Todo lo que nos rodea está continuamente influyendo en la valoración que hacemos de las cosas, en la asignación de roles, el concepto de justicia y la forma de resolver los conflictos.
Además del entorno afectivo, son espacios de adquisición de valores:
- La escuela, el trabajo y otros espacios públicos de convivencia: La escuela constituye el primer espacio público común en el que se confrontan los valores adquiridos en la familia. Ésta debe proporcionar a los jóvenes la posibilidad de reforzar valores adquiridos y adquirir otros nuevos, así como normas básicas de convivencia.
- Los medios de comunicación de masas y la publicidad: La prensa y, en especial, la televisión transmiten ideales de conducta y pautas de comportamiento. En este sentido, hay que destacar la importancia de los llamados "personajes de influencia", entre los que cabe citar deportistas, artistas, escritores, etc., que se convierten en modelos de referencia a imitar.
2. La solidaridad, un compromiso con los demás
La vida en comunidad nos obliga a ser responsables y a asumir que nuestras decisiones afectan a los demás positiva y negativamente. En la medida en que reconocemos que algunas personas sufren, tienen problemas y experimentan dificultades, desarrollamos el sentimiento de la solidaridad, que puede ejercerse de varias maneras. Dos ejemplos son:
- Las ONG (Organizaciones No Gubernamentales): Se caracterizan por su independencia de los gobiernos. En ellas colaboran de forma voluntaria personas que comparten el mismo objetivo solidario: la defensa del medio ambiente, la ayuda a los "sin techo", a los presos de conciencia, la lucha por la libertad de información, por el acceso a la salud y medicinas, a la educación, etc.
- La participación ciudadana: Consiste en colaborar en asuntos de carácter público qe tienen por objetivo un mejor funcionamiento de la comunidad y la sociedad en la que vivimos. Las asociaciones de vecinos, los partidos políticos, los sindicatos y otras asociaciones de diverso carácter permiten que nuestras opiniones sean tenidas en cuenta.
Ramón Vargas-Machuca, Solidaridad
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