Ed Roberts (1941-2010) |
El advenimiento del microprocesador en 1971, con la capacidad de colocar un ordenador en un chip, cambió de arriba abajo el mundo de la electrónica y, en realidad, el mundo. En 1975, Ed Roberts, un ingeniero que había creado una pequeña compañía de calculadoras, la MITS, en Alburquerque (Nuevo México), construyó una caja de cálculo con el increíble nombre de Altair, por un personaje de la serie de televisión Star Trek que era objeto de admiración de su niña. La máquina era primitiva, pero estaba construida como un ordenador de pequeña escala en torno a un microprocesador. Fue la base para el diseño de Apple I y luego del Apple II, el primer microordenador comercializado con éxito, realizado en el garaje de las casas paternas por dos jóvenes que habían abandonado los estudios, Steve Wozniak y Steve Jobs.
M. Castells, La era de la información. La sociedad red
Por otra parte, a partir de los años setenta se produjeron importantes descubrimientos en el campo de las telecomunicaciones. Desde entonces, a la microelectrónica hay que sumar la capacidad de interconexión entre ordenadores, lo que multiplica enormemente las posibilidades de cada PC.
La combinación de estos avances supuso un cambio importante: a partir de 1990 los ordenadores ya no se utilizan preferentemente para el almacenamiento de datos, sino que se usa su potencial de forma compartida e interactiva en red. Así Internet (World Wide Web) permite enviar y recibir información desde cualquier lugar del mundo a otro aprovechando las líneas telefónicas o mediante satélite. Las posibilidades de buscar, ver o publicar información, de conversar con otros usuarios, realizar compras, intercambiar programas, textos, música o imágenes son tan grandes que por el momento los expertos no aciertan a marcar límites a este proceso.
Sin poner en duda las ventajas que aportan los avances de la microelectrónica y la telemática, hay que reflexionar sobre algunos de los problemas que plantean. Por ejemplo, las bases de datos informatizadas pueden proporcionar bienes y servicios a los ciudadanos, pero también pueden ser utilizadas para controlar muchos aspectos de nuestras vidas y exponernos a abusos por parte de quienes manejan los datos. Asimismo, pueden constituir fuentes de consulta en las que se introduzcan datos falsos o tergiversaciones de la historia. Además, los fraudes cometidos a través de internet crecen día a día, lo que debe activarnos como ciudadanos para demandar un control efectivo de las informaciones y ofertas que nos llegan a través de este medio.
Hemos de considerar que las nuevas tecnologías son medios de comunicación y de tratamiento de la información, lo cual implica que no debemos permitir que se transformen en fines en sí mismos: han de usarse al servicio de la humanidad.
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