Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 14 de junio de 2020

La afectividad

1. Delimitación conceptual de la afectividad: el humor, la emoción y el sentimiento
Los estados afectivos son autónomos y es preciso enfocarlos particularmente.
La afectividad es lo que no es instinto, lo que no es pensamiento, lo que no es percepción, es decir, todo lo que no es vida psíquica objetivable. Los estados afectivos son contenidos propios, estados de vida interior no comunicables, originales e irreductibles a otros procesos o estados, esto es, estados del yo o formas de sentirse con uno mismo.
Desde la perspectiva experimentalista, la afectividad suele reducirse a la emoción, describiéndose como una forma de conducta aferencial y como un feedback propioceptivo de las reacciones fisiológicas y motoras que se ponen en marcha ante ciertos estímulos, resaltándose el papel activador peculiar que tiene en la conducta.
La afectividad supone la posibilidad de experimentar genuinos estados biopsíquicos, clásicamente denominados humor, emoción y sentimiento, que implican una cierta agitación interior y una nota valorativa de carácter anímico respecto a la forma de sentirse uno mismo o la forma de captar los estímulos del entorno.
El humor incluye unos estados anímicos relativamente duraderos, ligados a la constitución y la herencia, que sirven de base para colorear todas nuestras experiencias. El humor es como nuestro hábito afectivo, originando el tono general y habitual de nuestro organismo.
Las emociones consisten en reacciones afectivas globales, intensas y de corta duración, que se acompañan de un correlato fisiológico (miedo, ira, placer-displacer).
Los sentimientos están caracterizados por poseer una mayor intensidad que las emociones, una mayor continuidad en el tiempo y una carencia de correlato somático. En ocasiones su intensidad es notable, instándose en el eje de la conducta: son las pasiones, afecto mixto entre el sentimiento y la emoción.
Algunos autores consideran el sentimiento como una actitud social, según tres ingredientes: cognitivo (creencias respecto al objetivo social), afectivo (predisposición favorable o no respecto al objetivo social) y conductual (actos que emanan de los factores anteriores).


2. Consideraciones fenomenológicas sobre la afectividad
Los sentimientos sensoriales son los estados afectivos más ligados al fondo biológico, estando fundamentalmente al servicio de la conservación individual (dolor). Sus rasgos son:
  • Tienen una localización corporal.
  • Avisan o alertan al individuo.
  • Poseen un carácter actual.
Los sentimientos vitales dependen de la constitución y de la herencia (alegría o tristeza). Sus rasgos son:
  • No poseen una localización corporal, dando una información del organismo como un todo.
  • Permiten caracterizar nuestra relación con el entorno.
  • Son más prolongados en el tiempo que los sensoriales.
  • Poseen un carácter intencional.
  • Emergen de nuestra interioridad, es decir, son de naturaleza autónoma. 
Los sentimientos anímicos poseen escasa interrelación con el fondo biológico. Sus características son:
  • Son afectos reactivos o puestos en marcha por algún estímulo o experiencia concretos.
  • No están ligados a la percepción o captación racional del exterior, sino que se constituyen por la participación del yo, dando a los estímulos una significación según las experiencias anteriores, las características conscientes e inconscientes del sujeto, el contexto en que se enmarca el estímulo, etc.
Los sentimientos espirituales son la superestructura de la personalidad, regiones psicológicas específicas del ser humano. Sus características son:
  • Poseen una connotación vivencial absoluta.
  • Determinan los aspectos más hondos de nuestras decisiones, de nuestros compromisos y de nuestro sentido de la vida.
3. La emoción: Componentes fisiológicos, subjetivos y expresivos
La emoción está al servicio de la adaptación, participando en la activación de los programas innatos y adquiridos de la conducta animal y humana. Gracias a ella, el sujeto puede atraer la atención de los demás hacia sí.
En cuanto a los componentes fisiológicos de la emoción, Cannon sostuvo que este correlato somático tiene como finalidad el proporcionar energía al organismo para hacer frente a ciertas emergencias. Además, son de notar peculiaridades interindividuales en una misma emoción, ya por razones genéticas, ya por factores de aprendizaje.
Dentro de los componentes subjetivos de la emoción son de destacar los factores cognitivos. Las interpretaciones que las personas dan a sus estados fisiológicos dependen de la forma de percibir las situaciones inmediatas que rodean al estado físico.
Dentro de los componentes expresivos destacan determinadas pautas mímicas, gestuales y de acciones, que en parte son innatas y en parte adquiridas por el aprendizaje social. No está suficientemente claro que una determinada expresión facial signifique siempre lo mismo, al margen del contexto en que se perciba. Los patrones motóricos faciales y de otro orden están más o menos mediatizados por la cultura.  
 
  

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