna vigencia del siglo IX al XIII, pero en el siglo XIV esta idea entró en crisis debido a diversas causas, entre ellas el surgimiento del Principio de las nacionalidades, en virtud del cual cada nación aspiraba a tener su propio Estado soberano.

C - El surgimiento del Estado moderno
El surgimiento del Principio de las nacionalidades supuso el nacimiento del Estado moderno. Éste se configuró en un determinado territorio y se declaró soberano, totalmente independiente tanto de la autoridad del Papa como de la del Emperador.
Pero, al mismo tiempo, se fue afirmando también el poder de la organización estatal en el interior de sus fronteras y, paulatinamente, se fueron eliminando todos los poderes intermedios, la autonomía de las organizaciones gremiales y de los concejos municipales, las cortes tradicionales, etc. hasta convertirse en poder absoluto. Apareció, así, un Estado centralizado bajo la autoridad absoluta del rey, quien, con la ayuda de un ejército regular, controló todos los aspectos de la organización social.
Los teóricos más importantes de estas doctrinas fueron Guillermo de Occam y Maquiavelo, y su implantación política tuvo lugar con Luis XII de Francia, Enrique VIII de Inglaterra y Fernando Católico de España.

D - El nacimiento del Estado democrático
Plantación del árbol de la libertad, de Leseur
Los revolucionarios franceses de 1789, proclaman los principios
del gobierno democrático: libertad, igualdad y fraternidad.
El Estado absoluto llegó a su máximo esplendor en el siglo XVII, pero a partir de mediados del siglo XVIII comenzó su decadencia, debido, sobre todo, a las nuevas ideas surgidas en el ámbito de la Ilustración. Ésta fue un movimiento ideológico de carácter racionalista que ponía de relieve el derecho de los individuos (del pueblo) frente a los monarcas y la igualdad natural de los seres humanos frente al absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental, o expresado en pocas palabras, con la Ilustración comenzaron a surgir las ideas democráticas modernas de libertad, igualdad y fraternidad.
Por otra parte, la Guerra de la Independencia Americana (1775) y la Revolución Francesa (1789) supusieron el triunfo político de las citadas ideas y su implantación en la comunidad social. Nació, así, el Estado democrático y liberal, que durante los siglos XIX y XX se impone en casi todo el mundo civilizado.
El estado democrático se caracteriza porque en él participan todos los ciudadanos y los grupos sociales; el poder del gobierno y los derechos de los gobernados se encuentran establecidos por las leyes positivas, instauradas por los gobernados (bien directamente, mediante referendums, bien indirectamente, a través de sus representantes). Se pretende, de este modo, poder el Estado al servicio de la sociedad. Se trata de defender los derechos y libertades fundamentales de los individuos frente al poder. Desde este punto de vista, el concepto de Estado de Derecho se opone al de Estado absoluto o dictatorial, pues, como afirmó el presidente americano Abraham Lincoln (1809-1865), es un intento de establecer "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".

jueves, 17 de mayo de 2012

Estado, sociedad, nación y gobierno

El Estado, en tanto en cuanto asociación de carácter político dotada de personalidad jurídica propia, debe ser distinguido de otro tipo de realidades que guardan con él unas relaciones profundas y estrechas, a saber: sociedad, nación y gobierno.

  • La sociedad: En su significado más general, se entiende por sociedad (sociedad civil) el conjunto de individuos y agrupaciones que constituyen la base y la manifestación de la vida social, económica, cultural, recreativa, etc., o lo que es lo mismo, el conjunto de personas que conviven en un mismo territorio, formando parte de los diversos grupos, comunidades y asociaciones. En este sentido, el desarrollo de la vida social ha originado toda una amplia gama de asociaciones que son el fruto de la expresión de la libre voluntad y de la libre iniciativa de las personas. El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la propia sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta manera, podemos afirmar que la sociedad se encuentra constituida por la esfera privada e individual de las personas; el Estado, por el contrario, por lo público, por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el Estado es posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse a sí misma con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios asuntos.
  • La nación: El término "nación" se deriva de la palabra latina natio o natus, acto de nacer o relativo al nacimiento. En este sentido, nación viene a significar el conjunto de seres humanos (o pueblo) con un origen, un pasado o una patria (es decir, unos padres) comunes, y generalmente, establecidos sobre un determinado territorio. Vemos pues, que el concepto de nación, de manera principal, hace referencia a la idea de un pueblo con sentimientos comunes, sin que sea posible determinar de forma precisa, ni siquiera aproximada, el elemento aglutinante de dichos sentimientos. La idea de nación es, ante todo, una forma de comunidad, de sociedad natural que surge y se mantiene gracias al predominio de las relaciones de tipo afectivo, sentimental, cultural, lingüístico, etc. Frente a ella, el Estado significa una asociación (una organización) racionar y voluntaria de las personas y grupos que lo integran. En este sentido, un Estado puede encontrarse formado por varias naciones y, a la inversa, podemos hallar, también, una nación organizada en varios Estados federales, como por ejemplo Estados Unidos, México, Suiza...
  • El gobierno: El gobierno se encuentra integrado por el conjunto de personas que dirige el Estado, o expresado de otra manera, el conjunto de personas en quienes la sociedad civil delega directa o indirectamente el poder (o la autoridad) para dirigir el Estado: el jefe de gobierno, los ministros y el resto de las personas asociadas a la tarea de gobernar, que constituyen el poder ejecutivo. A este respecto, en los Estados democráticos actuales, la organización política se halla sometida a la voluntad popular por medio de diversas instituciones, entre las que cabe destacar las elecciones periódicas y el control de las actuaciones del gobierno por el Parlamento o las Cortes. El juego democrático se refleja, a la vez, sobre la estructura del Estado y sobre las funciones y actividades del gobierno. Por una parte, el conjunto de la administración se encuentra subordinada al gobierno, que es responsable ante el Parlamento o las Cortes (o ante los representantes del pueblo, esto es, ante el pueblo). Por otra, numerosos órganos de ámbito más reducido (gobiernos de las Comunidades Autónomas, diputaciones provinciales -o departamentos- y ayuntamientos) desempeñan un papel cada vez más importante en el gobierno del Estado. La organización gubernativa de los Estados democráticos posee una estructura vertical, junto con una pluralidad de órganos políticos y administrativos autónomos, y en último término, todos los poderes descansan en la voluntad libre del pueblo.
Adolfo Suárez, Presidente del gobierno español de 1976 a 1981


La organización del Estado
Para llevar a cabo sus tareas, el Estado se apoya en una determinada organización administrativa de carácter jerárquico, constituida por el gobierno y los políticos, personas a las que se ha otorgado poder o autoridad, cuya misión consiste en gobernar, y por personas con distintas cualificaciones técnicas y dotadas de ciertas capacidades administrativas (funcionarios), que son quienes se encargan de resolver, de acuerdo con las directrices legales emanadas del poder político, las tareas sociales que el Estado debe llevar a cabo.
Estos funcionarios, en la mayor parte de los países europeos, son seleccionados por medio de concursos y oposiciones, de acuerdo con sus titulaciones (o conocimientos) oficiales y en vista de las tareas sociales que es necesario resolver; se encuentran sometidos a determinados reglamentos administrativos generales e impersonales y se procura que, a pesar de encontrarse subordinados a las tareas y las leyes establecidas por los poderes políticos, su actividad sea independiente de toda ideología y de los partidos que detentan el poder; por ejemplo, tanto los médicos como los inspectores de Hacienda o los funcionarios del Ministerio de Agricultura han de cumplir sus tareas o deberes de acuerdo con las normas legalmente establecidas, independientemente de toda consideración política o afectiva.
No obstante, la organización del Estado, como todas las organizaciones sociales de cierto relieve, se encuentran rodeadas de divergencias y tensiones, de conflictos de intereses, tanto en lo que se refiere a los funcionarios y a sus niveles y estructuras como en lo que concierne a las relaciones entre los funcionarios y los poderes gobernantes.

sábado, 12 de mayo de 2012

Evaluar para conocer, examinar para excluir

Me encontré con este libro por casualidad, de estas cosas que tiene la publicidad de internet, que va registrando qué vas buscando, y así atraen tu atención con un producto nuevo. Y su título fue lo que me llevó a comprarlo, porque no conocía a su autor. Verdaderamente, ha sido un descubrimiento.
El libro es cien por cien recomendable. Y Álvarez Méndez nos explica desde diferentes perspectivas qué es la evaluación formativa.
Catedrático de Didáctica en la Universidad Complutense de Madrid, entiende y practica la evaluación desde una perspectiva crítica y ética, cuya única finalidad es servir al sujeto que se evalúa para que aprenda y mejore.
Como he hecho con otros libros, he ido tomando notas. Pero en esta ocasión, en lugar de publicar esas notas en este blog, dejo un enlace a un vídeo de la Universidad de Vigo, donde Álvarez Méndez dio una conferencia sobre este tema:
Conferencia de Álvarez Méndez en la Universidad de Vigo