A finales del siglo XVIII comenzó en Inglaterra la lucha activa de las mujeres por la igualdad. Una de las primeras feministas fue la inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797), que afirmaba con rotundidad que la desigualdad entre hombres y mujeres no es una condición natural, sino un producto de la sociedad y de la tradición.
Desde entonces, la lucha ha continuado, y sobre todo a lo largo del siglo XX se han creado instrumentos internacionales que protegen los derechos específicos de las mujeres. Estos instrumentos se han ido incorporando a las constituciones de los diversos países, lo que indica que éstos reconocen el trato discriminatorio que tradicionalmente han recibido las mujeres en sus sociedades.
Para conmemorar la lucha por la igualdad y dignidad de la mujer, el 8 de marzo fue declarado Día Internacional de la Mujer.
2. Las éticas feministas
A principios del siglo XX, surgió una corriente de pensamiento que consideraba que todas las éticas habidas hasta el momento eran producto de una sociedad de hombres que no había tenido en cuenta a la mujer.
La ética feminista propone el predominio de valores como la solidaridad, el afecto, la comprensión y la resolución pacífica de los conflictos.
Entre las pensadoras más importantes de esta corriente destacan la francesa Simone de Beauvoir y la norteamericana Marta Nussbaum.
3. La condición de las mujeres en la actualidad
En gran parte del mundo, las mujeres se encuentran aún en una situación de absoluta desigualdad: en muchos casos no pueden decidir por sí mismas acerca de su propia vida, dependen legalmente del padre o marido, no tienen acceso a la propiedad de la tierra, son mucho más vulnerables a acosos, violencia y violaciones y sufren una continua discriminación cotidiana.
En las sociedades occidentales, las mujeres han alcanzado altas cotas de independencia y han logrado que se respeten gran parte de sus derechos; sin embargo, en muchos casos continúan sufriendo las consecuencias de una actitud que puede y debe corregirse: el machismo.
El hombre machista piensa en la mujer como si fuera una propiedad más que debe ocupar un papel inferior en la sociedad. A consecuencia de la radicalización de este pensamiento, entre otros motivos, se produce la violencia de género, es decir, el maltrato físico y psicológico ejercido por la mujer por parte del hombre, generalmente su marido, compañero o familiar más cercano.
La violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres es, probablemente, la violación de los derechos humanos más habitual: afecta a millones de mujeres y niñas en el mundo. En la familia y en la comunidad, en tiempos de guerra y de paz, la violencia contra las mujeres es, además de la más extendida, la violación de derechos humanos más oculta e impune.
La violencia contra las mujeres está presente en todas las sociedades del mundo, sea cual sea su sistema político o económico. No sabe de culturas, clases sociales ni etnias. Este escándalo cotidiano se manifiesta de diferentes maneras y tiene lugar en múltiples espacios, pero posee una raíz única: la discriminación universal que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.
En todo el mundo, las mujeres se han organizado para poner al descubierto y combatir la violencia de género. Estos grupos de mujeres organizadas han logrado modificar leyes, políticas y costumbres. Sin embargo, a pesar de tan importantes avances, en la práctica totalidad del planeta la discriminación de hecho sigue siendo una realidad.
Además de esta discriminación abierta, existe otra, más encubierta, que se manifiesta diariamente en aspectos como los siguientes:
- La desigualdad de oportunidades para encontrar un empleo, ocupar un puesto directivo, etc.
- La desigualdad en el salario, aun cuando un hombre y una mujer ocupen el mismo puesto laboral.
Aunque en España la población femenina con estudios universitarios es superior a la masculina, en el terreno laboral las noticias son bien distintas.
Un estudio del Consejo Social de la Universidad Complutense de Madrid (2006) entre licenciados universitarios demuestra que los titulados obtienen los empleos más estables, los mejor pagados y los de más responsabilidad, a pesar de que acreditan los mismos estudios que sus compañeras de facultad:
- Cuando el sueldo no alcanza los 600 € mensuales, es más fácil encontrar mujeres (12%) que hombres (8%).
- El número de mujeres en puestos de dirección es la mitad que el de hombres: un 2,7% son directivas, frente al 4,4% de hombres; un 4,1% son jefas y un 6,7% jefes.
- Un 58% de los hombres consigue contrato estable, frente al 49% de las mujeres.
4. Políticas de protección e igualdad de las mujeres
La igualdad de mujeres y hombres es una prioridad que atañe al conjunto de la sociedad. En España, se han establecido medidas para evitar en lo posible la desigualdad y la violencia ejercida contra las mujeres. Así, en los últimos años se han aprobado por unanimidad dos leyes a este respecto:
La Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género
Esta ley articula un conjunto integral de medidas. Algunas de ellas son:
- Fortalecer la sensibilización ciudadana.
- Establecer un sistema integral de tutela a las víctimas de la violencia.
- Aumentar las penas a los agresores.
- Coordinar los recursos e instrumentos de todo tipo de los distintos poderes públicos para asegurar la prevención.
- Fomentar la especialización de los colectivos profesionales que intervienen en el proceso de información, atención y protección a las víctimas.
Esta ley contempla un conjunto de medidas transversales en todos los órdenes de la vida política, jurídica y social, con el objetivo de remediar los efectos negativos de esta discriminación:
- Reconoce el derecho a la conciliación de la vida personal y laboral y el fomento de una mayor corresponsabilidad entre mujeres y hombres en la asunción de las obligaciones familiares.
- Establece la representación equilibrada entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de las administraciones públicas, y propone una composición equilibrada de hombres y mujeres en las listas electorales.
- Antepone el principio de igualdad en todos los objetivos y actuaciones de la política educativa, de salud, de vivienda y de acceso a los medios de comunicación, a las nuevas tecnologías y a los bienes y servicios.
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