Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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viernes, 11 de junio de 2021

El nacimiento del pluralismo moral

1. La moral primitiva

En las tribus primitivas existe una total identificación entre los proyectos de cada uno de sus miembros y el de la comunidad en su conjunto. Las normas vigentes se legitiman recurriendo a narraciones míticas sobre el origen del mundo y de la humanidad, de las que la tribu extrae enseñanzas y orientaciones para su vida cotidiana. A cada miembro de la tribu el importa más la supervivencia del grupo que la suya propia, porque sin el grupo tampoco él sobrevive. Su valor supremo es, pues, la comunidad, y los que no pertenecen a ella son los enemigos a los que hay que combatir: son «holistas». El término holismo viene del griego ὅλον, que significa «todo». Los holistas dan primacía al todo social frente al individuo.

2. Las grandes civilizaciones

En la época de las grandes civilizaciones, con la aparición de la filosofía griega (siglo VII a.C.) y de la religión cristiana, empieza a cambiar el modo de legitimar las normas morales de convivencia. En general, las comunidades siguen siendo moralmente homogéneas (todos comparten los mismos valores y normas) y también conceden primacía a la colectividad frente al individuo. Pero a la hora de legitimar las normas (¿por qué han de estar vigentes éstas y no otras?), no recurren ya a narraciones que consideran válidas sólo para su propio pueblo, sino a narraciones y a razonamientos que pretenden valer para todos los seres humanos. La idea de universalidad había hecho su aparición en la historia de la moral.

3. La primera Modernidad

Durante la Edad Media y a comienzos de la Moderna, las guerras de religión fueron verdaderamente crueles. Aunque en lugares como España la convivencia entre árabes, judíos y cristianos llegó a ser pacífica, en la mayoría de los casos los distintos grupos religiosos eran incapaces de tolerar que las demás tuvieran una visión distinta del mundo y de la sociedad, y no entendían más solución a las diferencias que la tortura y la muerte. Los poderosos de la política y de la economía canalizaban este fanatismo en provecho propio y utilizaban la coartada de la religión para ampliar su poder. El resultado fue espantoso: expulsión de musulmanes y judíos de Europa, matanzas de herejes, quema de brujas, expolio de los sospechosos.


4. Los comienzos del pluralismo

Sin embargo, hacia los siglos XVI y XVII algunas voces se alzan defendiendo expresamente la tolerancia entre aquellos que tienen distintas cosmovisiones. Los textos de John Locke, de Voltaire y de otros filósofos de la época exigen la tolerancia desde posiciones religiosas, pero van utilizando cada vez más argumentos que son aceptables por creyentes y no creyentes: el germen del pluralismo estaba ya sembrado.

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