Para sentirnos satisfechos y realizados en nuestro trabajo, éste debe:
1.- Responder a nuestras capacidades.
2.- Responder a nuestros gustos, a la vocación de cada uno.
3.- Desarrollarse en un contexto adecuado.
Dedicamos la mayor parte de nuestra vida, primero, a prepararnos para el trabajo que queremos desempeñar "cuando seamos mayores", y luego a ejercerlo el resto de nuestros días hábiles. Elegir bien nuestra profesión u oficio será un elementos importante para lograr la felicidad.
Esta elección debe tener en cuenta una pregunta inicial: ¿para qué profesión u oficio me siento llamado de acuerdo con mis aptitudes? Para responder a esta cuestión será necesario relacionar nuestras características personales con los oficios y profesiones a los que podamos acceder. Y también será necesario examinar si nos hará felices el ejercicio de esos oficios y profesiones, pues podremos vencer las dificultades de los estudios o de la preparación para realizarlos si de verdad satisfacen nuestras esperanzas de felicidad.
Si respondemos bien a estas dos cuestiones, tenemos sentadas las bases de nuestra felicidad profesional. En cambio, si nos planteamos sólo los beneficios económicos que vamos a conseguir por medio de nuestro trabajo, lo más probable es que lleguen muchos momentos en los que dicho trabajo sea únicamente un medio para lograrlos, y entonces nos sentiremos disminuidos en nuestra dignidad como personas.
En nuestra sociedad, lo más frecuente es esto último: la mayoría de las personas tiene que "conformarse" con el trabajo al que puede llegar o desempeñarlo sólo como fuente de bienes económicos. Y estos dos rasgos hacen que el trabajo no se disfrute y se viva, por tanto, como una carga de la que no se puede escapar, a no ser que uno se haga rico jugando a la lotería. Se olvida entonces la dimensión constructiva del trabajo en nuestro reto de hacernos personas, tanto porque contribuye a desarrollar nuestras capacidades, como porque a través de él prestamos un servicio a los demás.
En este ámbito del trabajo nos encontramos con un serio problema: el paro. La situación de parado impide a las personas desarrollar sus proyectos de felicidad. La existencia de un alto número de parados en nuestra sociedad también impide la realización de proyectos comunes de felicidad. En primer lugar, porque se despilfarra con ello un recurso productivo fundamental: el trabajo, los recursos humanos. En segundo lugar, porque se priva a las personas de unos ingresos que podrían obtener con su esfuerzo, mejorando con ello su autoestima. Y, en tercer lugar, porque obliga a dedicar grandes cantidades de recursos públicos a atender las necesidades más urgentes de ese colectivo, y de este modo se retrasan otros proyectos necesarios para el desarrollo social.
En España el paro no afecta por igual a todos. Hay colectivos a los que afecta más que a otros: mujeres, jóvenes en busca del primer empleo, mayores de 45 años y personas con escasa cualificación profesional. Estamos ante un grave problema social para las personas, las familias y la sociedad en su conjunto.
1. Efectos del desempleo
2. Tipos de desempleo
No todos los parados pueden mirar el futuro con las mismas perspectivas de resolver su situación. Hay diversos tipos de desempleo:
► Desempleo friccional: Es un desempleo inevitable, por ello un país con una tasa baja de empleo, alrededor de un 3%, se dice que tiene "pleno empleo". Las personas que se encuentran en esta situación, serán parados de corta duración. Existe en todos los países y en todas las épocas. Lo sufren las personas que cambian de trabajo y las que buscan su primer empleo.
► Desempleo estructural: Está provocado por los cambios en la tecnología o en los sistemas de producción. Muchas empresas cierran y los trabajadores pierden su empleo (porque ya no se fabrican sombreros, por ejemplo). Estos trabajadores tienen dos alternativas: reciclarse profesionalmente o convertirse en parados de larga duración.
► Desempleo estacional: Aparece en algunas épocas del año en sectores productivos como la agricultura y los servicios, la hostelería y el turismo.
► Desempleo cíclico: Está ligado a las crisis de la economía. En las épocas de recesión económica disminue la demanda de bienes y servicios, las empresas cierran o disminuyen su actividad y muchos trabajadores pierden su empleo. Muchos de ellos también se convierten en parados de larga duración.
En España el paro no afecta por igual a todos. Hay colectivos a los que afecta más que a otros: mujeres, jóvenes en busca del primer empleo, mayores de 45 años y personas con escasa cualificación profesional. Estamos ante un grave problema social para las personas, las familias y la sociedad en su conjunto.
1. Efectos del desempleo
2. Tipos de desempleo
No todos los parados pueden mirar el futuro con las mismas perspectivas de resolver su situación. Hay diversos tipos de desempleo:
► Desempleo friccional: Es un desempleo inevitable, por ello un país con una tasa baja de empleo, alrededor de un 3%, se dice que tiene "pleno empleo". Las personas que se encuentran en esta situación, serán parados de corta duración. Existe en todos los países y en todas las épocas. Lo sufren las personas que cambian de trabajo y las que buscan su primer empleo.
► Desempleo estructural: Está provocado por los cambios en la tecnología o en los sistemas de producción. Muchas empresas cierran y los trabajadores pierden su empleo (porque ya no se fabrican sombreros, por ejemplo). Estos trabajadores tienen dos alternativas: reciclarse profesionalmente o convertirse en parados de larga duración.
► Desempleo estacional: Aparece en algunas épocas del año en sectores productivos como la agricultura y los servicios, la hostelería y el turismo.
► Desempleo cíclico: Está ligado a las crisis de la economía. En las épocas de recesión económica disminue la demanda de bienes y servicios, las empresas cierran o disminuyen su actividad y muchos trabajadores pierden su empleo. Muchos de ellos también se convierten en parados de larga duración.
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