sábado, 9 de diciembre de 2017

Los sentidos

Durante siglos se pensó, y muchas personas lo siguen pensando, que el ser humano posee exclusivamente cinco sentidos. Se puede decir que, estrictamente hablando, hay muchísimos más sentidos, tantos como receptores sensoriales.
Se llaman receptores a las células nerviosas especializadas que reaccionan ante los cambios físico-químicos producidos en el ambiente o el interior del cuerpo y emiten una señal que se transmite en forma de impulso nervioso. Existen millones de receptores, y cada uno de ellos puede considerarse un "sentido" (sólo en la retina humana podemos contar unos 125 millones, entre conos y bastones, que captan el mundo en toda su riqueza de colores, luces y movimientos), pero lo normal es agruparlos en clases de receptores y llamar "sentido" a cada uno de estas clases.
Los receptores sensoriales pueden clasificarse de diferentes maneras. Los criterios más utilizados se refieren al estímulo, en un caso a su naturaleza y en otro a su localización. Repasamos ambos:

 1.-  Según la naturaleza del estímulo, los receptores se dividen en fotoceptores (vista), mecanoceptores (oído, receptores de la presión), termoceptores (receptores del calor y el frío), quimioceptores (olfato y gusto), gravirreceptores (sentido del equilibrio), etc.
 2.-  Según la localización del estímulo, distinguimos:

 a  - Exteroceptores: Se hallan situados esencialmente en la superficie del organismo, por lo que su función consiste en captar la estimulación del medio ambiente. Responden, por tanto, a estímulos originados fuera del cuerpo. Son exteroceptores los cinco sentidos clásicos: visión, audición, olfato, gusto y tacto (llamados ya por Aristóteles "sentidos externos"), con la salvedad de que estas denominaciones no señalan realmente cada una a un único sentido, sino a variadas y diferentes formas de sentir.
  • En cuanto al llamado "sentido de la vista", las células sensibles a la luz y localizadas en la retina son de dos tipos diferentes: conos y bastones, y ambas dan lugar a sensaciones distintas (los conos a los colores y los bastones a la cantidad de luz y percepción del movimiento); en sentido estricto, deberíamos considerar a cada cono y a cada bastón como un sentido o receptor sensorial, pero, si no queremos llegar a ese extremo, al menos deberíamos reconocer que el ser humano no posee un único sentido de la vista, sino dos o cuatro diferentes, ya que existen tres tipos de conos.
  • Algo parecido podríamos decir del "sentido del tacto", localizado en ciertas células sensibles o corpúsculos situados en la piel. Pues bien, encontramos cinco clases de corpúsculos y cada una reacciona a estímulos diferentes: simplificando, los de Ruffini al calor, los de Krause al frío, los de Merkel a las texturas, los de Meissner a las presiones ligeras y los de Paccini a las presiones fuertes; con la dificultad añadida de que, si bien cada una de estas clases de células se especializa en responder a una forma de estimulación, también puede reaccionar a otras formas distintas.
  • ¿Qué podemos decir de los sentidos del gusto y del olfato? En primer lugar, no son tan fácilmente diferenciables como muchas veces suponemos: continuamente estamos mezclando y confundiendo olores y sabores. Si limitamos el sentido del gusto a las células localizadas en la lengua (papilas gustativas), éstas, de cinco formas distintas, captan los cuatro sabores básicos (dulce, amargo, salado y ácido), a los que últimamente se les ha añadido un quinto llamado "umami" o sabroso. No existe relación entre la forma de las papilas y el sabor que producen. También se han identificado siete tipos distintos de células olfatorias, situadas en las pituitarias roja y amarilla, y cada uno de estos tipos reacciona únicamente ante una clase de sustancias. En conclusión, se puede decir que tenemos cinco sentidos del gusto y siete sentidos del olfato, y ello sin entrar en que la mayoría de las sensaciones no son ni puramente gustativas ni puramente olfativas, sino mixtas, lo cual dispara el número de posibles combinaciones.
  • En cuanto al sentido de la audición (que debemos distinguir del sentido del equilibrio, también localizado en el oído), existen unas 24.000 células pilosas situadas en la cóclea o caracol (oído interno), cuya función es transformar la energía mecánica de las ondas sonoras en impulsos nerviosos de naturaleza eléctrica.


 b  - Interoceptores: Se hallan dentro del organismo; están localizados en los aparatos respiratorio, digestivo, urogenital y, en general, dentro de las vísceras. Reciben la información interna, tal como el calor o el frío de los órganos corporales. Su respuesta consiste esencialmente en alteraciones viscerales. Gracias a ellos obtenemos sensaciones de hambre, de sed, de bienestar, etc. Se da el nombre de cenestesia al conjunto de sensaciones referidas al estado general del cuerpo sin señalar ningún órgano en concreto.
 c  - Propioceptores: Están situados en los músculos, tendones, articulaciones, etc. Básicamente controlan las respuestas musculares. Estas sensaciones nos permiten andar, dominar el equilibrio del cuerpo, etc. A esta clase de sensaciones relacionadas con el equilibrio y el movimiento suele llamarse cinestesia.
 d  - Noniceptores: Se encuentran repartidos por todo el organismo (por ello se consideran una categoría aparte, no incluida en ninguna de las tres anteriores). Reaccionan primordialmente ante estímulos nocivos, transmitiendo impulsos que el cerebro procesa como sensaciones de dolor.

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