Los conflictos de mayor importancia para el desarrollo humano acontecen intrapsíquicamente, por enfrentamientos de pulsiones entre sí o porque los deseos pulsionales chocan con el yo y el superyo. Tales conflictos generan un sentimiento fuertemente displacentero: la angustia. Freud elaboró al respecto dos teorías:
- Primera teoría sobre la angustia: La angustia era un producto derivado de la líbido insatisfecha. Freud distinguió entre: angustia realista (miedo, reacción del yo frente a un peligro exterior) y angustia neurótica (reclamo de la líbido).
- Segunda teoría sobre la angustia: La angustia se estableció como una función del yo, y no como un producto de la líbido insatisfecha o de la represión de los deseos pulsionales. La angustia quedó como una señal de alerta para que el yo pusiera en marcha sus defensas, resolviendo o acallando los conflictos. La angustia sería una reactivación de huellas mnésicas significativas, surgidas a partir de experiencias reales. La angustia se concibió como fruto de tres vasallajes: la angustia realista del vasallaje del mundo exterior, la angustia neurótica del ello, y la angusta moral del superyo. En todo caso, sería una reacción ante un peligro externo o interno.
Sigmund Freud |
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