lunes, 26 de octubre de 2020

El voluntariado

1. Introducción

En la historia de todas las culturas ha habido personas que, sin recibir ninguna compensación económica, han dedicado su vida o parte de ella a cuidar de otros más necesitados, ya sea la razón de su necesidad una incapacidad física y/o psíquica, ya sea consecuencia de catástrofes naturales, ya sea efecto de una pobreza injusta, ya sea producto de la enfermedad.

Joaquín García Roca, en su libro Solidaridad y voluntariado, caracteriza al voluntario mediante cuatro figuras simbólicas:

  • El voluntario es guía porque, atento a las circunstancias que se presentan, señala posibles caminos, y lo hace valiéndose de los indicadores existentes y de su implicación personal en las situaciones que comparte con otros.
  • Es vigía en tanto que, abandonado su mundo, se siente inseguro y ha de permanecer alerta, para que unas veces el miedo, otras el desánimo, no lo alejen de su proyecto. El voluntario debe robustecer su imaginación utópica si no quiere verse anegado por la multitud de problemas que lo acosan.
  • También es mediador, sirve de puente entre el grueso de la sociedad y los grupos minoritarios que son marginados por ella. Además, es el cauce para trasvasar energía vital de la una a los otros.
  • Por fin, el voluntario es acompañante, porque se hace cercano a los que sufren y los acoge. Pero no se diluye en el dolor de ellos, sino que los refresca y los anima a seguir, convencido de que a todos nos aguarda un futuro mejor.
2. Principios del voluntariado

En nuestro tiempo, particularmente desde el último cuarto del siglo XX, las personas que han asumido estas tareas de cuidado de los menesterosos y de la naturaleza en peligro sin recibir retribución se han ido organizando en grupos, y han nacido así las denominadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Estas organizaciones no dependen de los gobiernos y desarrollan tareas de asistencia y promoción entre los grupos más necesitados en cualquier lugar de la Tierra, intentando satisfacer sus necesidades básicas, es decir, las referidas a alimentos, vivienda, educación, asistencia sanitaria y medio ambiente.

En la revista Documentación social, Luis Lopezllera afirma que estas ONG actúan en la dimensión micro, en el nivel de las iniciativas de la gente común, donde suelen inspirarse en principios como éstos:

  • Ocuparse prioritariamente de problemas básicos de grupos, comunidades y sectores desfavorecidos.
  • Poner acento en la autoayuda, la ayuda mutua y la adecuada participación en los distintos niveles de proceso.
  • Promover trabajo voluntario, profesional y más allá de lo profesional.
  • Optar por motivaciones altruistas no proselitistas, es decir, no vinculados a grupos religiosos, y políticas no dependientes de partidos políticos.
  • Comparar la acción de los juegos de fuerzas en la vida personal, la dimensión local y la transnacional.
  • Procurar una cultura de valores propios, de responsabilidad y creatividad.
Las ONG y los medios de comunicación
Los medios de comunicación son el instrumento insustituible para el conocimiento de las realidades lejanas y, por tanto, son determinantes en la imagen del Tercer Mundo que los norte-occidentales tenemos del mismo. Sin ese conocimiento no es posible que las ONG sensibilicen a la población ni un juicio crítico que permita estrategias de colaboración y ayuda eficaces.
José Luis Sánchez Noriega, La globalización y sus excluidos


3. El voluntariado internacional

Los voluntarios que trabajan en tareas que sobrepasan los límites de su nación olvidan egoísmos e insolidaridades y se niegan a formar parte, sea de la manera que sea, de la violencia de la muerte. Por el contrario, se entregan a una defensa de la vida y de la satisfacción de necesidades básicas. En muchos casos, estas personas se hacen violencia a sí mismas, pues tienen que vencer inercias e individualismos, y deben desarrollar al máximo sus capacidades y ponerlas al servicio del bien común, que pasa necesariamente por el bien de los que tienen peores condiciones de vida. Estas personas forman lo que podemos llamar la internacional de la vida porque, desde sus características individuales de raza, cultura, religión, sexo, generación y clase social, llegan a considerar a toda la humanidad y tratan de construir una sociedad más justa y con las mismas oportunidades para todos.

4. El individuo y la colectividad

A. King y B. Schneider, en su libro La primera revolución global, abordan las difíciles relaciones de cada persona con los problemas planteados hoy a nivel mundial. Estos autores defienden la necesidad de una ética de la solidaridad y del uso del tiempo que, según ellos, debe conducir a una ética de la acción, en la que las personas deben hacer suyos los problemas de todos los hombres y mujeres de la Tierra, interesarse y movilizarse con el fin de resolverlos.

Dado que los individuos aislados nos sentimos con frecuencia desbordados por la inmensidad de los males que aquejan a nuestra sociedad, y muchas veces incluso nos sorprenden porque los desconocemos y, de momento, tomamos conciencia de ellos, sentimos la necesidad de organizarnos y asociarnos para encontrar juntos la fuerza y la eficacia de las que carecemos cuando estamos solos.

Los dos autores mencionados insisten en que no podemos olvidar que la ética de los grupos depende del comportamiento ético de los individuos que los componen, y, del mismo modo, la adhesión de las personas a un código de comportamiento ético puede ser alentada, estimulada y promovida por la postura colectiva. 

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