La palabra disociación significa "separación"; un trastorno disociativo es aquel en que una parte de la personalidad se separa o disocia del resto. El caso más extremo y raro de este tipo de trastornos es lo que se llama personalidad múltiple, en que diferentes aspectos de una misma personalidad actúan como si fueran identidades distintas, emergiendo cada una en momentos diferentes. Algunos psicólogos explican el origen de este trastorno como un mecanismo de defensa del niño que sufre abusos (hace que estos abusos los sufra "otro", una personalidad de la que la mayor parte del tiempo no es consciente): esta hipótesis se ve avalada por el hecho de que, en casi todos los casos estudiados, una de las personalidades corresponde a un niño.
Más común es el fenómeno conocido como despersonalización en que uno se ve a sí mismo "desde fuera", como si estuviera contemplando las acciones de alguien diferente. La amnesia disociativa surge cuando alguien olvida algún episodio especialmente desagradable de su vida, mientras que se habla de fuga disociativa, mucho más rara, cuando el olvido se extiende a toda la existencia anterior, incluyendo la propia identidad, y en consecuencia se adopta una identidad nueva.
Todos estos trastornos tienen en común el rechazo del propio sujeto hacia una parte o la totalidad de su existencia, a la que convierte en inconsciente; se trata del proceso de represión estudiado en su momento por Freud, por lo que estos trastornos son los que mejor se ajustan al modelo psicoanalítico de explicación.
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