viernes, 23 de noviembre de 2012

El origen histórico de la filosofía

Las primeras referencias históricas que tenemos del término filosofía se encuentran en los escritos del historiador griego Diógenes Laercio (siglo III d.C.), quien narra, entre otras, la vida de Pitágoras (siglo VI a.C.). Cuenta que éste fue el primero que utilizó el término filosofía y se llamó a sí mismo filósofo para describir su profesión. Pitágoras argumentaba que sólo los dioses eran sabios (sophós); el hombre, en cambio, es alguien que tiende, se aproxima y ama la sabiduría (sophía); sólo puede llegar a ser sabio quien hace de la sabiduría su profesión y alcanza así la perfección más allá del alma. Esto nos sitúa frente a dos características, punto de partida del quehacer filosófico:

a) El hombre toma conciencia de su limitación ante una naturaleza (physis) en permanente cambio. Los griegos no permanecen indiferentes ante este movimiento y tratan de entenderlo con la razón (logos). La filosofía es la "búsqueda" de una sabiduría que nos sitúa y arraiga en la realidad.
b) La "sophía" o sabiduría es un saber propio de los dioses. Los hombres son capaces de poseerla porque tienen una propiedad común con los dioses: la inteligencia. Pero esta posesión no se consigue cuando el hombre quiere, como si fuera resultado de su voluntad o del esfuerzo que realiza dominando una técnica. Es, más bien, una mirada escrutadora, una visión nacida de la larga experiencia de los hombres y las cosas; es un ángulo de visión que capacita para la acción prudente entre los hombres.

Los modos de la filosofía griega
En la cultura griega hay varios modos de entender la filosofía. Son estos:

  • Posesión de la verdad sobre la naturaleza: La naturaleza es el conjunto estructurado de todas las cosas que existen. No es simplemente algo parecido a una materia prima de la que se generan las cosas, sino un movimiento ordenado por el que ésta va adquiriendo diversas formas sobre sí misma. Como movimiento ordenado, tiene un carácter cíclico, por eso las cosas acontecen conforme a un orden y una medida: el tiempo. Admirados ante la naturaleza, los primeros filósofos quisieron desvelar este orden y medida y por ello son llamados "físicos" o "fisiólogos", porque buscan la verdad de la naturaleza.
  • Visión del ser: Pero al filósofo no sólo le preocupan que las cosas se mueven ordenadamente, sino el hecho de que las cosas "son". Dado que proceden de la naturaleza, las cosas no son ficciones, son "realidad", tienen "ser". El filósofo es quien está atento al modo en que las cosas están siendo, se fija en los procesos por los que las cosas llegan a ser o dejan de ser. De esta manera, la filosofía puede ser llamada ontología (onto = ser; logos = razón).
  • Ciencia racional de las cosas: En Grecia la filosofía es entendida como una averiguación de lo que cada cosa es. Para ello la inteligencia humana tiene que distinguir y diferenciar lo que las cosas son. La inteligencia se convierte en logos, es decir, en una facultad con la que no sólo se nombran o dicen las cosas, sino que se analizan. Se desarrolla así el raciocinio y una capacidad analítica que dará lugar al desarrollo de las matemáticas, la música y las demás ciencias.
  • Retórica y cultura: El logos del hombre griego no es solamente la facultad de entender las cosas sino de darlas a conocer a los demás. Para ello, el hombre tiene que aprender a comunicarse. Y esto significa que no hay conocimiento si no hay un saber decir, saber comunicar, saber argumentar y, también, saber enseñar. La filosofía aparece entonces como una "técnica" no sólo para saber expresarse, sino también para convivir en la ciudad (polis).
¿Del mito al logos?
Un tópico extendido sobre el nacimiento de la filosofía es entender su origen como un paso del mito al logos. Esto no es cierto, pues para los griegos, los mitos (narraciones poéticas que pretenden dar una explicación general a los problemas de la existencia y la realidad) son ya una búsqueda de respuestas y un pensamiento filosófico en ciernes. La oposición mito-logos la hemos heredado del pensamiento ilustrado de los siglos XVIII y XIX, pero no es aplicable como tal a los griegos.


Fresco pintado por Tibaldi en la Biblioteca de El Escorial (Madrid)
La Filosofía con Aristóteles, Platón, Séneca y Sócrates
El filósofo: ni sabio, ni ignorante
... He aquí, pues, lo que sucede. Ninguno de los dioses se ocupa de filosofar ni desea hacerse sabio, pues ya lo es, ni filosofa nadie que sea sabio. Tampoco los ignorantes se ocupan en filosofar ni desean hacerse sabios, pues el mal de la ignorancia estriba en que el que la padece no es ni noble, ni bello, ni sabio, y sin embargo, cree serlo en grado suficiente. Quien no cree estar falto de nada, no siente deseo de lo que no cree necesitar.
- Entonces, ¿quiénes son los que filosofan, Diotima -le dije yo- si no son los sabios ni los ignorantes?
- Es algo tan claro que hasta un niño lo vería -respondió ella-. Los que filosofan son los que están a medio camino de unos y otros.
Platón, El banquete (adaptado)

No hay comentarios:

Publicar un comentario