La función del psicólogo, según Titchener, era describir la experiencia y sólo la experiencia. Los estímulos no son procesos mentales, aunque pueden dar origen a ellos o pueden considerarse en relación con ellos.
Así, cuando Titchener escribe que las sensaciones e imágenes son tal vez indiferenciables, sólo quiere manifestar que sobre la sola base de la observación introspectiva no podemos indicar la diferencia; nada acerca del proceso mental mismo dice "yo soy sensación" o "yo soy imagen".
Titchener encuentra imágenes para cada sentido, con la posible excepción de la cinestesia, y halla imágenes de diferentes tipos dentro de cada sentido. Además de las imágenes visuales, auditivas y de otras modalidades, hay otros tipos, como las imágenes recurrentes (por ejemplo, la canción que se nos viene a la mente), imágenes alucinatorias (el timbre de la puerta, que nadie ha tocado), imágenes de sueños, imágenes de recuerdos, etc.; la lista es larga. Estas imágenes, al igual que las sensaciones, tienen sus atributos de calidad, intensidad, duración y otros; y, junto con las sensaciones, proporcionan los componentes esenciales de la vida mental.
Queda aún una tercera clase de elementos, según Titchener: los afectos o sentimientos simples. Éstos se definen en oposición al proceso elemental de la sensación. Un afecto difiere de una sensación por el número de atributos que posee; le falta claridad (vivacidad) y extensión. Puede variar en el lapso que ocupa (duración); puede ser de mayor o menor grado (intensidad) y tiene siempre una de dos cualidades: agrado o desagrado. Estas cualidades nunca existen al mismo tiempo (no hay sentimientos "mezclados") y esta forma de sentimiento no debe jamás confundirse con los "sentimientos" del vocabulario popular. Cuando decimos "esto se siente áspero o suave", "me siento bien" o "él siente que tengo razón", estamos tratando de que el término abarque experiencias que son mucho más complicadas por su naturaleza y en las cuales el sentimiento real (afecto) tiene, a lo sumo, un papel de muy poca importancia. Obviamente, no debemos confundir este "afecto" con el de la relación de dos personas que se aman o con la relación padre-hijo, sin que importe cuánto agrado o desagrado pueda haber en cualquiera de ellos.Al estudiar el afecto, Titchener se separa considerablemente de las enseñanzas de Wundt. Este último se mostraba renuente a reconocer los estados de agrado o desagrado como cualidades de los procesos elementales, y dio igual rango a sentimientos tales como tensión y relajación, excitación y calma. Titchener examina en detalle la teoría de Wundt, al igual que la evidencia experimental tras ella, y señala sólo el carácter elemental de los afectos y el carácter de combinación de las otras categorías de sentimientos de Wundt. Dice que la tensión, la relajación, la excitación y la calma son realmente "sentimientos de los sentidos", combinaciones de sensaciones orgánicas y de verdaderos sentimientos.
La controversia entre alumno y maestro no debe detenerse aquí; además, Titchener, antes de morir, había llegado a la conclusión de que incluso los sentimientos de agrado y desagrado eran probablemente reducibles a sensaciones.
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