miércoles, 13 de junio de 2018

De la inteligencia al pensamiento

¿Pensamiento e inteligencia son expresiones sinónimas? Lo correcto sería decir, más bien, que son dos campos diferentes con zonas comunes. Jean Piaget, en su obra Estudios de psicología genética, explica la diferencia entre ambos conceptos:

Existe una inteligencia anterior al lenguaje, pero no hay pensamiento antes del lenguaje. A este respecto distinguimos inteligencia y pensamiento: la inteligencia es la solución de un problema nuevo por el sujeto, es la coordinación de los medios para llegar a un fin que no es accesible de manera inmediata, mientras que el pensamiento es la inteligencia interiorizada que no se apoya sobre la acción directa sino sobre un simbolismo, sobre la evocación simbólica por el lenguaje, por las imágenes mentales, etc., que permiten representar lo que la inteligencia sensoriomotriz, por el contrario, va a captar directamente.

Lo que define al pensamiento es, por tanto, su carácter de representación mental (poner ideas en lugar de objetos), que puede aparecer o no en la inteligencia. Ésta, en los primeros años de vida, se ejerce directa e inmediatamente sobre los objetos y no sobre sus representaciones (el niño de pocos meses no representa mentalmente el sonajero, lo agita y disfruta escuchando el ruido que produce). Así pues, si la inteligencia es el campo de los medios para obtener unos fines, el pensamiento es el campo de las representaciones. Podemos decir que éstas -también llamadas ideas- son la materia prima del pensamiento. 
Las ideas pueden dividirse en dos grandes clases: representaciones particulares (imágenes) y representaciones generales (conceptos). Las imágenes son siempre representaciones no verbales, basadas exclusivamente en la información sensorial (visual, auditiva, olfativa, gustativa, etc.). Las imágenes acompañan siempre al pensamiento: no hay pensamiento sin imágenes, aunque lo específico del pensamiento humano, la capacidad de abstracción, consiste en no atender a las imágenes para fijarse sólo en las representaciones conceptuales.
Los conceptos son las ideas que significan clases de objetos. Pero no suelen estar perfectamente definidos, lo cual hace que muchas veces tengamos dudas a la hora de colocar un objeto bajo el concepto correspondiente. Pensemos en el concepto "pájaro": no tendremos ningún problema en considerar a un gorrión o a un canario como ejemplos de él, pero, ¿haremos lo mismo con una paloma, un cuervo o una gallina, sin mencionar otros casos que seguramente rechazaremos como pingüino o un avestruz?

Nos cuesta considerar a los pingüinos como aves ya que difieren del concepto que tenemos de "pájaro".
Algunos autores como Eleanor Rosch describen esta situación en términos de grado de pertenencia: algunos ejemplos pertenecen a un concepto en un grado mayor que otros. El grado máximo de pertenencia corresponde a los casos que llamamos modelos o prototipos. El prototipo marca la transición de la imagen al concepto: como caso individual, conserva las características de la imagen, pero es justamente la imagen sobre la que se va a construir el concepto general: desde la imagen-prototipo juzgamos la pertenencia o no, y el grado de la misma, de los otros ejemplos al concepto correspondiente.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho el blog!!!!! Hay gran trabajo detrás y constancia!!!

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