Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
@blog_trca

sábado, 15 de julio de 2017

La personalidad

A lo largo de la vida construimos una identidad personal propia y todo aquello que da sentido a la tónica general de nuestro comportamiento es nuestra personalidad.
La personalidad es el conjunto de características que determinan la forma de ser y actuar de una persona. Los rasgos de nuestra personalidad vienen influidos por una red de sentimientos, emociones, afectos, deseos, etc., así como por la inteligencia y la memoria.

1. Los sentimientos
Los sentimientos son el conjunto de emociones, sensaciones y afectos que se originan en nosotros cuando nos relacionamos con las cosas y con otras personas que nos rodean.
Los sentimientos afectan a nuestro estado de ánimo, influyen en nuestro comportamiento y nos producen sensaciones de placer o de dolor. Son herramientas muy útiles para la relación personal (emocional y afectiva) con personas, animales y cosas, y con uno mismo (pensamientos, deseos, ilusiones, fantasias, sueños, etc.).

2. La inteligencia
La inteligencia es la capacidad de dirigir nuestro comportamiento para enfrentarnos con éxito a situaciones nuevas y relacionarnos con el entorno.
Sin embargo, la inteligencia no sólo maneja conocimientos. De hecho, aprender a reconocer y utilizar los sentimientos y las emociones es muy importante para afrontar las situaciones y problemas de nuestra vida.
La llamada inteligencia emocional es la capacidad para tratar con nuestros estados de ánimo, sentimientos y emociones y relacionarnos de manera positiva y efectiva con las cosas y con los demás.
La inteligencia es fundamental a la hora de utilizar todo nuestro conocimiento, información y capacidad afectiva para elaborar las estrategias necesarias que guíen nuestro comportamiento.
Puesto que no vivimos solos sino en sociedad, además de la inteligencia individual, que es la propia de cada persona, podemos distinguir una inteligencia social, que es la capacidad que tiene una colectividad o una sociedad en su conjunto para dirigir su comportamiento ante los retos que aporta el futuro y organizarse de una forma más justa.

Pérdida de control sobre las emociones
A diario, los periódicos nos acosan con noticias que hablan del aumento de la inseguridad y de la degradación de la vida ciudadana, fruto de la irrupción descontrolada de los impulsos. Pero este tipo de noticias simplemente nos devuelve la imagen ampliada de la pérdida de control sobre las emociones que tiene lugar en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean.
Daniel Goleman, Inteligencia emocional

Las inteligencias múltiples
Es una equivocación describir a las personas como poseedoras de una única y cuantificable inteligencia, pues el ser humano tiene, por lo menos, ocho inteligencias diferentes, cada una desarrollada de modo y a un nivel particular.
Ellas son la Inteligencia Musical, Corporal-cinestésica, Lingüística, Lógico-matemática, Espacial, Interpersonal, Intrapersonal y Naturalista.
Pero los programas de enseñanza sólo se basan en las inteligencias lingüística y matemática, dando una mínima importancia a las otras.
Es por ello que para lograr el objetivo de transformar la escuela tradicional en una de Inteligencias Múltiples, tenemos que partir desde un trabajo en equipo en el que intervengan la escuela (docentes) y el hogar (los padres).
Howard Gardner, Las inteligencias múltiples en el siglo XXI (adaptado)

3. La memoria
La memoria es muy importante para nuestra identidad personal, pues nos permite tener una idea de nosotros mismos a lo largo del tiempo. Somos memoria y sin ella sería imposible desarrollar la propia personalidad. La memoria nos permite conectar nuestras experiencias pasadas, presentes y futuras como pertenecientes a un mismo sujeto -el yo-. Gracias a ella podemos evaluar nuestra propia vida, rectificar los errores y encaminarnos hacia el futuro. 

4. Trastornos de la personalidad
La mayoría de las personas con trastornos psicológicos tienen dificultades cuyo origen está, al menos en parte, en ciertas características de su personalidad. La forma que tenemos de vernos a nosotros mismos, al mundo y a los demás puede estar produciéndonos problemas y sufrimiento.
Las personas deprimidas, por ejemplo, se ven como individuos sin valor a los que nadie quiere; interpretan comportamientos neutros como si fueran de rechazo o desprecio; y suelen dar gran énfasis a los acontecimientos negativos y casi excluyen los positivos.
Los trastornos de la personalidad son exageraciones de formas de ser normales. La persona altruista, por ejemplo, puede convertirse en mártir y derrotista si su entrega a los demás se hace demasiado exagerada. Las personas muy seguras de si mismas, con gran confianza y autoestima alta pueden acabar siendo unos narcisistas si estos rasgos se exageran hasta desvincularse de la realidad. La persona vigilante y suspicaz a quien no se le escapa detalle alguno y a quien nadie logra engañar, puede transformarse en un paranoico, etc.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario