jueves, 4 de abril de 2013

4 de abril de 1913

La Asociación Cultural Amigos de Lora ACAL y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Lora del Río han organizado un bonito acto de descubrimiento de una placa conmemorativa del centenario de la firma de un poema de Antonio Machado en esta localidad sevillana.
Posteriormente, el profesor Rogelio Reyes Cano, Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, desmenuzó dicho poema para sacarle todo su jugo, contextualizándolo en el momento vital por el que pasaba Machado entonces, y procuró dar una explicación de por qué el poeta firma en este pueblo andaluz este trabajo, algo que normalmente no hacía. Machado iba de camino desde las tierras del Duero hacia el sur, pudo pasar una noche en Lora o simplemente se detuvo aquí en una pausa de su viaje... Lo que sí parece evidente es que ese día 4 de abril de 1913, Machado redescubre un paisaje luminoso que le permite de nuevo cantar como quisiera.
 
4 de abril de 2013
Conmemoración del Aniversario del poema de Antonio Machado fechado en Lora del Río
En estos campos de la tierra mía,
y extranjero en los campos de mi tierra
-yo tuve patria donde corre el Duero
por entre grises peñas,
y fantasmas de viejos encinares,
allá en Castilla, mística y guerrera,
Castilla la gentil, humilde y brava,
Castilla del desdén y de la fuerza-,
en estos campos de mi Andalucía,
¡oh tierra en que nací!, cantar quisiera.
Tengo recuerdos de mi infancia, tengo
imágenes de luz y de palmeras,
y en una gloria de oro,
de lueñes campanarios con cigüeñas,
de ciudades con calles sin mujeres
bajo un cielo de añil, plazas desiertas
donde crecen naranjos encendidos
con sus frutas redondas y bermejas;
y en un huerto sombrío, el limonero
de ramas polvorientas
y pálidos limones amarillos,
que el agua clara de la fuente espeja,
un aroma de nardos y claveles
y un fuerte olor de albahaca y hierbabuena,
imágenes de grises olivares
bajo un tórrido sol que aturde y ciega,
y azules y dispersas serranías
con arreboles de una tarde inmensa;
mas falta el hilo que el recuerdo anuda
al corazón, el ancla en su ribera,
o estas memorias no son alma. Tienen,
en sus abigarradas vestimentas,
señal de ser despojos del recuerdo,
la carga bruta que el recuerdo lleva.
Un día tornarán, con luz del fondo ungidos,
los cuerpos virginales a la orilla vieja.

Lora del Río, 4 de abril de 1913

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