La copa de Rubin |
Afirma que lo percibido es siempre una figura que se recorta sobre un fondo. Esta forma de organizar las sensaciones no se refiere sólo a las visuales, sino a las de cualquier tipo. Muchas veces hablamos de "ruido de fondo" y esta expresión es enteramente exacta: son los sonidos que sentimos, pero no atendemos porque nuestra atención está puesta en otros sonidos (la "figura", en este caso auditiva). Algo parecido podemos decir de los olores, sabores o sensaciones del tacto: ¿no notamos muchas veces que ciertas sensaciones como el calor o el frío, el dolor de una parte del cuerpo o un cierto olor se atenúan mucho hasta llegar prácticamente a desaparecer simplemente no prestándoles atención? Por supuesto permanecen, pero como fondo no atendido.
La figura posee unas características propias:
a) Mayor estructuración, más apariencia de "cosa" con forma y contornos definidos.
b) Se percibe delante del fondo, es decir, más próxima al sujeto.
c) Se percibe como de menor dimensión y envuelta por el fondo.
El fondo, por oposición a la figura, carece de contornos precisos; es uniforme, por lo que no posee una estructura formal; se percibe como más lejano y envolviendo a la figura, y su superficie es mayor y más imprecisa.
Una circunstancia curiosa que se puede producir en esta relación es la llamada reversibilidad fondo-figura. El ejemplo más conocido de ella es la copa de Rubin, ideada por este psicólogo en 1920. En dicho dibujo, o bien percibimos dos rostros en oscuro recortados sobre un fondo blanco, o bien una copa blanca destacada sobre fondo oscuro. Podemos percibir una cosa u otra, pero no las dos a la vez.
2. Leyes de agrupación de los estímulos
Una vez que entendemos que las sensaciones se agruparán formando una figura que destaque sobre un fondo, podemos intentar averiguar, entre las distintas posibilidades de configuración existentes, cuál será la más probable. La respuesta a esta cuestión la proporcionan las llamadas leyes de agrupación de estímulos, que pueden resumirse en la primera de ellas y síntesis de todas las demás:
a. Ley de pregnancia (también llamada "de buena forma"): los estímulos se perciben formando la estructura más perfecta de las posibles. Si nos preguntamos cuál es la forma más perfecta, los gestaltistas suelen responder aludiendo a la simplicidad, simetría, completud, definición y otras cualidades por las que solemos considerar unas formas o estructuras mejores que otras.
b. Ley de proximidad: ante estímulos semejantes, aquellos que se hallen más próximos entre sí tenderán a percibirse agrupados formando un todo o figura.
c. Ley de continuidad: aquellos estímulos que poseen una continuidad de forma o significado son percibidos como formando parte de una misma figura.
d. Ley de semejanza: los estímulos parecidos entre sí tienden a percibirse como formando parte de un conjunto.
e. Ley de clausura: nuestra percepción tiende a completar figuras no cerradas, añadiendo las partes de las que carecen.
f. Ley de contraste: interpretamos aspectos como el tamaño y el color de los objetos por su relación con los otros objetos del contexto en que aparecen (esta ley explica, al menos parcialmente, el fenómeno de la constancia perceptiva).
3. La constancia perceptiva
Nada de lo que percibimos permanece estable ni constante: las longitudes de ondas de luz reflejadas por las superficies corpóreas (o sea, los colores) cambian continuamente según las variaciones de la luminosidad; el tamaño de los objetos varían a tenor de nuestra posición; la forma se modifica por la perspectiva, etc. Sin embargo, nuestra mente es capaz de percibir un color constante, conocer el tamaño del objeto o centemplar la misma forma aunque nuestra perspectiva haya cambiado. A este fenómeno se le conoce con el nombre de constancia perceptiva.
La constancia perceptiva tiene un evidente valor supervivencial: si no pudiéramos reconocer objetos estables aun variando las sensaciones que nos los dan a conocer, el mundo nos aparecería con un aspecto cada vez diferente y serían imposibles la memoria y el aprendizaje.
4. Observaciones críticas sobre las leyes de la percepción
Aunque en general, las leyes gestálticas son consideradas por todos los psicólogos como una aportación definitiva a la psicología de la percepción, eso no les ha librado de observaciones críticas más o menos pertinentes. Recordemos algunas de ellas.
a. Las leyes gestálticas de la percepción no explican ni predicen conductas, únicamente las describen. Psicólogos experimentales pueden criticar que estos principios no pueden realmente ser comprobados en la experiencia, pues presentan tal número de excepciones y posibles interpretaciones que podemos decir que, pase lo que pase, la experiencia siempre acaba confirmándolos. Tomemos, por ejemplo, la ley de pregnancia, generalmente entendida como que percibimos la figura más simple y perfecta de las posibles.
Según esta ley, en el dibujo de la izquierda debemos ver un círculo detrás de un triángulo (es decir, una organización tridimensional) en vez de un triángulo completo junto a un círculo incompleto, ambos en el mismo plano. ¿Por qué presuponemos que una configuración tridimensional es más sencilla y mejor que otra bidimensional? Quizá la idea de simplicidad no es una explicación de por qué vemos lo que vemos, sino al contrario: primero vemos lo que vemos y después decidimos que ésa es la más simple de las posibilidades.
b. La Gestalt minimiza el papel del aprendizaje en la percepción. Otra crítica frecuente a la psicología gestáltica ataca uno de sus presupuestos: el innatismo. En este sentido, la Gestalt omite leyes de configuración tan reales como las arriba mencionadas, pero que no pueden considerarse independientes del aprendizaje. Una de estas leyes podría llamarse "ley de familiaridad" y rezar así: "los estímulos se agrupan de la forma más familiar al sujeto", es decir, de dos o más posibles organizaciones de estímulos se realizará siempre la más acorde con nuestras experiencias pasadas. En el ejemplo anterior, tal vez veamos el triángulo delante del círculo porque estamos acostumbrados a ver objetos que se tapan unos a otros.
Una famosa imagen de R.C. James muestra un conjunto de manchas blancas y negras, pero todo el mundo ve un perro dálmata. Los gestaltistas explican esta percepción como resultados de las leyes explicadas (figura-fondo, clausura, continuidad...), pero uno tiene derecho a preguntarse si alguien absolutamente ignorante de lo que es un dálmata podría tener esa misma percepción.
Este principio de familiaridad o concordancia con la experiencia total, ya enunciado a principios del siglo XVIII por el obispo y filósofo Berkeley como criterio definitivo para distinguir la realidad de la fantasía, no puede juzgarse como independiente del aprendizaje, ya que viene a decir que percibimos como hemos aprendido a percibir.
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