domingo, 1 de mayo de 2016

Qué es el trabajo

Dentro de las acciones que lleva a cabo el ser humano hay dos que tienen la peculiar característica de modificar no sólo a la propia persona, sino también al medio en el que se desarrolla. Se trata de la técnica, tarea transformadora que pretende el bienestar de la humanidad, y del trabajo, actividad en la que el ser humano ejecuta una labor, produciendo un bien para sí mismo y para otros. En la actualidad ambos elementos están estrechamente unidos en muchas ocasiones.

Preguntémonos entonces, ¿qué relación guarda el trabajo con el fin y el propósito de la existencia del hombre? En todas las auténticas doctrinas de la humanidad se ha reconocido que todo ser humano nacido en este mundo tiene que trabajar no solamente para mantenerse vivo, sino también para esforzarse por alcanzar la perfección. Para mantenerse con vida necesita diversos bienes y servicios, que no pueden estar a su alcance sin el trabajo humano. Para perfeccionarse necesita una actividad útil según aquel mandato: "Cualquiera de los dones que cada uno de vosotros habéis recibido, usadlo para serviros los unos a los otros, como buenos administradores que administran la gracia de Dios en sus diversas formas." De todo ello, podemos derivar estos tres fines del trabajo humano:
1.- Proporcionarnos bienes y servicios necesarios y útiles.
2.- Permitirnos a todos utilizar, y con ello perfeccionar, como buenos administradores, nuestros talentos naturales.
3.- Hacerlo sirviendo a los demás y cooperando con ellos para liberarnos de nuestro innato egocentrismo.
Esta triple función confiere al trabajo un lugar tan central en la vida humana que es ciertamente imposible concebir la vida a nivel humano sin él. "Sin el trabajo toda la vida humana se pudre", dijo Albert Camus, "pero cuando el trabajo es anodino, la vida se asfixia y muere".
E.F. Schumacher, El buen trabajo


1. ¿Castigo o premio?
Como dimensión humana, el trabajo ocupa una buena parte de nuestras vidas y, por ello, nos obliga a reflexionar sobre el papel que ocupa y la importancia que tiene. Hay dos modos principalmente de entender el trabajo: como premio y como castigo.
En el primero de los casos, el trabajo se considera el modo de realización del ser humano. No sólo hemos de desarrollar nuestra vida, sino que tenemos que hacerlo de un modo adecuado al ideal de persona que consideramos válido. Esto exige que la realización de nuestras capacidades cuente con ciertas posibilidades, como el ejercicio de un trabajo. Sería así éste una vía de logro del ideal humano. En nuestro mundo actual, además, en la medida en que el trabajo está asociado a la posibilidad de tener independencia económica, significa también libertad y capacidad de decidir y actuar. Por todo ello, el trabajo es algo positivo.
Sin embargo, también está muy presente la dimensión de castigo, es decir, el trabajo concebido como tortura, como esfuerzo que hemos de realizar para poder ganarnos la vida, como aquello que nos imposibilita desarrollarnos como personas precisamente por ocupar nuestro tiempo y nuestras energías. Esta "maldición" que se cierne sobre nosotros y que nos obliga a "ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente" sería, así, un castigo por el exceso de soberbia y por haber creído que la vida era algo lúdico, divertido, en lo que no se exige responsabilidad.
La palabra "trabajo" deriva del latín tripaliare, que significa torturar, y que, a su vez, deriva de tripalium, que significa "triple palo", lo cual se refiere por un lado al armazón que se ponía a los bueyes para tirar de los carros y por otro a un instrumento de tortura.

2. El trabajo vinculado a la necesidad
El trabajo es una acción humana, un tipo de actividad de carácter productivo, cuya manifestación más básica es la manipulación de la naturaleza para transformarla y obtener de ella algo necesario para la supervivencia. Este trabajo de tipo "manual" está estrechamente vinculado con la idea de necesidad: el trabajo sería una acción cuyo fin es la satisfacción de las necesidades para sobrevivir. Sin embargo, el desarrollo de las sociedades ha dado lugar a otros tipos de trabajos menos cercanos a la supervivencia, más alejados de lo natural, que cubren un amplio espectro de "servicios" a la comunidad. En este sentido, lo habitual es entender el trabajo como tarea de cambio de la cual se recibe un sueldo o salario, con el que "nos ganamos la vida".

3. Caracterización del trabajo
El trabajo es una actividad que distingue al ser humano de otras especies, tiene que ver con el acondicionamiento de su vida al entorno en el que se desenvuelve y con la capacidad de transformación y manipulación del mundo que el hombre tiene. Por eso es constitutivo y propio de la condición humana.
Esta actividad permite la relación del ser humano con la naturaleza y con el resto de las personas. La naturaleza es transformada, intervenida y utilizada de modo que podemos obtener de ella lo que queremos y la adaptamos a nuestras necesidades. Éste es el modo propio de hacer su vida el ser humano: transformando su entorno. Pero también el trabajo implica la relación con las demás personas, porque tiene una dimensión social. Esto no quiere decir que todo trabajo sea colectivo, sino que el trabajo requiere la interacción con otros de manera directa o indirecta; por ejemplo, porque conoce los métodos que otros emplean en su labor.
Por otro lado, en su dimensión productiva el trabajo se relaciona con la técnica, pues también es una capacidad transformadora de la naturaleza y, en ocasiones, llegan a ser prácticamente lo mismo.

4. Importancia del trabajo en la vida humana
En su relación con el mundo, el ser humano lo transforma y, con ello, hace también una interpretación acerca de cuál es su papel en este universo. A través del trabajo, como producción y transformación, accedemos también a otras esferas propiamente humanas relacionadas con este quehacer, como la creación o la realización de la propia vida y del ideal que cada uno se ha planteado.

5. El trabajo en la sabiduría popular
Puesto que es una parte importante de la vida, el trabajo siempre está presente en nuestra reflexión y en nuestro lenguaje. Los refranes, máximas y sentencias recogen la preocupación del ser humano por realizar una labor que le permite desarrollar sus capacidades personales y cuyo logro cuesta esfuerzo.

Un carretero venía conduciendo un carro desde la aldea cuando éste se le metió en una profunda vaguada. A pesar de que debería echar una mano, se quedó inactivo y empezó a rezarle a Hércules, el único de todos los dioses al que realmente veneraba y honraba. Entonces se le apareció el dios y le dijo: "Agarra las ruedas y aguijonea a los bueyes. A los dioses se les debe rezar cuando hace algo uno mismo, si no es rezar en vano".
Esopo, Fábulas

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