Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 31 de julio de 2016

La experiencia metafísica: sentido y religión

La confianza depositada en la ciencia y la técnica no sólo nos ha proporcionado más poder para el dominio de la realidad, sino que nos ha hecho más conscientes de nuestras limitaciones. Nuestra impotencia ante la muerte, la existencia de genocidios y campos de concentración, las habituales catástrofes naturales o la posibilidad de diseñar la especie humana en un laboratorio, son acontecimientos que nos sitúan ante la pregunta por el poder y el sentido de la realidad en su conjunto. Esta situación ha despertado la experiencia metafísica como búsqueda de sentido, tanto en la esperanza de nuevos humanismos como en las expectativas de las religiones.

La muerte: horror y fascinación
La muerte es a la vez horrible y fascinante; por lo tanto no puede dejar a nadie indiferente. Horrible porque separa para siempre a los que se aman; porque el chantaje de la muerte es el instrumento privilegiado de todos los poderes; porque hace que nuestros cuerpos terminen por desintegrarse en una podredumbre innoble. Fascinante porque renueva a los vivos e inspira casi todas nuestras reflexiones y nuestras obras de arte; al tiempo que su estudio constituye un camino real para captar el espíritu de nuestra época y los recursos insospechados de nuestra imaginación. Puede decirse con verdad que amar la vida y no amar la muerte significa no amar realmente la vida.
L. V. Thomas, La muerte

La actitud religiosa como compromiso y consuelo
Hoy es frecuente llamar "lúdica" a la actitud religiosa; es coherente por cuanto ésta se desinteresa de metas de utilidad y encuentra la vida digna de celebración. Pero la religiosidad no es simplemente lúdica, pues pone en su empeño de búsqueda de salvación una absoluta seriedad; por eso, tampoco se satisface con la belleza si la belleza no tiene "verdad". Frente a la soledad heroica con que el sujeto moral -individual o colectivo- lleva "autónomamente" el peso de su compromiso y responsabilidad, el hombre religioso se siente responsable, sí, pero últimamente aliviado de su responsabilidad ("salvado") por lo mismo sagrado por cuya atracción actúa.
J. Gómez Caffarena, La entraña humanista del cristianismo (adaptado)

1. La experiencia metafísica: la arriesgada aventura de existir
El hombre es un animal inquieto e insatisfecho que no encuentra sentido en cualquier explicación que se le ofrece, anda siempre buscando un "porqué" a todas sus preguntas, le gustaría dejar de ser un náufrago de la vida y pisar tierra firme para tener seguridad en los proyectos que emprende. Esta búsqueda de "tierra firme" para sus proyectos está en el origen de una experiencia metafísica que es una experiencia de :
  • Finitud: porque es frágil, vulnerable y, tanto física como mentalmente, limitado.
  • Poder de lo real: porque se siente desbordado por una realidad que lo apodera, lo orienta y lo sitúa ante el conjunto de la realidad.
  • Libertad: porque orienta su vida como posibilidad, proyecto, aventura y creación.
  • Plenitud: porque llena su vida de significados y la descubre valiosa, a pesar de lo insignificante que es en la totalidad del universo, la historia o la vida humana.
2. El sentido: problema metafísico y misterio humano
Más que tierra firme, el esfuerzo del ser humano ha producido pistas y orientaciones con las que se ha ido manteniendo a flote en el tiempo. La filosofía, la religión y la cultura son orientaciones con las que evitar el naufragio de la vida. Fruto de este esfuerzo ha sido la explicación de numerosos problemas que parecían inexplicables: curación de enfermedades, previsión de catástrofes, supresión de sacrificios, etc. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, los problemas no se terminan, incluso se generan otros nuevos (genoma, clonación, etc.). Este esfuerzo nos muestra que el sentido de la vida no es sólo un problema científico sino que tiene mucho de aventura, misterio y experiencia del poder de una realidad que nos desborda y atrapa. Una experiencia que Xavier Zubiri describía como "religación" a lo real.

Tres caminos para el sentido
Si indagamos cómo se comporta el hombre de la calle en su búsqueda de sentido, descubrimos que existen tres caminos principales que conducen a la realización del sentido: el primero consiste en llevar a cabo una acción o crear una obra; el segundo supone experimentar algo o encontrarse con alguien; en otras palabras, el sentido puede hallarse no sólo en el trabajo sino en el amor. Sin embargo, el camino más importante es el tercero: al tener que enfrentarnos a un destino que no está en nuestras manos cambiar, nos sentimos interpelados a sobreponernos a nosotros mismos y a crecer más allá de nosotros mismos; en una palabra, a cambiarnos a nosotros mismos. Y esto es igualmente aplicable al dolor, a la culpa, a la muerte, hasta el punto de que podemos convertir el sufrimiento en una realización y logro humano, deducir de la culpa la oportunidad de cambiar a mejor, y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para actuar de manera responsable.
V. R. Frankl, Logoterapia y análisis existencial

3. La muerte, una situación límite
Una de la situaciones humanas más inexplicables es la de la muerte. Es una situación que no sólo ha generado explicaciones científicas o creencias religiosas, sino que se encuentra en el origen de la filosofía como actitud radical.
A diferencia de las situaciones donde los problemas pueden ser resueltos por algún tipo de razonamiento, hay situaciones donde la realidad nos desborda y, entonces, descubrimos nuestra impotencia. Estas situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad para encontrar una explicación reciben el nombre de situaciones límite. La muerte es una situación límite que pone la prueba la radicalidad de cualquier filosofía.

4. La angustia ante la muerte: problema y misterio
La muerte ha sido para la filosofía mucho más que un problema. La muerte no es una cuestión científica, técnica o médica que podamos afrontar y delimitar con precisión. Es, en gran medida, un misterio porque genera en nosotros una cantidad de preguntas para las que no siempre tenemos respuesta. La inquietud que genera en nosotros no se calma racionalmente con facilidad, por eso genera una inquietud radical que llamamos angustia.

Poder y límites de la medicina
Se ha perdido la humildad de la medicina ante el poder de la naturaleza. Con el espectacular aumento de los conocimientos científicos cada vez estamos menos dispuestos a admitir que aún controlamos muchas menos cosas de las que nos gustaría. Los médicos aceptan la presunción de que la ciencia nos ha hecho todopoderosos y, en consecuencia, de que somos los únicos adecuados para juzgar cómo hemos de emplear nuestra capacidad.
S. B. Nuland, Cómo morirnos (adaptado)

Aproximación al concepto de muerte
Se plantea en términos tan heterogéneos que debemos preguntarnos si cada vez que se lo nombra se está hablando de la misma cosa. No es propia sólo del hombre y los seres vivos. Afecta a todo lo que tiene dimensión temporal: las sociedades se desmoronan, los sistemas culturales y las etnias entran en decadencia, los objetos se desgastan convirtiéndose en residuos y ruinas, y las estrellas perecen de dos manera: transformándose en enanas blancas o, por explosión, en supernovas. Se habla así, desde una perspectiva específicamente humana, de muerte física o caída en lo homogéneo y la entropía, que afecta al cuerpo máquina; de muerte biológica, que culmina en el cadáver; de muerte psíquica, la del "loco" encerrado en su autismo; de muerte social, por último, que se manifiesta en la reclusión carcelaria o psiquiátrica. A lo que habría que agregar la muerte espiritual, es decir, la del alma en pecado mortal según la doctrina cristiana.
L. V. Thomas, La muerte (adaptado)

Muerte y sinsentido
La muerte es la separación irremediable: los movimientos biológicos pierden toda dependencia respecto al significado, la expresión. La muerte es descomposición: es la no respuesta. Alguien que muere: un rostro que se convierte en máscara. La expresión desaparece. La muerte, en lugar de dejarse definir en su propio acontecimiento, nos afecta por su sinsentido. El punto que parece indicar en nuestro tiempo es un signo de interrogación: una apertura hacia lo que no aporta ninguna posibilidad de respuesta. Tal interrogación es una modalidad de la relación con el más allá del ser.
E. Levinas, Dios, la muerte y el tiempo (adaptado)

martes, 26 de julio de 2016

Gadamer: Comprender el arte es descifrar la vida

Hans-Georg Gadamer (1900-2002)
Hans-Georg Gadamer es uno de los filósofos más importantes del siglo XX. Tras la segunda guerra mundial y después de trabajar en numerosas universidades alemanas, llegó a Heidelberg, donde redactó su gran obra: Verdad y método. En un ambiente dominado por la filosofía de la ciencia o el marxismo, su obra parecía tener poca importancia porque habla de la "experiencia estética" y la "verdad del arte". Ahora bien, esta experiencia estética no es una experiencia añadida a otras experiencias humanas, sino una experiencia de relación, pertenencia y encuentro con el mundo. Comprender el mensaje de una película, una novela o una obra de arte es "comprender-se" a uno mismo en el mundo, "saber-se" perteneciendo a un mundo común. Por eso, "comprender el arte es llegar a descifrar la vida".

1. El gran libro del mundo
Hasta la publicación de Verdad y método (1960), la "hermenéutica" era una palabra que usaban los juristas y teólogos para describir las técnicas de interpretar sus textos. Desde entonces se ha convertido en la palabra que designa la experiencia de la condición humana porque el ser humano está en el mundo como un "intérprete", como alguien situado entre un conjunto de signos a los que les busca un sentido. Cada uno de nosotros es un "intérprete", un "hermeneuta" que cotidianamente descifra el sentido de su vida en el gran libro del mundo.

2. Dialogar y razonar
Para Gadamer, el diálogo no es un simple recurso que el ser humano tiene a su disposición para comunicarse. El diálogo no es un medio de comunicación, sino el medio propio que hace posible la comunicación. Dialogar no es hablar para transmitir o intercambiar un mensaje con la finalidad de convencer o razonar. Un diálogo exige disposición de los interlocutores para que entre ellos se produzca la comunicación. No como consecuencia de las razones que uno le impone al otro, sino como consecuencia de la palabra compartida. Esta palabra compartida guía a los interlocutores y ninguno de ellos ha "llevado la conversación". Para Gadamer, la filosofía no es una técnica para razonar, sino un arte de dialogar. 

3. El arte como juego, símbolo y fiesta
Esta idea de diálogo también le sirve para analizar el arte. Con el arte se establece un diálogo con el mundo. Hacemos que el mundo sea habitable y por ello el arte es "juego, símbolo y fiesta".
El arte es juego porque supone la existencia de unas reglas y un movimiento de la libertad humana. Al igual que el jugador, el artista siente el riesgo de la libertad para crear. Saber jugar es saber participar, saber poner las reglas al servicio de la libertad. También es símbolo porque la realidad de un cuadro, un poema o una obra musical representan mucho más que una simple tela, un conjunto de frases o una agrupación de signos. Son símbolos porque en ellas alguien expresa su identidad, pero también son un símbolo para el público porque con ella establece una comunicación y puede identificarse. La obra de arte permite descubrir sensaciones, recordar impresiones, traer a la memoria ideas o reconstruir experiencias. Así, el arte no sólo facilita la expresión, sino la interacción y la comunicación.
De la misma manera que los días laborales son días de separación y ocupación en nuestras actividades, los días de fiesta son días de comunidad, encuentro y celebración. Esta experiencia de la fiesta también es propia del arte como medio de comunicación. De la misma forma que la fiesta puede unir a los miembros de una comunidad, así Gadamer llega a decir que "la ópera o los discos de canciones modernas son igual de legítimos si tienen la capacidad de emitir un mensaje o instituir una comunicación".

4. La innovación artística en la sociedad de la información
Una de las preocupaciones más importantes de Gadamer ha sido la búsqueda de la dimensión histórica de los problemas filosóficos. Cuando en los años sesenta se extiende la idea de que puede desaparecer el criterio para valorar una obra de arte, Gadamer recuerda que se trata de un problema antiguo que hoy se plantea de forma nueva: ¿qué es una obra de arte en una cultura de masas donde el ser humano vive una existencia fragmentada?, ¿qué sensibilidad tiene el ciudadano en la era de la información? Más que hablar de "fin del arte", es preferible hablar de los comienzos de un "arte nuevo" para una nueva sensibilidad.

Innovación y resistencia
En una época en la que las técnicas de información y reproducción constituyen una auténtica lluvia de estímulos sobre los seres humanos, la realización del arte se ha convertido en una tarea difícil. El artista de la actualidad, sea cual sea su arte, tiene que luchar contra una marea que embota toda sensibilidad. Precisamente por esto el artista actual tiene que ofrecer excentricidades para que la fuerza persuasiva de su obra resulte efectiva y la excentricidad se convierta en una nueva familiaridad. El pluralismo de la experimentación es por ello inevitable en nuestra época. La excentricidad hasta el límite de los incomprensible es la única ley bajo la cual la fuerza creadora del arte puede realizarse en una época como la nuestra.
Hoy se trata de incorporar el arte a la existencia terriblemente fragmentada en que no deja de moverse el arte actual. Si cambian las formas de vida al mismo ritmo que nuestro presente, las respuestas artísticas a este presente tendrán que contener una fuerza especialmente excéntrica. Tal vez la diferencia entre el arte actual y el anterior no sea tan grande como suele parecer cuando desde el presente se reflexiona en profundidad sobre su actualidad o su pasado más inmediato. Lo que se ha llamado el "fin del arte", el fin de la incansable voluntad creadora de los sueños y los deseos humanos, no se producirá mientras los seres humanos conformen su propia vida. Cualquier hipotético "fin del arte" será el comienzo de un arte nuevo.
H.-G. Gadamer, La herencia de Europa (adaptado)

jueves, 21 de julio de 2016

Mundo artístico y vida cotidiana

1. El funcionalismo: ¿arte o artesanía?
El mundo artístico no es un mundo segregado y diferente de la vida cotidiana. Desde las pinturas rupestres hasta los ordenadores de última generación el mundo del arte ha estado integrado en la vida cotidiana. Esta integración hace que nos preguntemos por la utilidad y el gozo que pueden proporcionar la belleza y el arte a la vida cotidiana. Cuando esta integración es total y el mundo artístico se pone al servicio de la utilidad nos encontramos ante el funcionalismo.
El funcionalismo, avalado por las posibilidades tecnológicas de producción y reproducción de obras, disuelve las fronteras entre el arte y la artesanía. Al convertir el arte en arte "útil" y "funcional" se desarrolla una estética donde la creación artística está al servicio de la reproducción de artefactos útiles.


2. El diseño se apodera del universo urbano
La integración del arte en la vida cotidiana se realiza tanto en la vida privada como en la vida pública. El frío funcionalismo con el que se han realizado los trazados de las ciudades y con el que se han realizado numerosas obras públicas está siendo desplazado por una nueva estética. Sin perder de vista la utilidad y funcionalidad de los espacios y obras públicas, esta nueva estética busca elementos de calidez, de proximidad y de familiaridad. Son los elementos de diseño que transforman los elementos útiles en objetos diferentes, distintos, cálidos y próximos.

3. Arte y estilo en la identificación personal
La integración del arte en la vida privada también incorpora elementos de diseño que combinan la utilidad de la belleza. Desde los objetos personales más públicos como un coche, hasta la elección de las prendas de vestir más íntimas, pasando por la selección de los electrodomésticos del hogar, el consumidor contemporáneo quiere diferenciarse, busca objetos con los que pueda identificarse, que digan algo de él y su personalidad, que representen o expresen algún sentimiento suyo. Hoy no sólo buscamos objetos o prendas útiles y de diseño, sino objetos y prendas que expresen nuestro estilo de vida. 

4. Arte y tecnología: ¿un matrimonio de conveniencia?
Las enormes posibilidades que el arte contemporáneo nos ofrece para encontrar un estilo de vida propio están condicionados por la tecnología. De hecho, la tecnología no sólo permite reproducir objetos en serie y hacer más accesible el arte a todos los públicos, sino que le permite al propio destinatario diferenciarse y encontrar objetos "a la carta". ¿Nos ofrece la tecnología una oportunidad para encontrar un estilo de vida propio? ¿Estamos asistiendo a un matrimonio de conveniencia entre el arte y la tecnología?

El uso creativo de la tecnología
Nos encaminamos, a través del desarrollo espectacular de los soportes electrónicos y digitales, hacia un horizonte cultural caracterizado por la posibilidad, digo "posibilidad", de un uso creativo individual de la tecnología. Lo que en el universo cultural global supone grandes empresas, trabajo colectivo, en el terreno de las artes se configura como espacio, individual o de grupo, de experiencias creativas. Cada vez avanzamos más hacia el irreversible final de la función artística concebida en términos de "maestría" o "destreza", en conexión con la artesanía. El arte de nuestro tiempo extrae ya todo su oxígeno de su diálogo con la tecnología, de su capacidad para apropiarse de la formidable potencia de representación que ésta posee y, a la vez, para cuestionar sus derivaciones negativas, antihumanas. Hoy en día, y sin duda por el impacto producido por la expansión de la nueva cultura electrónica y digital, las artes plásticas registran una presencia cada vez más acusada de lo narrativo. El lema sería algo así como contar historias. Con palabras, con imágenes, con bits... La cosa no ha hecho sino empezar, está sólo en sus inicios. No cabe duda de que el arte del siglo XXI dispondrá cada vez más de posibilidades de soportes y procedimientos tecnológicos que incluso hoy, por su complejidad y riqueza, nos pueden resultar cercanos a la magia.
José Jiménez, Un arte dislocado (adaptado)

Arte y cibernética
La utilidad de la cibernética está en que delimita el campo de invención, pero no lo elimina. Difícilmente pueden introducirse con suficiente precisión variables que correspondan, positiva y directamente, a valores estéticos. El arte es siempre cualitativo. La máquina calculadora puede utilizarse provechosamente para explorar lo que E. Souriau llama la "arquitectónica de lo posible". El arte cibernético responde a necesidades de una época que se caracteriza por la socialización y al mismo tiempo por la masificación de la sociedad. Una sociedad de masas requiere un arte de masas. La máquina se presenta como el instrumento ideal para la multiplicación de la obra de arte, para eso que Abraham Moles llama "banalización de lo único".
Juan Plazaola, Introducción a la estética (adaptado)


 

viernes, 15 de julio de 2016

Héroes cotidianos

Es el segundo libro que disfruto de Pilar Jericó. En este caso, se trata de un libro breve, sencillo, centrado en cómo cada uno de nosotros podemos aprovechar nuestro potencial de heroicidad para salir fortalecidos de nuestras dificultades. En la imagen de arriba, se encuentra representada su "senda de los hérores cotidianos", un modelo que recoge los pasos de esta aventura, desde la negación y el miedo ante los problemas y la posterior caída y oscuridad, hasta el momento de nuevos aprendizajes y de crecimiento personal.
Si te interesa acceder a mi selección de las ideas fundamentales del libro, pincha aquí.

miércoles, 13 de julio de 2016

La estructura de la obra de arte

1. La obra de arte: síntesis de materia y forma
Uno de los problemas más importantes de la estética es delimitar y precisar la estructura de una obra de arte. ¿Por qué decimos que la Novena sinfonía de Beethoven es una obra de arte y los acordes de la guitarra que oigo a mi vecino no lo son?, ¿qué es lo que convierte un simple lienzo en una obra de arte? La estética describe la obra de arte como una síntesis de elementos materiales y elementos formales. Una simple agregación o acumulación de elementos materiales (pigmentos, acordes, etc.) no es una obra. Tampoco una simple intuición, representación mental o idea imaginada es una obra. Tiene que haber, a la vez, materia y forma, mármol e imaginación, pigmentos y representación, intuición y notas.
Esta síntesis también puede ser descrita como una síntesis entre "la tierra" como símbolo de la parte material de cualquier obra y "el mundo" como símbolo de un sentido o conjunto de significaciones que el artista arranca a la tierra. En expresión de Durero, el arte está en la naturaleza, pero hay que arrancárselo.

2. Estructura de la obra de arte
Para conocer con precisión una creación artística y clasificarla como obra de arte tenemos que prestar atención a los distintos planos desde los que puede ser analizada. Aunque en un primer momento podríamos distinguir entre el plano de lo más inmediato o real y el plano de lo que la obra evoca o irreal, algunos filósofos de tradición fenomenológica como Michel Dufrenne distinguen cuatro planos:
  • Material: El conocimiento del material con el que está hecha la obra. Ante todo, una obra es algo físico que para el artista es un material originario. Trátese del mármol, del lienzo, de pigmentos, de cartón o de material desechable, siempre hay un plano material desde el que podemos aproximarnos al arte.
  • Sensible: Cuando el artista elige el material también está eligiendo la sensibilidad con la que realizará la obra. Para un artista, la elección del mármol, del hierro, el barro o la porcelana no es una elección casual, elige una materia con la que se hará presente la intuición o forma imaginada.
  • Representativo: La elaboración del material ha hecho posible que el elemento físico deje de ser una materia muerta y se convierta en una materia con vida. En la obra de arte se da vida a la materia.
  • Expresivo: Es el plano por el que encontramos en una obra pluralidad de significaciones. Las obras son símbolos que pueden expresar significados muy variados, desde aquellos en los que se transmite la intención del artista hasta aquellos que encuentra el público sin que el artista lo hubiera pretendido. La obra de arte mantiene abierta la comunicación humana.
3. Categorías estéticas en la creación artística


Para describir la estructura de una obra de arte también podemos servirnos de un conjunto de categorías o conceptos fundamentales. Estas categorías son útiles para valorar y juzgar los procesos de creación artística. Aunque pueden realizarse otras enumeraciones, lo más importante de una categoría estética es la posibilidad de facilitar la expresión y la comunicación.
Pablo Picasso, Guernika
4. Nietzsche y el arte griego
La estética contemporánea tiene en la figura de Nietzsche uno de los filósofos más representativos. Como profesor de filología griega en la Universidad de Basilea se ve obligado a demostrar sus conocimientos del mundo antiguo y fruto de varias conferencias fue la elaboración a partir de 1870 de un conjunto de trabajos titulados El nacimiento de la tragedia. En ellos sintetiza en las figuras de Apolo y Dioniso dos sensibilidades que no sólo se hallan presentes en el arte griego, sino en toda la historia del arte occidental. Lo apolíneo y lo dionisíaco son símbolos para interpretar no sólo el arte, sino el conjunto de la vida.
En la esfera del arte representan antítesis estilísticas que caminan uno junto a otra, casi siempre luchando entre sí:
- Apolo: Dios del resplandor, del sol y de la luz. La bellaza es su elemento, la eterna juventud le acompaña. También la bella apariencia del mundo onírico es su reino. Es también el dios del conocimiento verdadero.
- Dioniso: Dios de la embriaguez, del instinto primaveral y de la bebida narcótica. Simboliza la ruptura con la individualización porque el individuo se abre a la especie. Las fiestas a Dioniso no sólo establecen un pacto entre los hombres, sino que los reconcilian con la naturaleza. Así como la embriaguez es el juego de la naturaleza con el ser humano, así el acto creador del artista dionisíaco es el juego con la embriaguez.

domingo, 10 de julio de 2016

Teorías filosóficas en la búsqueda de la belleza

1. La belleza, alas para vivir
En uno de sus diálogos, Platón describe la belleza como aquello que provoca una elevación del alma humana. Cuando el ser humano conoce la belleza, va recobrando unas alas que había perdido cuando llegó a este mundo. Estas alas le permiten volar y mirar hacia lo alto, descuidando por ello las cosas que le atan a la tierra. Quien así se eleva es acusado de estar loco por estar más pendiente de la belleza que de los asuntos de la tierra. Este vuelo que hace agradable la vida provoca una embriaguez y desconexión de la realidad que Platón describe similar a una "locura de amor".

2. ¿Belleza natural o belleza artística?
Uno de los problemas más importantes de la estética es determinar si el encuentro con la belleza es un encuentro con algo que el hombre descubre en la naturaleza o con algo que es fruto de la creatividad humana.
La contemplación de un paisaje nos descubre una belleza natural que no podemos atribuir a la creatividad humana y por ello la belleza tiene una dimensión natural. Otras veces, la contemplación de una pintura, una audición musical, una escultura o una obra de arte nos ponen en contacto con la belleza. Entonces se plantean numerosos problemas filosóficos: ¿cuándo decimos una obra es "artística"?, ¿qué es lo que nos permite asignar belleza a una obra u objeto creado por el hombre?, ¿reproduce o imita el artista la belleza natural?
La teoría estética nos proporciona una respuesta cuando estudia las distintas teorías sobre la belleza.

La esencia de lo bello no estriba en su contraposición a la realidad, sino que la belleza, por muy inesperadamente que pueda salirnos al encuentro, es una suerte de garantía de que, en medio de todo el caos de lo real, en medio de todas sus imperfecciones, sus maldades, sus finalidades y parcialidades, en medio de todos sus fatales embrollos, la verdad no está en una lejanía inalcanzable, sino que nos sale al encuentro. La función ontológica de lo bello consiste en cerrar el abismo abierto entre lo ideal y lo real.
H. G. Gadamer, La actualidad de lo bello

3. Teorías sobre la belleza
El estudio de la belleza ha dado lugar a una serie de pronunciamientos que podemos agrupar en estas teorías:
- Naturalismo: Es una teoría estética donde se afirma que la belleza que tienen las obras artísticas tiene su origen en la imitación (mimesis) de la belleza de la naturaleza. Los artistas reproducen, imitan, copian y desplazan la belleza de la naturaleza a sus creaciones. El orden, la perfección y la armonía son categorías naturales que el artista reproduce. Platón y sus seguidores en el Renacimiento serían los representantes más significativos.
- Esteticismo: La belleza del arte ni reproduce ni imita la belleza natural, es una belleza libre e independiente de la naturaleza. La creación artística es un ejercicio absoluto de la imaginación y la libertad humanas. No es el arte el que imita a la naturaleza, sino la naturaleza la que está al servicio del arte. Esta libertad absoluta de la imaginación es propia del arte romántico, que idealiza la figura del genio como aquel individuo agraciado de tal forma por la naturaleza que es capaz de distanciarse de la técnica artística y crear sus propias reglas.
- Formalismo: Insatisfechos con las simplificaciones naturalistas o esteticistas, los formalistas defienden un concepto intermedio de belleza, a medio camino entre la belleza natural y la belleza del genio. El artista no imita ni reproduce la belleza natural, se esfuerza por dar forma a unos elementos materiales (óleo, mármol, etc.). Para eso no sólo necesita tantear y esbozar, sino probar una y otra vez hasta que consigue crear algo bello. Para crear no sólo es preciso saber ver y tener una sensibilidad despierta, sino saber hacer para componer y organizar unos materiales que actúan como signos. Por eso se dice que el arte es un lenguaje y la obra de arte un símbolo o una forma simbólica.

viernes, 8 de julio de 2016

La experiencia estética

Una de las dimensiones fundamentales de la acción humana es la dimensión estética. Gracias a ella la vida humana está llena de formas y luces, colores y ritmos, músicas y sonidos, sueños e imágenes. El mundo deja de ser un espacio frío e inhóspito para convertirse en un escenario multicolor donde aparecen y desaparecen objetos que no son simples cosas, sino obras cuya mayor o menor belleza, cuyo mayor o menor agrado mantiene despierta nuestra sensibilidad.
Esta interpelación cotidiana de la belleza recibe el nombre de experiencia estética y de ella nace el mundo de la creación artística.

Arte en tiempos de globalización
A la vez que forman parte de ese continuo de la representación, el modo específico de hacerlo de las distintas artes es el de la singularización: la obra de arte tiene, en nuestro tiempo, el sentido principal de una ruptura, de una diferenciación en la cadena indistinta de signos que constituye el universo cultural de las sociedades de masas. Frente a la globalización comunicativa, el arte aísla, corta, detiene, ralentiza, acelera, invierte y subvierte. En definitiva, diferencia la imagen, estableciendo así una pauta de autonomía de sentidos que le hace posible seguir siendo poiesis, producción de conocimiento y placer, puesta en obra de la verdad y de la emoción a través de la síntesis de lo sensible y el concepto.
José Jiménez, Un arte dislocado

El cine
Con la aceptación del cine como arte autónomo llegó un público alejado del consumo del arte, y llegaron unos fabricantes de ese mismo arte sumamente sospechosos, pero puramente modernos. Era un arte con cierta vocación por el asombro y la trastocación de tiempos y espacios, pero muy lejos de la especulación teórica y académica, utilizando sobre todo los cuerpos, las miradas y el deseo. Aparece como un arte de masas y coincide con el desarrollo popular de inventos como el teléfono, la radio, la producción en serie de automóviles y el turismo. No se entendería este arte sin el cruce significativo de arte de masas y sociedad industrial.
Manuel Gutiérrez Aragón, Las transformaciones del arte contemporáneo


1. Poética y filosofía
La vida tiene una dimensión estética de la que siempre se ha ocupado la filosofía. En los orígenes de la filosofía griega, esta dimensión estética nace del encuentro con "lo bello" (to kalon) y de habilidades (techne) que el ser humano tiene para comunicarse y representar narraciones (épicas, líricas o dramáticas). Aunque estas habilidades hayan sido adquiridas mediante un entrenamiento o una técnica, dependen de las capacidades naturales que los dioses han concedido a los seres humanos y reciben el nombre de inspiración (poiesis).
La inspiración es un don divino con el que los artistas pueden despertar la admiración por "lo bello" que hay en la perfección, el equilibrio y la armonía de la naturaleza. Por eso Platón dice que los poetas son "intérpretes" de los dioses, mediadores entre los dioses y los hombres. Unos años más tarde, Aristóteles clasifica los distintos géneros de arte e inspiración en dos de sus obras más importantes: la Poética y la Retórica.

La inspiración de los poetas 
Todos los buenos poetas, épicos o líricos, componen sus hermosos poemas, no por arte, sino porque están inspirados y poseídos. El poeta es un ser ligero, alado y sagrado y no hay invención en él hasta que está inspirado y fuera de juicio, y no queda razón en él. El dios parece haber privado adrede a todos los poetas, profetas y adivinos, de toda razón y entendimiento, para adaptarlos mejor a su empleo como sus ministros e intérpretes, y para que nosotros los oyentes reconozacamos que los que escriben tan hermosamente están poseídos y se dirigen a nosotros inspirados por el dios.
Platón (adaptado)

Un don
Con la vida ocurre como con el dibujo. Hay que sumergirse en él de manera que en un abrir y cerrar de ojos crees algo sobre tu hoja de papel o sobre la tela, allí donde antes no había nada, de manera que luego no sepas decir cómo lo has hecho. El razonamiento y la reflexión deben preceder al trabajo definitivo: durante el trabajo hay poco lugar para la reflexión y el razonamiento. Pintar es un don, hay que extender las manos para cogerlo, y cogerlo no es fácil: hay que esperar a que el don se revele por sí mismo. Trabajando es como se aprende; pintando es como se hace pintor.
Van Gogh (adaptado, correspondencia con su hermano)

2. El nacimiento de la estética
La forma en que la filosofía se ha ocupado de la belleza ha variado con el tiempo. Siempre ha sido una preocupación de la filosofía práctica porque el encuentro con la belleza y la creación artística está directamente relacionado con la sensibilidad humana. Esta importancia de la sensibilidad no se produce a costa del entendimiento, como si el conocimiento de lo bello fuera irracional o arbitrario. Para tender un puente entre el entendimiento y la sensibilidad un filósofo del siglo XVIII como Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762) crea una nueva disciplina que llamará Estética. 
El término "estética" no sólo designa la sensibilidad con la que el ser humano se sitúa en el mundo, sino una disciplina que estudia el tipo particular de conocimiento que nos proporciona el conjunto de los sentidos. Esta disciplina tiene como finalidad hacer inteligible el conocimiento de los sentidos y por eso es definida como "ciencia del conocimiento de los sentidos" (scientiae cognitionis sensitivae). Este conocimiento exigirá analizar una nueva facultad de la que dependen nuestros juicios estéticos: la facultad del gusto. A esta facultad le dedicará Kant una especial atención en una de sus críticas: la Crítica de la facultad de juzgar.

3. La experiencia estética
La facultad que nos permite analizar la belleza y el arte tiene su origen en la experiencia estética. A diferencia de otras experiencias como la experiencia moral o la experiencia religiosa, tiene tres dimensiones:
- Poética o creativa (del término griego poiesis): El encuentro con la belleza no es el encuentro con un objeto cualquiera, sino con algo que es fruto de la creatividad, la imaginación y el ingenio. Precisamente cuando alguien tiene habilidad para crear con absoluta libertad y sin someterse a cánones o modelos establecidos es llamado "genio".
- Perceptiva o estética (del término griego aisthesis): No es nuestra razón o nuestra inteligencia la que conoce la belleza, sino toda nuestra sensibilidad. Más que una sensación de utilidad o placer, es un momento de gozo, plenitud e intensidad que llamamos "fruición" (de donde viene la palabra "disfrutar").
- Catártica o comunicativa (del término griego catharsis): Es una experiencia de liberación de uno mismo, de desentendimiento de sí. La belleza que percibimos se adueña de nosotros y nos hace tomar distancia de nosotros mismos. Se establece así un espacio de juego y comunicación entre la persona y lo bello. Este espacio no es un simple espacio físico sino todo un mundo de significados compartidos que llamamos "ámbito".


4. De la experiencia estética a la crítica del arte
Además de la experiencia estética, la estética como disciplina filosófica también tiene por objeto estudiar el mundo del arte y la creación artística. Dada la importancia que tiene el arte en la vida contemporánea, la estética puede dividirse en cuatro grandes áreas en las que se delimita el mundo del arte.
 5. Gusto y moda
A diferencia del término "moda", con el que describimos un fenómeno social donde se comparten las formas estéticas de un determinado momento histórico, el término "gusto" designa una capacidad personal para elaborar un juicio estético propio. Tiene "gusto" una persona con capacidad para tomar distancia tanto de sus preferencias individuales como de las preferencias sociales dominantes. Tienen "gusto" quienes son capaces de tener un juicio estético global y propio.