Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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viernes, 8 de julio de 2016

La experiencia estética

Una de las dimensiones fundamentales de la acción humana es la dimensión estética. Gracias a ella la vida humana está llena de formas y luces, colores y ritmos, músicas y sonidos, sueños e imágenes. El mundo deja de ser un espacio frío e inhóspito para convertirse en un escenario multicolor donde aparecen y desaparecen objetos que no son simples cosas, sino obras cuya mayor o menor belleza, cuyo mayor o menor agrado mantiene despierta nuestra sensibilidad.
Esta interpelación cotidiana de la belleza recibe el nombre de experiencia estética y de ella nace el mundo de la creación artística.

Arte en tiempos de globalización
A la vez que forman parte de ese continuo de la representación, el modo específico de hacerlo de las distintas artes es el de la singularización: la obra de arte tiene, en nuestro tiempo, el sentido principal de una ruptura, de una diferenciación en la cadena indistinta de signos que constituye el universo cultural de las sociedades de masas. Frente a la globalización comunicativa, el arte aísla, corta, detiene, ralentiza, acelera, invierte y subvierte. En definitiva, diferencia la imagen, estableciendo así una pauta de autonomía de sentidos que le hace posible seguir siendo poiesis, producción de conocimiento y placer, puesta en obra de la verdad y de la emoción a través de la síntesis de lo sensible y el concepto.
José Jiménez, Un arte dislocado

El cine
Con la aceptación del cine como arte autónomo llegó un público alejado del consumo del arte, y llegaron unos fabricantes de ese mismo arte sumamente sospechosos, pero puramente modernos. Era un arte con cierta vocación por el asombro y la trastocación de tiempos y espacios, pero muy lejos de la especulación teórica y académica, utilizando sobre todo los cuerpos, las miradas y el deseo. Aparece como un arte de masas y coincide con el desarrollo popular de inventos como el teléfono, la radio, la producción en serie de automóviles y el turismo. No se entendería este arte sin el cruce significativo de arte de masas y sociedad industrial.
Manuel Gutiérrez Aragón, Las transformaciones del arte contemporáneo


1. Poética y filosofía
La vida tiene una dimensión estética de la que siempre se ha ocupado la filosofía. En los orígenes de la filosofía griega, esta dimensión estética nace del encuentro con "lo bello" (to kalon) y de habilidades (techne) que el ser humano tiene para comunicarse y representar narraciones (épicas, líricas o dramáticas). Aunque estas habilidades hayan sido adquiridas mediante un entrenamiento o una técnica, dependen de las capacidades naturales que los dioses han concedido a los seres humanos y reciben el nombre de inspiración (poiesis).
La inspiración es un don divino con el que los artistas pueden despertar la admiración por "lo bello" que hay en la perfección, el equilibrio y la armonía de la naturaleza. Por eso Platón dice que los poetas son "intérpretes" de los dioses, mediadores entre los dioses y los hombres. Unos años más tarde, Aristóteles clasifica los distintos géneros de arte e inspiración en dos de sus obras más importantes: la Poética y la Retórica.

La inspiración de los poetas 
Todos los buenos poetas, épicos o líricos, componen sus hermosos poemas, no por arte, sino porque están inspirados y poseídos. El poeta es un ser ligero, alado y sagrado y no hay invención en él hasta que está inspirado y fuera de juicio, y no queda razón en él. El dios parece haber privado adrede a todos los poetas, profetas y adivinos, de toda razón y entendimiento, para adaptarlos mejor a su empleo como sus ministros e intérpretes, y para que nosotros los oyentes reconozacamos que los que escriben tan hermosamente están poseídos y se dirigen a nosotros inspirados por el dios.
Platón (adaptado)

Un don
Con la vida ocurre como con el dibujo. Hay que sumergirse en él de manera que en un abrir y cerrar de ojos crees algo sobre tu hoja de papel o sobre la tela, allí donde antes no había nada, de manera que luego no sepas decir cómo lo has hecho. El razonamiento y la reflexión deben preceder al trabajo definitivo: durante el trabajo hay poco lugar para la reflexión y el razonamiento. Pintar es un don, hay que extender las manos para cogerlo, y cogerlo no es fácil: hay que esperar a que el don se revele por sí mismo. Trabajando es como se aprende; pintando es como se hace pintor.
Van Gogh (adaptado, correspondencia con su hermano)

2. El nacimiento de la estética
La forma en que la filosofía se ha ocupado de la belleza ha variado con el tiempo. Siempre ha sido una preocupación de la filosofía práctica porque el encuentro con la belleza y la creación artística está directamente relacionado con la sensibilidad humana. Esta importancia de la sensibilidad no se produce a costa del entendimiento, como si el conocimiento de lo bello fuera irracional o arbitrario. Para tender un puente entre el entendimiento y la sensibilidad un filósofo del siglo XVIII como Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762) crea una nueva disciplina que llamará Estética. 
El término "estética" no sólo designa la sensibilidad con la que el ser humano se sitúa en el mundo, sino una disciplina que estudia el tipo particular de conocimiento que nos proporciona el conjunto de los sentidos. Esta disciplina tiene como finalidad hacer inteligible el conocimiento de los sentidos y por eso es definida como "ciencia del conocimiento de los sentidos" (scientiae cognitionis sensitivae). Este conocimiento exigirá analizar una nueva facultad de la que dependen nuestros juicios estéticos: la facultad del gusto. A esta facultad le dedicará Kant una especial atención en una de sus críticas: la Crítica de la facultad de juzgar.

3. La experiencia estética
La facultad que nos permite analizar la belleza y el arte tiene su origen en la experiencia estética. A diferencia de otras experiencias como la experiencia moral o la experiencia religiosa, tiene tres dimensiones:
- Poética o creativa (del término griego poiesis): El encuentro con la belleza no es el encuentro con un objeto cualquiera, sino con algo que es fruto de la creatividad, la imaginación y el ingenio. Precisamente cuando alguien tiene habilidad para crear con absoluta libertad y sin someterse a cánones o modelos establecidos es llamado "genio".
- Perceptiva o estética (del término griego aisthesis): No es nuestra razón o nuestra inteligencia la que conoce la belleza, sino toda nuestra sensibilidad. Más que una sensación de utilidad o placer, es un momento de gozo, plenitud e intensidad que llamamos "fruición" (de donde viene la palabra "disfrutar").
- Catártica o comunicativa (del término griego catharsis): Es una experiencia de liberación de uno mismo, de desentendimiento de sí. La belleza que percibimos se adueña de nosotros y nos hace tomar distancia de nosotros mismos. Se establece así un espacio de juego y comunicación entre la persona y lo bello. Este espacio no es un simple espacio físico sino todo un mundo de significados compartidos que llamamos "ámbito".


4. De la experiencia estética a la crítica del arte
Además de la experiencia estética, la estética como disciplina filosófica también tiene por objeto estudiar el mundo del arte y la creación artística. Dada la importancia que tiene el arte en la vida contemporánea, la estética puede dividirse en cuatro grandes áreas en las que se delimita el mundo del arte.
 5. Gusto y moda
A diferencia del término "moda", con el que describimos un fenómeno social donde se comparten las formas estéticas de un determinado momento histórico, el término "gusto" designa una capacidad personal para elaborar un juicio estético propio. Tiene "gusto" una persona con capacidad para tomar distancia tanto de sus preferencias individuales como de las preferencias sociales dominantes. Tienen "gusto" quienes son capaces de tener un juicio estético global y propio.

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