Fortalecer el desarrollo de la psicología comparativa fue una consecuencia específica surgida del darwinismo. El estudio de los animales, y en especial de su conducta, no había progresado mucho antes de la época de Darwin, pero el periodo posterior presenció un importante desarrollo de este tipo de actividad. Parte de dicha actividad buscaba encontrar, en los animales, características humanas como la razón y la inteligencia. De igual manera, subrayar el instinto del hombre y el estudio de los pueblos primitivos y de los niños como "puentes" entre el animal y el hombre, constituyó una expresión ulterior del punto de vista evolutivo sobre la continuidad entre el hombre y el animal. Peters (1953) expresó suscintamente dicha consecuencia como "una tendencia evolutiva que sirve para humanizar a los animales y para embrutecer al hombre". A continuación observó:
El desarrollo de las teorías del instinto, en la psicología, y el gran hincapié puesto por Freud y McDougall en los determinantes irracionales de la conducta, ejemplifican el último aspecto de esta tendencia; los estudios sobre el aprendizaje y la inteligencia de los animales y el interés por los fenómenos de horda o por las agrupaciones sociales de los animales ejemplifica el primer aspecto.
Desde luego, Darwin, en su libro Expresión de las emociones en el hombre y en el animal (1872), había abierto camino al estudio de las emociones en relación con la teoría evolucionista.
La inclinación genética y comparativa que la teoría evolucionista dio a la psicología fue importante, pues permitió que surgieran intereses de investigación cuya aparición podría haberse visto, de otra manera, demorada. Sin embargo, tal vez sea de mayor significación para el estudio de la motivación el hincapié puesto en los orígenes instintivos e irracionales de la conducta, ya que por lo general no se considera que este tópico incluya la inteligencia, la razón y la habilidad. De este modo, la teoría evolucionista reforzó ciertas inclinaciones que Schopenhauer y Hartman, por ejemplo, ya habían notado.
Todavía puede acentuarse otro efecto: se habla del papel que los procesos psicológicos desempeñan en el ajuste o adaptación a un ambiente, o a la supervivencia en él. Desde el ventajoso punto de vista del evolucionismo, se veía que la conciencia, la razón, la memoria, el aprendizaje, la habilidad, el afecto y cosas similares eran de utilidad al organismo en su lucha, o en la lucha de su especie, para sobrevivir; ésta es una concepción dinámica si se compara con el análisis descriptivo de los contenidos de la conciencia, o en su relación con estímulos variables que caracterizaba a la psicología de Wundt. Y fue una tesis fundamental para la psicología funcionalista que surgió en Estados Unidos a principios del siglo XX. Por tanto, la teoría del evolucionismo, en parte, se relaciona con la concepción misma de la naturaleza de la psicología y las funciones a las que va a servir. La motivación, como concepto, era esencial en la escuela funcionalista. Que fuera también fundamental para el psicoanálisis permite, quizás, entender por qué la motivación se situó en el siglo XX tan centralmente en las ciencias del comportamiento. El evolucionismo tuvo un importante papel en este desarrollo.
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