Las principales causas de los conflictos bélicos en el mundo son:
- Antiguos agravios históricos.
- La lucha por el territorio y por los recursos. Se lucha tanto por aquellos que resultan indispensables para la supervivencia, como el agua, como por otros de carácter estratégico o de gran valor económico, como el petróleo o los diamantes.
- La distinta percepción de las identidades. El sentimiento de pertenencia a un grupo, a una nación o a una religión, puede llevarse hasta el extremo de excluir a los otros o reaccionar violentamente contra ellos.
- Las grandes desigualdades, tanto de carácter social como económico o político, que se producen en el mundo global.
- El militarismo, que lleva a los países a un incremento de gastos militares y de armas de destrucción masiva. Este militarismo beneficia económicamente a los países del Norte, que exportan armas, y perjudica a los del Sur, que consumen así la mayor parte de sus presupuestos desatendiendo las necesidades básicas de la población.
A lo largo de la historia, ha sido frecuente que dos grandes ejércitos se enfrentaran en condiciones de práctica igualdad. La suerte se libraba en batallas crueles y decisivas. Era la guerra tradicional o simétrica. En la actualidad son más frecuentes los llamados conflictos asimétricos, que enfrentan a una gran potencia o ejército, a menudo compuesto por una coalición de países bajo mandato internacional, con pequeños grupos y organizaciones con gran capacidad de maniobra.
El ejemplo de guerra asimétrica es la lucha que libran los estados democráticos contra grupos terroristas globales, normalmente en países en los que estos grupos son fuertes. Tanto los medios a su alcance como las formas de combate son totalmente diferentes para cada contendiente.
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