jueves, 17 de mayo de 2012

Estado, sociedad, nación y gobierno

El Estado, en tanto en cuanto asociación de carácter político dotada de personalidad jurídica propia, debe ser distinguido de otro tipo de realidades que guardan con él unas relaciones profundas y estrechas, a saber: sociedad, nación y gobierno.

  • La sociedad: En su significado más general, se entiende por sociedad (sociedad civil) el conjunto de individuos y agrupaciones que constituyen la base y la manifestación de la vida social, económica, cultural, recreativa, etc., o lo que es lo mismo, el conjunto de personas que conviven en un mismo territorio, formando parte de los diversos grupos, comunidades y asociaciones. En este sentido, el desarrollo de la vida social ha originado toda una amplia gama de asociaciones que son el fruto de la expresión de la libre voluntad y de la libre iniciativa de las personas. El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la propia sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta manera, podemos afirmar que la sociedad se encuentra constituida por la esfera privada e individual de las personas; el Estado, por el contrario, por lo público, por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el Estado es posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse a sí misma con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios asuntos.
  • La nación: El término "nación" se deriva de la palabra latina natio o natus, acto de nacer o relativo al nacimiento. En este sentido, nación viene a significar el conjunto de seres humanos (o pueblo) con un origen, un pasado o una patria (es decir, unos padres) comunes, y generalmente, establecidos sobre un determinado territorio. Vemos pues, que el concepto de nación, de manera principal, hace referencia a la idea de un pueblo con sentimientos comunes, sin que sea posible determinar de forma precisa, ni siquiera aproximada, el elemento aglutinante de dichos sentimientos. La idea de nación es, ante todo, una forma de comunidad, de sociedad natural que surge y se mantiene gracias al predominio de las relaciones de tipo afectivo, sentimental, cultural, lingüístico, etc. Frente a ella, el Estado significa una asociación (una organización) racionar y voluntaria de las personas y grupos que lo integran. En este sentido, un Estado puede encontrarse formado por varias naciones y, a la inversa, podemos hallar, también, una nación organizada en varios Estados federales, como por ejemplo Estados Unidos, México, Suiza...
  • El gobierno: El gobierno se encuentra integrado por el conjunto de personas que dirige el Estado, o expresado de otra manera, el conjunto de personas en quienes la sociedad civil delega directa o indirectamente el poder (o la autoridad) para dirigir el Estado: el jefe de gobierno, los ministros y el resto de las personas asociadas a la tarea de gobernar, que constituyen el poder ejecutivo. A este respecto, en los Estados democráticos actuales, la organización política se halla sometida a la voluntad popular por medio de diversas instituciones, entre las que cabe destacar las elecciones periódicas y el control de las actuaciones del gobierno por el Parlamento o las Cortes. El juego democrático se refleja, a la vez, sobre la estructura del Estado y sobre las funciones y actividades del gobierno. Por una parte, el conjunto de la administración se encuentra subordinada al gobierno, que es responsable ante el Parlamento o las Cortes (o ante los representantes del pueblo, esto es, ante el pueblo). Por otra, numerosos órganos de ámbito más reducido (gobiernos de las Comunidades Autónomas, diputaciones provinciales -o departamentos- y ayuntamientos) desempeñan un papel cada vez más importante en el gobierno del Estado. La organización gubernativa de los Estados democráticos posee una estructura vertical, junto con una pluralidad de órganos políticos y administrativos autónomos, y en último término, todos los poderes descansan en la voluntad libre del pueblo.
Adolfo Suárez, Presidente del gobierno español de 1976 a 1981


La organización del Estado
Para llevar a cabo sus tareas, el Estado se apoya en una determinada organización administrativa de carácter jerárquico, constituida por el gobierno y los políticos, personas a las que se ha otorgado poder o autoridad, cuya misión consiste en gobernar, y por personas con distintas cualificaciones técnicas y dotadas de ciertas capacidades administrativas (funcionarios), que son quienes se encargan de resolver, de acuerdo con las directrices legales emanadas del poder político, las tareas sociales que el Estado debe llevar a cabo.
Estos funcionarios, en la mayor parte de los países europeos, son seleccionados por medio de concursos y oposiciones, de acuerdo con sus titulaciones (o conocimientos) oficiales y en vista de las tareas sociales que es necesario resolver; se encuentran sometidos a determinados reglamentos administrativos generales e impersonales y se procura que, a pesar de encontrarse subordinados a las tareas y las leyes establecidas por los poderes políticos, su actividad sea independiente de toda ideología y de los partidos que detentan el poder; por ejemplo, tanto los médicos como los inspectores de Hacienda o los funcionarios del Ministerio de Agricultura han de cumplir sus tareas o deberes de acuerdo con las normas legalmente establecidas, independientemente de toda consideración política o afectiva.
No obstante, la organización del Estado, como todas las organizaciones sociales de cierto relieve, se encuentran rodeadas de divergencias y tensiones, de conflictos de intereses, tanto en lo que se refiere a los funcionarios y a sus niveles y estructuras como en lo que concierne a las relaciones entre los funcionarios y los poderes gobernantes.

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