martes, 8 de diciembre de 2015

Las razones de la experiencia moral

La vida humana no es un conjunto de actividades que realizamos azarosamente un día tras otro. Tampoco es el resultado de una planificación realizada en un determinado momento de nuestra vida en el que decidimos programarla. La vida es un quehacer permanente que no tiene una forma dada de antemano, sino que se va haciendo día a día. Para darle forma y conseguir que sea digna de ser vivida, personal y comunitariamente, necesitamos orientarla bien. El rumbo no se mantiene si no estamos en plena forma y conseguimos adentrarnos por los caminos de la felicidad y la justicia.

Ser persona en plenitud
Me irrita este vocablo, "moral". Me irrita porque en su uso y abuso tradicionales se entiende no sé bien qué añadido de ornamento puesto a la vida y ser de un hombre o de un pueblo. Por eso yo prefiero que el lector lo entienda por lo que significa, no en la contraposición moral-inmoral, sino en el sentido que adquiere cuando de alguien se dice que está desmoralizado. Entonces se advierte que la moral no es una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando está en su propio quicio y vital eficiencia. Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre que no está en posesión de sí mismo, que está fuera de su radical autenticidad, y por ello no vive su vida y por ello no crea ni fecunda ni hincha su destino. Para mí la moral no es lo que el hombre debe ser, pero por lo visto puede prescindir de ser, sino que es simplemente el ser inexorable de cada hombre, de cada pueblo.
J. Ortega y Gasset, ¿Por qué he escrito El hombre a la defensiva?

La vida como entrenamiento
El quehacer ético consiste en un entrenamiento vital gracias al cual podemos ir encontrándonos en forma. De la misma manera que el deporte requiere entrenamiento, desarrollar determinadas capacidades y habilidades día tras día, el "estar en plena forma" humana, el estar altos de moral, requiere ejercicio. Y tener la moral alta no significa tener un objeto entre las manos, sino haber adquirido mediante actividad la actitud necesaria, la predisposición adecuada para enfrentar los retos vitales con altura humana.
A. Cortina, Ética civil y religión

1. Ética y moral
La palabra "ética" viene del griego ethos, que significa modo de ser o carácter, es decir, la forma de ser que cada persona adquiere como propia a lo largo de su existencia. La palabra "moral" deriva del término latino mos, moris, que significa costumbre o modo de vivir de una persona o de un pueblo.


Aunque en el lenguaje cotidiano utilizamos indistintamente los términos "ética" y "moral" para calificar el valor de la acción humana, se reserva el término "ética" para describir una parte de la filosofía que tiene por objeto la reflexión sobre lo moral. La ética es, por tanto, filosofía moral. Esto no significa que el término "ética" designe una disciplina teórica y el término "moral" designe una disciplina práctica, como si la primera estuviera dedicada a la especulación sobre lo moral y la segunda a la orientación de la acción. Desde sus orígenes, la ética como filosofía moral ha tenido como finalidad guiar y orientar la vida humana. Como afirma Aristóteles en la Ética a Nicómaco: "No reflexionamos para saber qué es la virtud, sino para hacernos virtuosos".

Ética y ciencias humanas
Si la ética trata de decir no sólo cómo son, sino cómo deben ser las conductas, no puede ser una ciencia empírica. Las ciencias empíricas de la conducta pueden decir cómo se comporta una persona y hasta quizás por qué, o cómo se comportan muchas personas o determinados grupos sociales. Pueden decirnos además cómo se valoran de hecho determinadas conductas en esta sociedad o en la otra, pueden además establecer correlaciones entre las conductas o valoraciones que estudia con otros datos objetivos, pero mientras se mantengan en el terreno de la ciencia empírica no pueden nunca llegar a constatar que esas conductas merecen ser valoradas positivamente y aquéllas no.
Comparemos las dos afirmaciones siguientes:
1. El 80% de los contribuyentes españoles no considera el fraude fiscal como algo moralmente malo.
2. En España es lícito defraudar a Hacienda.
Verdaderas o falsas, las dos afirmaciones se mueven en niveles diferentes. La primera afirmación es sociológica, la segunda es ética. La ética recoge las aportaciones de las ciencias empíricas, hechas "desde fuera", objetivando las conductas y valoraciones humanas; pero en definitiva la ética estudia la conducta humana "desde dentro", es decir, desde el punto de vista del que tiene que actuar moralmente o del que tiene que juzgar moralmente esa conducta.
A. Hortal, Ética (adaptado)

2. Experiencia moral como apropiación de posibilidades
Con independencia de que unos reflexionen más que otros, la forma humana de vivir es ineludiblemente moral. La vida tiene una dimensión moral porque el ser humano no está en el mundo de cualquier manera, sino que está optando, es decir, apropiándose de unas posibilidades que se le presentan y desechando otras. La experiencia moral es esta experiencia de apropiación mediante la cual al ser humano no le queda más remedio que elegir. En expresión de Ortega, somos "a la fuerza libres".
Ahora bien, esta apropiación no se realiza entre una multitud de opciones que tenemos delante, y frente a las que no nos queda más remedio que elegir. Son opciones que elegimos según disposiciones y tendencias, según gustos y deseos. Por eso la experiencia moral no es sólo el resultado de la necesidad humana de elegir, sino el resultado de la libertad en el preferir.
La ética como filosofía moral:
- Parte de la vida moral en la que se encuentra el ser humano.
- Justifica la experiencia moral como apropiación de posibilidades que se realizan al optar, elegir y preferir.
- Fundamenta con argumentos los criterios de actuación moral.
- Contribuye a forjar el carácter proponiendo hábitos de acción que orienten la vida hacia el bien (virtudes) y eviten la tendencia al mal (vicio).
- Proporciona un conjunto de normas para orientar la acción.

3. Describir la conducta y fundamentar la acción
Esta apropiación de posibilidades puede ser estudiada como un proceso de ajuste y reajuste al mundo, como si la vida humana fuera un proceso de adaptación mecánica o ajuste biológico. En este caso, más que estudiar el conjunto de la vida moral se estudiaría la conducta como expresión de un acto humano.
Sin embargo, la conducta y la acción son términos diferentes. La filosofía moral no puede limitarse al estudio de la conducta porque la vida moral no se limita al modo de conducirse o actuar, sino al modo de ser propio del ser humano. La ética no se limita a describir la conducta, sino que proporciona argumentos para dar cuenta y razón del modo de ser que le es más propio al ser humano. Ni todas las formas de vida son igual de dignas, ni todos los ideales humanos tienen igual valor; por eso no se conforma con cualquier tipo de argumentos, busca aquellos que contribuyan a promover la dignidad de todos los seres humanos.

4. La forja del carácter
A diferencia de los animales, que tienen una única naturaleza, el ser humano tiene la oportunidad de forjarse una segunda naturaleza. Esta segunda naturaleza es la que le proporciona la vida moral. Aunque la primera naturaleza condicione nuestro modo de estar en el mundo a través de nuestros rasgos temperamentales o disposiciones afectivas, el ser humano tiene la posibilidad de tener propiedades que puede adquirir a lo largo de su vida. Estas propiedades que adquiere contribuyen a forjar un carácter o ethos.
Un carácter se adquiere con la repetición de unos hábitos de comportamiento. Si nos predisponen a obrar bien reciben el nombre de virtudes, si a obrar mal, el nombre de vicios. De esta forma, la vida humana ya no es una simple vida biológica, sino un proyecto de vida moral.

5. Las fronteras de la filosofía moral
La filosofía moral no es un saber descriptivo que analiza cómo es realmente el ser humano. Para orientar la acción y forjar el carácter necesitamos un saber normativo que establezca normas que nos orienten en la consecución de una vida digna. En esta tarea de elaborar normas para guiar la vida, la ética se encuentra con otros saberes que también tienen pretensiones normativas, como son el derecho y la religión. ¿Cuáles son las fronteras con estos saberes?

 -  Ética y derecho: Mientras que las normas jurídicas son producto de una determinada comunidad política y hay que rendir cuentas de ellas ante los tribunales, las normas morales no están condicionadas por la coacción jurídica de la comunidad política, sino por la pertenencia al género humano. De las normas éticas se rinde cuentas ante uno mismo.
 -  Ética y religión: Las normas religiosas sólo obligan a los creyentes de una determinada confesión, mientras que las normas morales obligan a todos los seres humanos. Las normas religiosas son promulgadas por Dios a través de la revelación o el magisterio de las confesiones; las normas morales son descubiertas por el propio ser humano.

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