domingo, 23 de junio de 2019

De los "miasmas" a los microbios

Durante gran parte de la historia de la humanidad, el origen y la causa de las enfermedades infecciosas ha sido un misterio. No han faltado explicaciones en casi todas las culturas que han visto en la enfermedad, especialmente en la enfermedad epidémica, un castigo divino. Las primeras explicaciones racionales invocaban a la alteración, corrupción o contaminación del aire por "miasmas", emanaciones que procedían de la descomposición de la materia orgánica. La teoría miasmática de la enfermedad fue la que predominó hasta finales del siglo XIX.

1. La teoría microbiana de la enfermedad
A mediados del siglo XIX, investigadores de prestigio, como el francés Louis Pasteur (1822-1895), establecieron por primera vez la relación entre el desarrollo de ciertas enfermedades y la presencia de microorganismos en el enfermo. Sin embargo, la mera asociación de los microorganismos con la enfermedad no aseguraba que éstos fueran la causa. Robert Koch (1843-1910), un joven médico alemán, fue el responsable de poner a prueba experimentalmente la denominada teoría microbiana de la enfermedad. 
Robert Koch centró sus primeros trabajos en el estudio de una enfermedad del ganado, el carbunco, que, en ocasiones, también afecta a las personas. Koch observó al microscopio preparaciones de sangre de los enfermos y comprobó que siempre estaba presente una bacteria, la que hoy conocemos como bacillus anthracis.
Para poner a prueba su teoría tomó una pequeña cantidad de sangre de un ratón enfermo de carbunco y se la inyectó a un ratón sano que, al poco, enfermó de carbunco y murió. Repitió este mismo proceso hasta veinte veces y, en todos los casos, los ratones morían con los mismos síntomas y en su sangre aparecía la misma bacteria. Más adelante, completó sus trabajos aislando la bacteria y cultivándola en el laboratorio en medios adecuados. Así comprobó que, incluso después de muchas transferencias o resiembras de cultivo, la bacteria seguía causando la misma enfermedad cuando se reinoculaba a un animal.
Koch repitió sus experimentos con otras enfermedades, como la tuberculosis o el cólera, obteniendo los mismos resultados. Con ello, no sólo confirmó el papel de los microorganismos en las infecciones sino también la idea de que cada enfermedad está producida por un microorganismo determinado, y cada microorganismo genera una enfermedad diferente. Sus resultados le sirvieron de base para enunciar lo que se conoce como postulados de Koch, unos requisitos básicos para que una enfermedad se considere infecciosa. Los postulados son los siguientes:


2. Agentes infecciosos
Hoy sabemos que la mayoría de los microorganismos son inocuos para los demás seres vivos. Sólo algunos producen enfermedades infecciosas, los denominados microorganismos patógenos. Por otra parte, algunos agentes causantes de enfermedades infecciosas no son organismos, como los virus, por eso suele utilizarse la expresión más general de agentes infecciosos o, de forma más vulgar, gérmenes o microbios.
Los agentes infecciosos son parásitos que invaden el cuerpo de un ser vivo, denominado hospedador o huésped, y se reproducen en su interior o sobre él, ocasionando daños en sus tejidos. Estos daños son los responsables de los síntomas de la enfermedad. Cuando el conjunto de síntomas que acompaña a una enfermedad es complejo, de causa no específica y variable de unos individuos a otros se utiliza el término síndrome. Por ejemplo, una persona afectada de sida puede manifestar síntomas respiratorios, problemas en la piel e, incluso, trastornos mentales.
Los agentes infecciosos pueden ser:
  • Virus: Son parásitos celulares, ya que necesitan introducirse en las células para poder reproducirse. Son los agentes infecciosos de menor tamaño y resultan difíciles de eliminar si no se destruyen las células en las que viven. Producen enfermedades como la gripe y los resfriados comunes, las fiebres hemorrágicas (ébola, dengue), el sida o el SRAS.
  • Bacterias: Son organismos unicelulares procarióticos y pueden reproducirse sin invadir otras células. Si tienen forma alargada se denominan bacilos. La tuberculosis, el carbunco, el cólera o la legionelosis son enfermedades producidas por bacterias.
  • Protozoos y hongos: Los protozoos son unicelulares eucarióticos, y los hongos pueden ser unicelulares o pluricelulares. A los protozoos y hongos infecciosos se les suele englobar en el término parásitos aunque todos los agentes infecciosos no lo son. El paludismo (malaria) o la enfermedad del sueño son producidas por protozoos, y el pie de atleta o la candidiasis, por hongos.

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