Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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viernes, 28 de noviembre de 2014

Filosofía, Ciencia y Psicología

Platón hace notar que la Filosofía comienza con el acto de asombro. La Ciencia también empieza con el acto de asombro, y todas las ciencias, incluida la Psicología, fueron originalmente parte de la Filosofía. Los primeros filósofos griegos fueron en realidad filósofos-científicos que se preguntaron por la naturaleza esencial del universo. Gradualmente, al correr de los siglos, cada ciencia, empezando por la Astronomía, se desgajó de la Filosofía, para convertirse en una ciencia independiente. La Psicología permaneció en el redil de la Filosofía hasta el siglo XIX. Los primeros psicólogos científicos, como Wundt, Külpe y James, fueron también filósofos que muchas veces se servían de sus posiciones filosóficas para apoyar su investigación psicológica y viceversa.

Las primeras indagaciones filosóficas sobre el mundo fueron de carácter físico. Los filósofos, desde Tales hasta Demócrito, querían conocer cómo era el universo, cuáles eran sus componentes básicos y sus leyes. Pusieron los cimientos de la moderna Ciencia de la Naturaleza; y, de hecho, existen notables paralelismos entre el antiguo atomismo griego y la Física moderna. Dado que la Psicología es una ciencia, tiene contraída una deuda con estos pensadores, iniciadores de la Ciencia.
La naturaleza de la Filosofía se modificó, sin embargo, en la segunda mitad del siglo V a.C. Los filósofos dejaron de plantearse cuestiones de Física y comenzaron a plantearse cuestiones de Psicología. El interrogante físico básico es: ¿en qué consiste el universo para que las personas puedan conocerlo? El interrogante psicológico básico es: ¿qué es una persona para que pueda conocer el universo? Los filósofos dejaron de intentar conocer las características fundamentales de la materia, buscando en su lugar intentar comprender el conocimiento en sí mismo. ¿Qué es el conocimiento? ¿Cómo lo adquirimos? ¿Sobre qué versa? Este campo de la Filosofía se llama Epistemología, de las palabras griega episteme, conocimiento, y logos, narración o discurso. La Epistemología se halla, por naturaleza, relacionada con la Psicología, ya que son las personas quienes conocen y quienes aprenden. Platón convirtió a la Epistemología en el interés central de la Filosofía durante dos milenios. La Psicología, al menos tal y como fue fundada, es el intento de efectuar un maridaje entre la Ciencia y la Epistemología, de proporcionar respuestas científicas a las preguntas filosóficas. Los fundadores de la Psicología, como Wundt y James, así como otros psicólogos más recientes, como Piaget o Norman, son conscientes de ello. Los principales problemas psicológicos fueron inicialmente filosóficos y, por ello, es imposible entender la Psicología históricamente sin un conocimiento previo de la Filosofía y, en particular, de la Epistemología.
No debemos, empero, olvidar que la Psicología desposó a la Ciencia con la Filosofía. Los primeros psicólogos fueron filósofos, sin dejar, al mismo tiempo, de ser fisiólogos. Los seres humanos, en cuanto criaturas pensantes y cognoscentes, no pueden ser considerados con independencia de su dimensión de organismos biológicos. La Humanidad conoce, pero el conocimiento de la Humanidad es el resultado de sensaciones fisiológicas y de procesos corticales centrales. Desde el primer momento, los psicólogos han sido conscientes de esto, y ésta es la razón de que no podamos comprender la Psicología sin tener conocimientos de Biología. Pese a todo, otorgamos más peso a la Filosofía, porque los principales conceptos, problemas y cuestiones de la Psicología proceden de los filósofos, no de los biólogos.

domingo, 23 de noviembre de 2014

El saber de la acción: la hermenéutica

1.- ¿Descripción o comprensión?
Las acciones, al igual que todo aquello que rodea al ser humano, son o pueden ser objeto de investigación o explicación. La actividad teórica humana, el conocimiento, también puede orientarse hacia el ámbito práctico. Con esta orientación han ido surgiendo diferentes ciencias como la psicología o la sociología. Pero las acciones humanas no pueden ser estudiadas como objetos cualquiera del mundo. Podemos describirlas, pero no estaremos aproximándonos a lo esencial.

Puedo describir de manera muy precisa y objetiva lo que veo, pero con eso sólo no estoy dando cuenta del alcance de la acción que observo; por ejemplo, puedo describir cómo una persona empuja un balón entre tres palos, pero con esa descripción no estoy dando a entender que se trata de un gol que ha dado un importante triunfo a un equipo. La simple narración de cómo el jugador empujó el balón no es suficiente para explicar el alcance de su acción.

La importancia del concepto de inteligibilidad [comprensión] está muy relacionada con el hecho de que la más básica de las distinciones que están embebidas en nuestro discurso y en nuestra práctica en este aspecto es la distinción entre los seres humanos y los otros seres. A los humanos pueden pedírseles cuenta de sus acciones, a los otros no. Identificar un acontecimiento como acción es identificarlo con una descripción que nos lo haga inteligible, partiendo de las intenciones, motivos, pasiones y propósitos de un agente humano.
A. MacIntyre, Tras la virtud

2. Interpretación
En el caso de las acciones humanas no basta con la descripción física de lo que vemos, tenemos que comprender la acción, hacerla inteligible, es decir, conocer los motivos, fines, contextos sociales, etc. El saber de la acción que busca comprender el sentido de las acciones se denomina hermenéutica.
La hermenéutica designa a la vez una corriente filosófica y un método de aproximación a lo humano. En el caso de las acciones intentará comprender los motivos de una determinada acción, aunque para eso no podrá esquivar las explicaciones más objetivas y externas de la misma. El proceso hermenéutico que, partiendo de la descripción de las acciones, intenta comprender su sentido se llama interpretación.
La interpretación no se dirige sólo a textos, sino también a las acciones. Y, de hecho, el proceso de interpretación de ambos corre bastante paralelo. Por otro lado, la hermenéutica, cuando intenta interpretar las acciones, tiene muy presente que el grado de certeza y seguridad que se puede exigir en el mundo de la acción es diferente al que se exige al conocimiento del mundo natural.

3. Filosofías de la acción
Muchas veces se ha identificado filosofía de la acción y ética. Si tenemos en cuenta el análisis de la acción, podemos ver fácilmente que la ética y la filosofía de la acción son diferentes. La filosofía de la acción es más amplia, pues hay otros tipos de acción diferentes de las éticas o prácticas y, por otro lado, la ética obedece a procesos e implicaciones que exceden a una filosofía de la acción. Dos grandes corrientes filosóficas se han ocupado de la acción en el siglo XX: la filosofía analítica (con su método analítico-lingüístico) y la fenomenología (método fenomenológico).


4. Aristóteles, en los orígenes de la filosofía práctica
Aristóteles (siglo IV a.C.) es el primer gran pensador que elabora un análisis de la acción. En él encontramos tanto una reflexión sobre la acción humana, como el tipo de saber que le es apropiado. Con muchos siglos de adelanto plantea cuestiones propias de la filosofía más actual.

La filosofía analítica se presta a una comparación con la fenomenología, no solamente por lo que niega, sino por lo que hace; en ambos casos se trata de clarificar: clarificar es distinguir; decir 'esto no es eso', hacer listas, inventarios, en suma establecer diferencias. No desconozco la distancia que separa las dos teorías de la significación: la una más próxima a una definición por el uso, la otra a una definición por la captación intuitiva de un sentido. Pero el recurso al uso, por un lado, a la intuición, por otro, nos ponen en guardia contra las mismas pretensiones y las mismas ilusiones; por un lado, alcanzar un lenguaje lógicamente perfecto, por otro, una ciencia universal para todas las realidades por igual.

Aristóteles
(384 - 322 a.C.)
Aristóteles es a la vez el padre del método fenomenológico y del análisis lingüístico aplicado al actuar. No es casualidad que sea el único autor citado preferentemente por los filósofos analíticos, cuando tratan de la intención o de la acción. El trabajo de delimitación aplicado a la vez a la palabra y a la experiencia, ofrece el primer ejemplo histórico de conexión entre los dos métodos: en un único tipo de discurso, el de la clarificación, se articula al mismo tiempo la vivencia [fenomenología] y los enunciados sobre la vivencia [análisis lingüístico].
P. Ricoeur, El discurso de la acción (adaptado)

Lo que Aristóteles quiere decir es que en un mundo perfectamente transparente a la ciencia, es decir, en el cual estaría establecido que nada puede ser de otra manera a como es, no habría ningún sitio para el arte [técnica] ni, de manera general, para la acción humana.
P. Aubenque, La prudencia en Aristóteles

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Psicología, Ciencia e Historia

1. La Psicología es la tentativa de la humanidad de comprenderse a sí misma

Y todo nuestro conocimiento no es sino conocernos a nosotros mismos.
Alexander Pope, Ensayo sobre el Hombre

¿Qué es la Psicología? La respuesta que de ordinario se da en la actualidad es que la Psicología es la ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales. Pero en otros tiempos se definía como el estudio de la conducta del hombre y de los demás animales; y tal como la definía William James, se trataría de la ciencia de la vida mental.
La "Historia de la Psicología" habla de estos cambios de conceptualización, de por qué se producen y de quiénes los provocaron.
La Psicología tiene un largo pasado, pero una historia breve. Esto es, nuestro interés por conocernos a nosotros mismos de una forma rigurosa y científica sólo data de poco más de un siglo. La Psicología representa la empresa de la Humanidad por comprenderse a sí misma, por ordenar sus propios asuntos. Por una parte, cuenta con un largo pasado dominado por filósofos y otros pensadores. Por otra parte, los psicólogos han manifestado desde siempre diferencias sistemáticas sobre problemas tales como el objeto de conocimiento y el alcance de la Psicología, y sobre su metodología y procedimientos experimentales admisibles.
Todo campo sufre una evolución conceptual a través del tiempo, por lo que, para alcanzar una perfecta comprensión de cualquier ciencia, debemos analizar las causas históricas, tanto como las razones sistemáticas que han configurado su evolución. La Historia de la Psicología es algo más que una colección ordenada de nombres, fechas, lugares y realizaciones. Es la historia de los esfuerzos de los seres humanos por encontrar orden en sí mismos, y resulta de una compleja interacción de causas históricas y de razonamientos justificativos de los diversos sistemas.

2. La Ciencia

La Ciencia es el esfuerzo de la Humanidad para extraer orden del caos de las percepciones de los sentidos.
Siempre se contempla a la Psicología como una ciencia. Por consiguiente, para comprender la evolución de la Psicología, debemos determinar qué es la Ciencia.
Los científicos procuran producir explicaciones teóricas que expliquen un abanico de fenómenos heterogéneos. Nuestra experiencia nos revela un mundo en perpetuo cambio. A partir del flujo de la experiencia, el científico extrae regularidad y orden.
Además, la Ciencia es una empresa colectiva y pública, y el científico ha de someter sus ideas a los retos de sus colegas.
Un último rasgo distintivo de la Ciencia es que acepta la observación como árbitro definitivo de la verdad. Los científicos deben someter sus ideas al desafío de la realidad, planteando a la naturaleza preguntas que encuentran sus respuestas en los resultados experimentales.
No existe un método científico uniforme que, escrupulosamente aplicado, produzca el conocimiento científico. Los descubrimientos científicos han solido hacerse de diversas formas, algunas de las cuales son en extremo subjetivas.
¿Es la Psicología una ciencia? Semejante cuestión suele a menudo ser resuelta en sentido negativo por los filósofos, los científicos de la naturaleza, los profanos e incluso, a veces, por los propios psicólogos. Arguyen todos ellos que la Psicología está demasiado desorganizada, que su objeto de conocimiento es en exceso amplio, que no pasa de ser mero sentido común. En un sentido amplio, sin embargo, podemos afirmar que la Psicología reviste, al menos, carácter científico, incluso si no se trata de una ciencia única y unificada. Los psicólogos intentan descubrir orden en la conducta, los pensamientos, las memorias y los motivos de los seres humanos; dan cuenta de sus ideas y resultados en publicaciones y reuniones, en un esfuerzo por hacer de dicho orden algo colectivo y público; y someten sus teorías a la comprobación experimental.

La Ciencia en cuanto empresa humana
Para entender totalmente una Ciencia, debemos ocuparnos no sólo de teorías y métodos bien articulados, sino también de los con frecuencia ocultos factores humanos y sociales que afectan al funcionamiento del científico y de la comunidad científica.
Para que la investigación científica progrese, la comunidad científica tiene que llegar a un acuerdo sobre ciertas cuestiones básicas en un área de investigación particular. Sus miembros deben convenir en los objetivos de su ciencia, en las características básicas del mundo real que atañe a su objeto, en qué teorías constituyen una explicación válida de los fenómenos, y en los métodos de investigación y técnicas matemáticas permisibles.


Thomas Samuel Kuhn (1922-1996)
Estadounidense.
Físico, historiador y filósofo
de la ciencia.
En la Ciencia, el conjunto básico de presupuestos que suministran el marco de referencia en que trabajan los científicos se ha llamado paradigma. Un paradigma tiene dos componentes: la matriz disciplinar y los ejemplares compartidos (Kuhn, 1970). La matriz disciplinar consiste en un conjunto de presupuestos fundamentales, generalmente no explícitos, a menudo inconscientes y habitualmente no sujetos a comprobación empírica. Dichos presupuestos, sin embargo, suministran las bases para las hipótesis específicas que sí están sujetas a comprobaciones experimentales.
El segundo componente de un paradigma es un conjunto de ejemplares compartidos. Son modelos de investigaciones afortunadas, que suministran métodos sobre los que existe acuerdo para la investigación de nuevos problemas.
¿Cuáles son los efectos del paradigma? El paradigma, al dar respuesta a las cuestiones
metafísicas, libera al científico para que prosiga el trabajo de resolución de enigmas que supone la Ciencia. El investigador, por medio del paradigma, sabe más o menos en qué consiste la naturaleza; lo que queda por hacer es perfilar los detalles. Además, debemos tener en cuenta que los experimentos no ponen a prueba el paradigma; más bien son intentos de dar respuesta a los enigmas planteados por él. Si un científico fracasa en la resolución de un enigma, el fracaso es imputable al científico, no al paradigma.
Por tanto, es la posesión de paradigma y la consiguiente resolución de enigmas lo que hace posible el progreso científico. Y para que exista progreso, es necesario siempre que haya acuerdo sobre los presupuestos básicos.
Sin embargo, de la aceptación de un paradigma se deriva una consecuencia psicológica quizás no tan positiva. Cuando el científico adquiere un paradigma, aprende a ver el mundo de una forma determinada, y lo que observa en los datos depende del paradigma que ha adquirido. El estímulo, como la naturaleza, es una realidad inmodificable, por lo que el significado y la explicación de dicha realidad dependen de los antecedentes y del paradigma de cada científico. Por ejemplo, en psicología, el materialista y el espiritualista son víctimas, pues, de un conflicto de paradigmas, que no puede resolverse con el recurso a los datos, dado que cada uno de ellos los interpretará pertinazmente según su paradigma.
Finalmente, un paradigma traza los límites dentro de los que se desenvuelve la Ciencia, límites que sólo cabrá transgredir si el científico está dispuesto a arriesgarse a la crítica, al ostracismo e incluso al ridículo. No obstante, cabe la posibilidad de que este científico rebelde convenza a los demás de lo correcto de sus puntos de vista, y capitanee así una revolución científica, estableciendo un nuevo paradigma, una nueva forma de ver el mundo tan válida como la anterior.
Si la Psicología dispone o no de un paradigma, es una cuestión muy debatida. Por el momento, baste decir lo siguiente: cada sistema psicológico -estructuralismo, conductismo, cognitivismo, etc.- constituye un paradigma. Al contrario que en las ciencias físicas, las cuales por lo general poseen un único paradigma en cada época, en la Psicología se dan varios.

Teoría, método y datos
La teoría sugiere al investigador qué debe buscar. En torno a los presupuestos básicos de un paradigma, los científicos construyen un "cinturón protector" de teorías específicas y comprobables. Son éstas las teorías que se proponen, refinan o descartan, conforme avanza el programa de investigación. Forman un cinturón protector en el sentido de que los fracasos experimentales llevan a la modificación de las teorías específicas, no a la de los presupuestos básicos del núcleo teórico.
A partir de una teoría, el científico construye un modelo de la realidad. El modelo es una versión simplificada e idealizada de la realidad, el máximo que le está dado afrontar a una teoría. Una teoría científica no versa sobre el mundo real tal y como lo experimentamos, sino sobre modelos abstractos e idealizados. El mundo real, a diferencia del modelo, es demasiado complejo para hallar explicación en una teoría.
Estos modelos proporcionan a la Ciencia un enorme poder, ya que liberan a los científicos de la quimérica tarea de describir toda la realidad, la cual, debido a su infinita complejidad, nunca se conformará a teoría alguna. Al científico no le es posible aplicar su teoría a la totalidad del mundo, pero sí puede aplicarla al modelo. La Ciencia no progresa por la mera acumulación de datos, sino mediante el planteamiento de preguntas interesantes y teóricamente pertinentes sobre la Naturaleza. Los modelos permiten al científico imaginar cómo es el mundo, y probar y refinar sus teorías antes de enfrentarse a él.
Estas teorías y modelos idealizados permiten al científico formular poderosas y abarcadoras explicaciones de los fenómenos observados. El modelo incorpora ciertos ideales de orden natural, caracterizaciones de un mundo idealizado. Tales caracterizaciones, aunque ellas mismas no observadas, suministran las bases para la explicación de lo que se observa.

3. La Historia

¿Qué es la Historia?
El objetivo del historiador es dar sentido al pasado, y no tanto situar los acontecimientos en un tiempo lineal. Se trata de comprender los sucesos, conocer cómo y por qué se produjeron, y percatarse de su influencia sobre el futuro. No basta, por ejemplo, con decir que "Wilhelm Wundt fundó la Psicología en 1879" o que "el conductismo empezó a desintegrase en 1959 debido a la obra de Chomsky". Intentaremos comprender la importancia de estos acontecimientos, de qué forma encajan en la evolución conceptual de la Psicología, cómo llegaron a producirse, por qué sucedieron y qué efecto han tenido sobre el pasado.
Para entender el presente, debemos comprender el pasado. Esto ha llegado a convertirse en una perogrullada. Sin embargo, lo que a menudo no se entiende tanto es que el sentido que damos al pasado depende también de nuestros intereses actuales, de nuestro presente.

El cambio histórico
¿Cómo cambian los programas de investigación a lo largo del tiempo? ¿De qué forma reemplaza un paradigma a otro? El cambio científico es una modalidad de cambio histórico.
La polémica más antigua en el campo de las explicaciones históricas se centra en el grado en que los individuos hacen la historia. Los dos bandos en esta disputa suelen conocerse tradicionalmente como las teorías históricas del Gran Hombre y del Zeitgeist. La teoría del Gran Hombre supone que el cambio histórico es creado por grandes hombres, como Julio César, Napoleón o Hitler; y que el cambio científico es creado por figuras como Galileo, Newton o Einstein. Según este punto de vista, tales personas, por obra de su genio y personalidad, imponen sus voluntades a la historia. En consecuencia, la Historia es contemplada como la narración de los comportamientos de los individuos, en particular de los más destacados. Así pues, la Historia de la Psicología la compondrían las biografías de Platón, Aristóteles, Wundt, Freud, Watson, Skinner y Chomsky.
Nuestra época ha abandonado la teoría del Gran Hombre, favoreciendo la teoría del Zeitgeist, propuesta por primera vez en forma influyente por Hegel. Zeitgeist es un término alemán que significa "espíritu" (geist) de los "tiempos" (zeit), y quienes sostienen esta concepción creen que la Historia está determinada, no por las acciones de Grandes Hombres, sino por amplias fuerzas impersonales que trascienden a los individuos. Los defensores de la teoría del Zeitgeist dirían que, de haber muerto Freud estrangulado en su cuna, algún otro hubiera inventado el psicoanálisis, pues sus ideas estaban ya todas ellas latentes en el Zeitgeist del siglo XIX.
Nuestro enfoque consistirá en una prudente combinación de ambas concepciones. La Historia de la Ciencia es una Historia de las Ideas, más que una historia de acontecimientos o una serie de biografías.
Aunque algo parecido al psicoanálisis hubiera podido surgir de haber muerto Sigmund Freud cuando era niño, es prácticamente seguro que hubiera sido distinto en su concreción. Verdad es que los principales conceptos del psicoanálisis estaban todos disponibles a fines del siglo XIX; Freud no los inventó. Su genialidad consistió en soldarlos en una síntesis vigorosa y coherente, síntesis que habría sido diferente de haberla realizado cualquier otro espíritu; es decir, existía la posibilidad de utilizar los mismos conceptos, pero la forma de utilizarlos hubiera sido distinta.

El cambio científico
El cambio científico no siempre es gradual y continuo. Hay ocasiones en que una ciencia se ve arrastrada a un cambio radical en un breve espacio de tiempo, y los conceptos y problemas que antes ocupaban las mentes de los científicos simplemente se desvanecen. Un cambio así parece constituir más bien una revolución que una evolución.
Según Kuhn, cada ciencia atraviesa una serie de estadios diferenciados: comienza en un período precientífico, llamado preparadigmático. Durante este tiempo, los individuos interesados en un objeto de conocimiento dado todavía no están completamente de acuerdo sobre un conjunto de presupuestos paradigmáticos. Por el contrario, se hallan divididos en una serie de grupos rivales o escuelas. La investigación se emprende más que nada como parte de esta competencia, y no para resolver los enigmas planteados por el paradigma, ni para establecer las variables y datos básicos sobre los que erigir un paradigma. Este tipo de investigación se reduce a la acumulación de hechos al azar, más que a un esfuerzo concertado por comprender la Naturaleza.


Finalmente, una escuela alcanza el control de la disciplina y expulsa a sus competidoras. Se abre con ello una era de ciencia normal, en la que se trabaja en el marco de un paradigma. Durante este periodo, se logra un acuerdo sobre los principios básicos conforme los enigmas concretos van resolviéndose. No se desperdicia tiempo en luchar contra los paradigmas rivales, puesto que no existe ninguno.
No obstante, los científicos tropiezan inevitablemente con problemas que se resisten en su solución. A veces los científicos se encuentran con datos que son incongruentes con los principios del paradigma, pero no se toman demasiado en serio dichos datos. Pero algunas anomalías sí se perciben como importantes, y es a partir de ellas como puede venirse abajo un programa de investigación. La mayoría de las anomalías, sin embargo, consiguen al final ser explicadas en el seno del paradigma, haciendo ajustes dentro del cinturón protector. A veces ocurre también que un problema anómalo se resiste a toda solución y es archivado para ser abordado más adelante.
Puede, no obstante, suceder que una anomalía se resista a la solución y sea demasiado importante para ser archivada. En ese momento sobreviene una crisis durante la cual se abandona en gran medida la ciencia normal. Las restricciones del paradigma se relajan, quedando libres los científicos para seguir enfoques otrora prohibidos. Durante la ciencia normal la responsabilidad del fracaso a la hora de dar con resultados correctos recae sobre el científico; ahora la responsabilidad puede desplazarse al paradigma. El adoctrinamiento de los científicos jóvenes en el paradigma vigente se debilita, acelerando la esfumación del paradigma y la proliferación de enfoques rivales.
En ocasiones, una crisis queda resuelta mediante el hallazgo de la solución a una anomalía en el marco del viejo paradigma. Sin embargo, durante una crisis puede emerger un paradigma alternativo, y si consigue resolver la anomalía, es posible que se produzca una revolución científica. Tras la revolución, la ciencia sufre una transformación radical. Se adopta una nueva matriz disciplinar y un nuevo conjunto de ejemplares compartidos, siguiéndose un nuevo período de ciencia normal, en el que los científicos atacan un nuevo conjunto de enigmas. Finalmente, el nuevo paradigma triunfa.
Una revolución puede no acarrear progreso científico, porque el nuevo paradigma constituye un cambio en el punto de vista más que una adición respecto al anterior.
Ambas concepciones del cambio científico son polémicas, ya que contradicen nuestra opinión de sentido común que afirma que la Ciencia es siempre, y no sólo periódicamente, acumulativa y progresiva. La concepción que hace del cambio científico un resultado de la evolución de los conceptos implica que incluso la ciencia normal no es progresiva, sino únicamente adaptativa. Los conceptos no cambian conforme avanzamos hacia la verdad, sino que más bien responden únicamente a presiones localizadas de la selección. El mono no es más "avanzado" que el dinosaurio, sino tan sólo mejor adaptado al medio ambiente.

lunes, 3 de noviembre de 2014

La acción

El ser humano vive en un mundo plural y variado en el que desarrolla su capacidad de asombro y de pregunta por medio del conocimiento. Pero su modo de existir no es solo el conocimiento, sino también la acción. El ser humano actúa, interviene, modifica, desarrolla, es decir, ejecuta actos de diversos tipos, y con ellos va constituyéndose como persona y construyendo un mundo.
Las acciones que lleva a cabo el ser humano son de varios tipos. En primer lugar, actúa modificando el entorno y a sí mismo, construye artefactos, transforma la realidad. Se trata de la acción técnica, con la que busca una "segunda naturaleza" en la que hacer su vida. Este tipo de acción tiene que ver con el trabajo, con el esfuerzo de la realización. Pero, en segundo lugar, además de técnica, el ser humano, al actuar, toma decisiones sobre valores, determina qué acciones le parecen correctas o incorrectas, cuáles son buenas y cuáles conducen a la felicidad. Es la acción ética, en la que se justifican nuestros actos desde la libertad. En tercer lugar, el ser humano busca la belleza, la descubre en el mundo y también la crea: es la acción estética, un tipo de actuación muy peculiar en la que el agrado y el deleite cobran primacía, y el esfuerzo imaginativo y creador se convierte en satisfacción y gozo.
Estos tipos de acciones nos obligan a preguntarnos filosóficamente por su sentido. No se trata de la mera descripción sino de la pregunta por su significado. Aquí radica el peculiar modo de estar en el mundo del ser humano. Por eso merece la pena pensar por qué actuamos de este modo y qué pretendemos con ello. Resumidamente: qué y cómo somos seres humanos en la acción y a través de ella. Lo cual abre multitud de preguntas: qué debemos hacer, qué futuro nos espera o qué clase de mundo estamos construyendo.

1. Acción y libertad
Nuestro mundo es un gran escenario; lo podemos describir, narrar o conocer científicamente. Pero todo escenario pide una actuación. Y eso es lo propio del ser humano: la acción.
Hacemos algo con lo que nos vamos encontrando; de esta manera transformamos el mundo, nuestro escenario, y así lo habitamos. Pero, ¿lo hacemos libremente? ¿A qué responde nuestra acción? ¿A un plan prefijado? ¿A un guionista? ¿A unos instintos? ¿O son acciones personales y libres?
Estas y otras preguntas no dejarán de resonar en nuestros oídos. Con ellas nos introducimos en la difícil cuestión de la libertad.

Para el hombre de hoy, más aún que para el hombre de otros tiempos, la palabra "libertad" tiene una resonancia casi mágica. Suscita perspectivas fascinantes de realización humana.  La libertad es de algún modo la suprema aspiración del hombre, la meta de los esfuerzos comunitarios y personales. En una palabra, la libertad expresa el ideal de la plena realización del hombre. Esto implica por una parte que el hombre se vea liberado de las numerosas esclavitudes, y por otro que consiga ser plenamente él mismo.
J. Gevaert, El problema del hombre (adaptado)

2. ¿Qué es una acción?
La acción puede ser definida como aquella conducta humana mediante la cual se introducen cambios en nuestro entorno. No es lo mismo "considerar una cosa" o "conocerla" que actuar sobre ella. Esta sencilla diferencia es la que hace que distingamos entre lo práctico, el ámbito de la acción, y lo teórico, el del conocimiento.
La acción no es un movimiento; el movimiento sucede y nos limitamos a constatarlo. Es diferente decir "los músculos del brazo se contraen" que "levanto la mano para pedir la palabra". El movimiento es físico, y la acción es, además de algo físico, algo personal. A lo que sucede en la naturaleza no podemos denominarlo acción, pues la naturaleza no actúa. En la naturaleza suceden cosas; pero el ser humano hace que sucedan cosas.

3. Tipos de acciones
Las acciones pueden clasificarse de muchas manera. Esta pluralidad de clasificaciones corresponden a los diferentes criterios que se pueden utilizar:

 - Según el contenido: 
Haciendo un uso libre de la terminología aristotélica, podemos clasificar las acciones en:
Acciones prácticas: Son aquellas acciones que buscan la felicidad, la realización de uno mismo y de los otros. Son las acciones propiamente éticas y están referidas a la persona.
Acciones técnicas: Son las que hacen referencia al mundo natural y buscan su transformación. Son acciones de tipo instrumental que persiguen el dominio sobre el mundo. El trabajo humano es un ejemplo de este tipo de acción.
Acciones poéticas: Tienen que ver con el arte, la estética y el empleo del tiempo libre.

La actividad del artista, aunque sea una acción poética, no deja de tener implicaciones
prácticas (éticas), ya que nos presenta la realidad de una determinada manera.
 - Según el grado de conciencia: 
Otra forma de clasificar las acciones es atendiendo a la forma en que el sujeto está presente en lo que hace. Podemos distinguir, por ejemplo, entre acciones conscientes e inconscientes; en las primeras el sujeto que actúa está plenamente presente en su acción, no así en las segundas; estas últimas pueden ser reflejas; por ejemplo, cerrar los ojos cuando alguien de manera brusca acerca su mano a mi cara; o aprendidas, aunque las hagamos de forma automática, como, por ejemplo, montar en bicicleta; en esta acción hay implicadas gran cantidad de acciones de las que no soy consciente cuando realiza esta actividad.

 - Según la voluntad: 
También podemos diferenciar las acciones voluntarias de las involuntarias. Las voluntarias las hacemos de forma deliberada y las involuntarias sin proceso de deliberación.

 - Según el agente de la acción: 
Otra distinción habitual es la que suele hacerse entre acción social y acción colectiva. Ambas se oponen a la acción individual, que es la que realiza una sola persona sin necesitar de otras. La acción colectiva es la mera suma de acciones individuales; la acción social tiene además un carácter institucional, es decir, presupone una serie de normas o patrones de conducta que hacen posible esa acción. Por ejemplo, mover una mesa una persona sola es una acción individual; mover una mesa varias personas es una acción colectiva. Participar en unas elecciones democráticas, aunque sea una acción personal, que hago yo, sólo es posible en un marco social (una convocatoria de elecciones, un determinado sistema de gobierno...).

4. La gramática de la acción: ¿qué es una acción libre?
A pesar de la pluralidad de acciones que realizamos o sufrimos, las que nos definen plenamente son aquellas en las que ejercemos nuestra libertad: son las llamadas acciones libres. Para explicar lo que es una acción libre introducimos unas serie de conceptos y expresiones que son propios de nuestro discurso sobre la acción. Constituyen una red conceptual articulada. Son la gramática de la acción.

Las acciones libres:
  • Son intencionales: podemos apelar a ciertas intenciones o razones a la hora de ejecutarlas. El acto libre procede de una razón, de una intención, es decir, tiene un motivo; por tanto las acciones son voluntarias.
  • Tienen finalidad: con la acción que realizamos pretendemos alcanzar un objetivo, una meta. Es aquello que atrae e impulsa nuestro querer.
  • Son proyectadas: antes de ser realizadas han sido pensadas; los actos libres presuponen reflexión; de ahí que hablemos de conducta inteligente; las conductas libres son aquellas que nos proponemos. En esta proyección juega un papel fundamental la creatividad.
  • Son atribuibles a un agente: las acciones libre remiten a un autor, a una persona; la cual decide algo y se decide en ello. Toda acción pertenece a un sujeto, al que se le imputa.