sábado, 3 de marzo de 2012

Agentes de socialización

Cuando nace, el ser humano necesita prolongados cuidados de tipo físico, afectivo y cultural; su larga época de dependencia infantil supone no sólo que su cuerpo se desarrolla lentamente, sino también la necesidad de un largo proceso de aculturación. El desarrollo de la persona necesita el trasvase de la cultura de la sociedad a la que pertenece. El propio hecho del lenguaje implica la existencia de una amplia tradición cultural que es preciso asimilar paulatinamente.
Jean Piaget (1896-1980)
De esta manera, podemos decir que el proceso de socialización es, al mismo tiempo, un proceso de personalización, es decir, una transformación en la que el individuo humano va adquiriendo su personalidad. En este aspecto coinciden numerosos psicólogos y sociólogos; por ejemplo, J. Piaget señala que sólo gracias a la vida en sociedad llega el individuo humano a apercibirse de las capacidades reflexivas de su propia mente.
Pero esto no significa que la personalidad de los seres humanos se encuentre totalmente determinada por la sociedad; sucede más bien al contrario, el auténtico desarrollo de la personalidad supone la adquisición de la capacidad de interiorizar en un sentido propio y particular aquellos influjos sociales.


Agentes de socialización
Se entiende por agentes de socialización aquellas entidades colectivas que de un modo u otro contribuyen a la transmisión de la cultura social y al reforzamiento de la conciencia de pertenencia a un grupo o a una cultura (civilización). En este sentido, resulta evidente que algunas entidades procuran transmitir sus valores de forma intencionada, por ejemplo, las religiones, los partidos políticos, etc.; mientras que otras los transmiten, predominantemente, de una manera inintencionada, por ejemplo, la "pandilla", el club, el Estado, etc.
Los agentes de socialización son muy numerosos, pero los sociólogos y los psicólogos tienden a considerar como los más importantes los siguientes:

  • La familia: La familia constituye el principal agente de socialización, puesto que no solamente es el lugar en el que el niño nace, sino que también constituye el grupo humano en el cual tienen lugar las relaciones más profundas y persistentes: se cambia de profesores, de compañeros de juegos y deportes, de colegios, de clubs,...; sin embargo, permanecemos en la misma familia. La familia constituye el grupo humano en el que más necesidades biológicas, culturales y espirituales satisfacemos.
  • La escuela: Mientras que en la familia se produce la socialización de una manera difusa y afectiva, la escuela, por el contrario, constituye una institución cuyo objetivo principal consiste en favorecer o promocionar dicha socialización. Ésta tiene lugar en dos direcciones, en dirección vertical, en tanto en cuanto supone para el individuo humano (para el niño) la aceptación de un determinado orden y el reconocimiento de la autoridad en el cuadro de profesores, y en dirección horizontal, en la medida en que se encuentra relacionado con personas de su misma edad con quienes comparte los trabajos y colabora en numerosas tareas académicas y lúdicas.
  • Los grupos: Desde el punto de vista de la formación de la personalidad, la Psicología y la Sociología actuales conceden una importancia extraordinaria a los grupos. Los estudios realizados diferencian los grupos infantiles y juveniles y los grupos de personas de edad. Entre ambas clases de grupos parece existir una diferencia fundamental, a saber, mientras que en los primeros predominan las relaciones afectivas y la socialización de tipo mecánico (simpatía, espontaneidad), en los grupos de personas de edad predominan las relaciones de tipo orgánico, por medio de las cuales se persiguen fines preferentemente racionalizados y previamente determinados.
  • El mundo del trabajo: La empresa, los sindicatos y otras instituciones análogas, desde el punto de vista de la socialización, poseen una relevancia bastante restringida comparados con los agentes enumerados anteriormente. Por una parte, resulta evidente su importancia en el mundo actual, ya que guardan una estrecha relación con la profesión, es decir, con la formación de la persona (estudios, adscripción a una determinada profesión, aprendizaje y adquisición de determinadas habilidades...) y con los medios económicos disponibles, es decir, con el modo de satisfacción de las necesidades materiales (mayor o menor estatus económico, acceso a determinados bienes y amistades, etc.). Pero, por otra parte, abarcan sólo algunos aspectos concretos de la personalidad y aparecen intencionalmente dirigidos hacia aptitudes establecidas con precisión.
  • Los mass media: Desde la invención de la imprenta, las posibilidades de dirigirse a una multitud cada vez mayor se han incrementado sin cesar. Un número ingente de personas reciben análogos o idénticos contenidos informativos, ideológicos, propagandísticos y culturales, lo cual contribuye poderosamente a uniformar los valores, las aspiraciones, las actitudes, los comportamientos, etc., de una extensa parte de la humanidad. Aunque en estos medios suelen existir ciertos programas dirigidos expresamente a la formación de las personas, el papel formador (socializador) más significativo se lleva a cabo de manera indirecta y difusa a través de programas de entretenimiento, cuya capacidad para infundir valores y hábitos es superior a aquellos que se proponen educar.

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