miércoles, 4 de marzo de 2020

Clasificación de las modalidades sensoriales

Las sensaciones pueden clasificarse según su origen de procedencia o según la calidad de información que producen, aunque en último término lo que interesa para la adaptación es el tipo de información que aportan al organismo.

En función del lugar de procedencia se habla de:
Sensaciones interoceptivas: constituyen señales del medio interno y más concretamente de las vísceras, teniendo una calidad difusa y poco diferenciada, dando al organismo una información de su estado interno general, gracias a que participan en la homeostasis o equilibrio interno, al poner en marchas las oportunas medidas correctoras, tras las órdenes debidas del SNC y del SNA.
Sensaciones propioceptivas: constituyen una valiosa información de otras porciones internas, concretamente de los músculos, articulaciones y oído interno, permitiendo saber al organismo su posición en el espacio y regular ciertos aspectos del equilibrio y la motilidad.
Sensaciones exteroceptivas: incluyen las señales procedentes del medio externo, incluyendo las clásicas modalidades sensoriales (ver, oír, oler, gustar y tocar). Gracias a esta información, la adaptación se enriquece grandemente.

En función de la calidad de información se habla:
Sensaciones protopáticas: son primitivas y elementales, poco objetivas y escasamente diferenciadas, poseyendo cierta relación con el correlato somático de las emociones. Estas sensaciones se dan más bien entre las interoceptivas, pero también incluyen algunas de las exteroceptivas, como las olfativas, gustativas y algunas de las táctiles.
Sensaciones epicríticas: son muy complejas, tanto a nivel evolutivo como informativo, entrañando un carácter bastante objetivo y diferenciado. Participan en conductas superiores, habida cuenta que a veces implican aspectos cognitivos diversos, dándose fundamentalmente entre las exteroceptivas superiores, como la visión y la audición, así como en las táctiles más finas.

 

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