1. Influencias culturales
Junto a las leyes generales de configuración de estímulos, que los gestaltistas han considerado innatas, se han estudiado también los factores de origen educativo y cultural. Su incidencia es tal que se establecen notables variaciones perceptivas entre una u otra cultura, e incluso entre los individuos pertenecientes a un mismo grupo y que han recibido una educación semejante.
El antropólogo Colin Turnbull, que estudiaba a los pigmeos de El Congo, habitantes de selvas espesas, en cierta ocasión caminó hasta la sabana acompañado de un guía pigmeo. Allí vieron a lo lejos una manada de búfalos, y entonces el pigmeo le preguntó qué insectos eran aquellos. Al explicarle que no eran insectos sino búfalos, el pigmeo no podía entender que unos búfalos pudieran parecer tan pequeños: en la selva no estaba acostumbrado a percibir a grandes distancias y no podía entender que un animal grande se volviera pequeño simplemente porque estuviera lejos.
Son bastante conocidos los estudios realizados sobre la influencia del lenguaje en la percepción. Por ejemplo, los colores verde y azul, próximos en el espectro visible, pueden ser nombrados con una sola palabra o con dos. ¿Se puede decir que los pueblos que sólo disponen de una palabra ven el mismo color, mientras que los otros ven dos colores diferentes? Lo mismo ocurre con el color blanco: para un occidental se trata de un solo color y dispone de una sola palabra para nombrarlo, mientras que un esquimal dispone de hasta veintidós vocablos diferentes.
Es evidente la función adaptativa de los efectos del lenguaje y la cultura en el modo de percibir la realidad: un occidental no necesita discriminar entre diferentes tipos de blanco, ya que se trata únicamente de un color más: el esquimal vive rodeado de blancos con distintos significados, uno significa nieve firma y segura, mientras que otro denota peligro, etc. Su vida puede depender de distinguir estas tonalidades y la forma más segura es disponer de palabras distintas para hacerlo.
2. Influencias individuales
No debemos olvidar la influencia en la percepción de factores psicológicos individuales tales como la motivación o las expectativas de cada uno. En experimentos con figuras indefinidas se ha podido comprobar que, si las mismas imágenes se muestran a dos grupos de personas, unos que acaban de comer y otros que llevan varias horas sin hacerlo, los sujetos del segundo grupo percibirán muchas más elementos relacionados con la comida que los del primer grupo. La razón, en este caso, es fácil de entender: el deseo o la necesidad condicionan la percepción.
Esta comprobación se puede extender más allá del impulso estrictamente biológico (alimenticio, sexual...) a otras motivaciones de tipo cultural. Un aficionado a la música percibirá con mayor rapidez y finura todo lo relacionado con este campo. El interés individual del alumno puede determinar que la misma clase de psicología sea un tostón insoportable o una experiencia fascinante. Por supuesto, en el primer caso la mayor parte de los detalles de la explicación pasarán desapercibidas.
Otro factor que influye notablemente son las expectativas y actitudes previas a la aparición de ciertos estímulos. En otro experimento se proyecta una imagen difuminada y se pide a los sujetos que adivinen de qué objeto se trata. A continuación, la imagen se va enfocando y se pide a los mismos sujetos que, tan pronto como sepan con seguridad qué objeto están percibiendo, pulsen un botón. Pues bien, los que acertaron la primera vez tardaron bastante menos que el resto en apretar el botón: simplemente tuvieron que confirmar una expectativa anterior, mientras que los otros deben primero rechazar otra expectativa distinta (falsa) y sustituirla por la creencia verdadera, que tenía también que ser confirmada.
Frederic Bartlett llevó a cabo un experimento para demostrar la existencia de esquemas perceptivos y mnémicos que dan sentido (a veces distorsionándolos) a los datos sensibles. Se trataba de mostrar un dibujo a un sujeto, que éste debía tratar de reproducir lo más exactamente que pudiera, después esta reproducción se mostraba a un segundo sujeto que hacía lo mismo que el primero, luego a un tercero, etc. Los resultados muestran la aproximación sucesiva de los dibujos a un modelo socialmente reconocible.
La psicología social ha estudiado la influencia del prejuicio en la percepción. Gordon Allport y Bernard Kramer realizaron un experimento con dos grupos de personas, unos con prejuicios raciales contra los judíos y otros sin ellos. Se proyectaron veinte diapositivas de hombres de raza blanca y se pidió a los sujetos que discriminaran cuáles era de origen judío. Sorprendentemente, las personas con prejuicios raciales tuvieron un porcentaje muy superior de aciertos. Allport y Kramer concluyeron que las personas con actitudes y juicios previos sobre un fenómeno son más selectivas y más discriminadoras en la percepción de dicho fenómeno.
En otro experimento, el mismo Allport mostró a varias personas blancas el dibujo de un hombre blanco con un cuchillo en la mano sentado en el autobús junto a un hombre negro. Al preguntarles después por los detalles del dibujo, un porcentaje soprendentemente alto "recordaba" que el cuchillo estaba en la mano del hombre negro.
En conclusión, se puede decir que generalmente vemos lo que esperamos o queremos ver; en ocasiones, esto nos ayuda a fijar la atención en los detalles relevantes pero otras veces simplemente produce una percepción deformada de la realidad.
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