Conocido también como aprendizaje por imitación o aprendizaje vicario, este modelo, propuesto por el psicólogo Albert Bandura, no hace sino recoger y comprobar experimentalmente lo que casi todos damos por supuesto: que podemos aprender imitando lo que observamos que otros hacen, y no siempre necesitamos practicarlo primero y consolidar después esta práctica mediante el refuerzo. Bandura distingue entre aprendizaje de una conducta y ejecución de la misma: el aprendizaje es consecuencia de la observación y recuerdo de lo observado; la conducta aprendida será puesta en práctica o no dependiendo de refuerzos y castigos.
A veces, estos refuerzos y castigos pueden ser vicarios, es decir, observados en otro que no es uno mismo. Este hecho fue comprobado por el propio Bandura con su famoso experimento del "muñeco Bobo", realizado varias veces (con pequeñas modificaciones) en los años 60. Los sujetos del experimento eran siempre niños, distribuidos en grupos de ambos sexos y similares características. Estos niños contemplaban (directamente o en una película) cómo un adulto "pegaba" a un muñeco de plástico. En una de las más conocidas versiones del experimento, los niños vieron una película cuya primera parte recogía la mencionada "paliza" al muñeco, pero al final cambiaba para cada grupo: en uno de ellos el hombre era regañado y castigado, en otro recibía unas golosinas como premio y en el último su acción no tenía ninguna consecuencia. Posteriormente, se dejó a los niños solos con un muñeco como el de la película y se comprobó lo que hacían: los que vieron la película en la que el adulto era premiado o su acción no tenía consecuencia imitaron lo que habían visto hacer; los que vieron el final en que el adulto era castigado no imitaron su acción.
sábado, 7 de abril de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario