Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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miércoles, 26 de junio de 2019

El rol y su asunción por el individuo

Rol es el papel que uno representa en función de su pertenencia a un grupo social. El rol se compone de un conjunto de expectativas que se ajusta a ciertas normas (el guión) y de la ejecución (actuación) acorde con dichas expectativas. Cuando un profesor acude a clase, las expectativas de los alumnos incluyen una serie de actividades (que pase lista, explique, escriba en la pizarra...) y no otras (que cante flamenco, venda lechugas...); lo mismo se puede decir del rol de alumno, el de padre, el de presidente de la comunidad de vecinos, el de policía, juez, sacerdote, futbolista...
¿Hasta qué punto nuestras actitudes dependen de los roles que nos toca desempeñar? Seguramente mucho más de lo que pensamos. Todos conocemos ejemplos de personas que cambian radicalmente su forma de ser a raíz de tener que asumir nuevos roles (trabajo, matrimonio, paternidad...): el alumno perezoso e indisciplinado en el instituto se convierte en un modélico empleado, el aficionado a trasnochar empieza a llevar una vida más ordenada cuando nace su primer hijo, etc. De hecho, hay experimentos que pretenden probar que este fenómeno puede llevarse a extremos que ponen los pelos de punta.

Philip Zimbardo reclutó en 1971 a 24 voluntarios para que participaran en una simulación sobre las condiciones de la vida en prisión. Al azar se formaron dos grupos: uno de "reclusos" y el otro de "guardianes". Como prisión se utilizaron unos sótanos de la propia Universidad de Stanford. Se pretendía que el experimento durase dos semanas, pero hubo de ser cancelado a los seis días: la identificación de los actores con sus respectivos roles había llegado a ser tal que las conductas sádicas y humillantes por parte de los "guardias" y los desórdenes emocionales (llanto, sarpullido psicosomático, etc.) de los "presos" eran cada vez más frecuentes.
El experimento ha sido criticado por su evidente falta de ética y por violar las reglas del método científico (Zimbardo no fue un observador imparcial, sino que actuó como "superintendente" de la prisión, provocando los resultados que quería obtener). Muchos autores no están conformes ni con su metodología ni con sus resultados. Es muy posible que el grado de identificación de los sujetos con sus roles sociales en condiciones normales no llegue a los extremos que muestra el experimento de Zimbardo, pero en cualquier caso no se puede negar una tendencia del individuo a someterse a las normas del grupo, incluso asumiendo papeles que le han sido asignados de forma arbitraria.

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