La Agencia Espacial Europea (ESA) anuncia su plan Voyager 2050, que establece sus principales líneas de investigación entre 2035 y 2050. La primera será averiguar si varias de las lunas de Júpiter y Saturno tienen potencial para albergar vida, o si existe en ellas alguna biofirma, es decir, una huella química o física que indique que hubo o hay vida allí. Para hacerlo se enviarán a esos mundos sondas e incluso drones que explorarán sus atmósferas, superficies y mares subterráneos. La segunda profundizará en el estudio de las atmósferas de los exoplanetas similares a la Tierra, para determinar si poseen las condiciones adecuadas para que se desarrolle la vida. Esto exigirá la creación de instrumentos capaces de captar las emisiones térmicas directas de las atmósferas de los exomundos, en busca de indicios de la habitabilidad de sus superficies.
La tercera prioridad de la ESA será recopilar más datos del universo primitivo para responder a las grandes preguntas: ¿cómo se formó?, ¿cómo nacieron y evolucionaron las primeras estructuras cósmicas y los agujeros negros?
Una misión de la ESA será crucial para las futuras exploraciones de los satélites de Júpiter y Saturno previstas por el plan Voyage 2050. Se llama JUICE (JUpiter ICy moons Explorer, Explorador de las lunas heladas de Júpiter), despegará en 2022 y llegará al gigante gaseoso en 2029. La nave pasará tres años sobrevolando el sistema joviano, investigando el planeta y tres de sus mayores lunas: Ganímedes, Europa y Calisto. Los científicos piensan que hay océanos ocultos bajo la superficie de estos mundos helados, y que podrían albergar vida o haberlo hecho en el pasado.
Recreación del JUICE |
La sonda se construyó en las instalaciones de Airbus en Madrid antes de viajar al Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial de la ESA en Noordwij (Países Bajos).
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