A lo largo de la historia, los seres humanos hemos descubierto muchas cosas y hemos inventado muchas más. Pero, sobre todo, hemos aprendido una gran lección: sólo si nos tratamos mutuamente con justicia y respeto seremos capaces de convivir en paz y concordia. Hemos aprendido que necesitamos unas normas y unos valores básicos que sean compartidos por todas las personas. Los derechos humanos son esas normas y esos valores básicos.
Los derechos humanos son un fin y un medio al mismo tiempo. Son un fin por sí mismos, porque al disfrutar esos derechos se logra una vida digna de un ser humano. Pero también son un medio para lograr una democracia plena, una sociedad justa y un planeta más habitable. Si nos tomamos en serio la tarea de exigir que se cumplan todos los derechos humanos para todas las personas, incluso para las generaciones futuras, estaremos construyendo un mundo mejor.
1. Una definición de los derechos humanos
Los derechos humanos son exigencias fundamentales que puede plantear cualquier ser humano para que se le reconozca como persona. Por ejemplo, un ser humano puede exigir que no se le maltrate, que se le permita opinar libremente, que se le ayude a mantenerse con vida y con salud, etc. Al presentar estas exigencias, y al reconocerlas como derechos básicos, estamos expresando que toda persona es digna del máximo respeto y consideración.
Los derechos humanos son un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional.
Antonio E. Pérez Luño, Derechos humanos, estado de derecho y constitución
2. Características de los derechos humanos
Los derechos humanos expresan las condiciones más básicas que se deben cumplir para que cualquier ser humano pueda desarrollarse y llevar una vida digna de personas. Por ser tan necesarios para toda persona se dice que son:
- Universales: Se debe reconocer a todos los seres humanos, sin excluir a nadie. Todo ser humano ha de ser tratado como un semejante, como un igual, como alguien que tiene la misma dignidad que cualquier otro. Aunque de hecho no se ha logrado todavía la realización completa de los derechos fundamentales de todos, eso no significa que estos derechos no sean universales, porque ya es universal la exigencia de reconocerlos.
No hace falta explicarle el significado de los derechos humanos a una madre asiática o a un padre africano cuyo hijo o hija ha sido torturado o muerto. Por desgracia, lo entienden mucho mejor de lo que nosotros podremos llegar a entenderlo nunca. Lo que sí necesitan, y es nuestro deber ofrecerles, es una visión de los derechos humanos que a nadie resulte ajena y sea patrimonio de todos.
Kofi Annan, citado en el Informe de Amnistía Internacional de 1998
- Preferentes: Al entrar en conflicto con otros derechos, los derechos humanos tienen preferencia, deben ser protegidos de una manera prioritaria. Por ejemplo, el derecho a la vida y a la salud para todos ha de ser atendido con urgencia frente a los derechos económicos de ciertas multinacionales farmacéuticas que tienen patentados algunos medicamentos.
- Imprescriptibles: Los derechos humanos no se pueden perder, no caducan, no prescriben, sino que tienen vigencia para todos en todo momento. Pero eso no significa que no tengan límite, porque a menudo es necesario poner límites a unos derechos para poder disfrutar otros. Por ejemplo, la libertad de expresión ha de compaginarse con el derecho a la intimidad y a la buena reputación.
- Inalienables: Los derechos humanos no se pueden alienar, no se pueden ceder o traspasar a otras personas. Por ejemplo, mi derecho al voto es el mío, y tu derecho al voto es el tuyo, y si yo no hago uso de mi derecho, eso no significa que tú puedas votar dos veces. No tiene sentido que una persona sea privada por completo de un derecho básico con la excusa de que se lo ha cedido a otra persona, porque todos tenemos los mismos derechos básicos y no es posible cederlos a nadie.
- Indivisibles, interdependientes, innegociables: Todos los derechos humanos son igualmente importantes, puesto que se complementan entre sí. Por eso no es correcto negar por completo la protección de algunos con la excusa de satisfacer otros. Si, por ejemplo, un gobierno pretende abolir las libertades civiles y sindicales alegando que así se acelera el crecimiento económico y se alcanza un mayor bienestar, hay que replicar que no es necesario ni correcto suprimir unos derechos para fomentar otros. Cuando se viola cualquier derecho humano, sea el que sea, se está atentando contra la dignidad de las personas.
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