Aunque los investigadores tengan como objetivo el descubrimiento de la verdad, es necesario reflexionar sobre los medios que usan para encontrarla. En la actualidad son cada vez más los científicos que ven la necesidad de introducir principios éticos entre los criterios de lo que se debe considerar una buena investigación. Se trata de principios como el del respeto a la vida y a la libertad de todas las personas, el de la preservación y cuidado del medio ambiente natural o el de evitar el sufrimiento innecesario, no sólo a las personas, sino también a los animales.
De este modo, los científicos han comenzado a elaborar sus propios códigos de ética profesional con el fin de fijar cuáles son las normas por las que debe orientarse su trabajo, para que tanto el proceso como los resultados de la investigación puedan considerarse moralmente aceptables.
2. Principios éticos en la medicina
El caso de la medicina es probablemente el más antiguo de fijación de normas y principios éticos de tipo profesional. Recordemos el Juramento de Hipócrates, médico griego que vivió en el siglo V a.C., que con ligeras variantes constituye la principal fuente de la Declaración de Ginebra de 1948 sobre los principios de moral médica.
Juramento hipocrático
Juro por Apolo, médico, por Esculapio, por Higía y Panacea, por todos los dioses y diosas, a cuyo testimonio apelo, cumplir según mis fuerzas y capacidad la promesa y juramento siguientes:
Consideraré a mis maestros como si fueran mis padres; compartiré con ellos el sustento y, si es preciso, atenderé a sus necesidades; tendré a sus hijos por hermanos y les enseñaré el arte sin condiciones ni compensación [...].
Prescribiré el régimen de los enfermos, atendiendo a su beneficio, según mi capacidad y juicio, y me abstendré de todo mal y de toda injusticia. A nadie daré veneno, aunque me lo pida, ni aceptaré ninguna sugerencia en ese sentido [...].
Cuando entre en la morada de un enfermo, lo haré siempre en beneficio suyo; me abstendré de toda acción injusta [...].
De todo cuanto vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y aun fuera de ella, callaré cuantas cosas sea necesario que no se divulguen, considerando la discreción como un deber.
Hipócrates, médico griego del siglo V a.C.
Los tres principios éticos más relevantes que han descubierto los médicos desde Hipócrates son los siguientes:
- Principio de beneficiencia, que prohíbe causar daños a las personas y obliga a procurarles los cuidados oportunos para recuperar la salud. Este principio implica que la actuación del médico ha de tener siempre como finalidad última el bien del paciente, aunque para lograrlo sea preciso realizar alguna acción desagradable o rechazable por sí misma, como tomar una medicina con mal sabor o amputar la mano.
- Principio de autonomía, que obliga a los médicos a tener en cuenta los deseos libremente expresados del paciente, y a proteger los intereses de éste cuando esté en condiciones de expresar su voluntad. Este principio implica la prohibición de realizar ciertos tratamientos que conllevan riesgos, así como experimentos de investigación médica, sin contar con el libre consentimiento del paciente.
- Principio de justicia, que obliga a plantearse seriamente la cuestión de cómo distribuir los recursos económicos de que dispone una sociedad para preservar la salud de sus ciudadanos. Este principio puede implicar, por ejemplo, que la Seguridad Social no se haga cargo de ciertos tratamientos médicos excesivamente costosos si el hacerlo implica desatender las necesidades básicas de salud de la mayor parte de la población.
Para avanzar hacia un mundo mejor no sólo es necesario el autocontrol ético de los profesionales, sino también recobrar un protagonismo de los ciudadanos en aquellas cuestiones en las que están en juego la vida de personas, las libertadas ciudadanas o la protección del medio ambiente.
Activistas de Greenpeace protestan contra el cambio climático ante la Puerta de Brandenburgo de Berlín |
- Informándonos seriamente sobre ellos.
- Participando en el debate público y en la toma de decisiones sobre asuntos como el uso de la energía atómica, las aplicaciones de la ingeniería genética, la utilización de los medios de comunicación de masas y los medios informáticos, etc.
4. Una vida más humana para todos
Vivimos rodeados de grandes inventos basados en los avances de la ciencia, como el teléfono, la televisión, los ordenadores y las redes telemáticas. Estos adelantos pueden ayudarnos a hacer nuestra vida más libre, cómoda y grata, o por el contrario pueden servir para mantenernos en un dócil sometimiento a ciertos poderes económicos, políticos, ideológicos, que nos controlan y manejan por medio de esos mismos artefactos.
Por tanto, si queremos preservar nuestra intimidad personal, nuestra autonomía y nuestra memoria colectiva, es preciso estar muy vigilantes. No basta con que existan leyes que prohíben la utilización abusiva de esos medios técnicos, sino que es preciso crear en nosotros la mentalidad de que los avances científicos tienen que estar al servicio de una mayor calidad de vida para todos. Y "todos" no significa "los ciudadanos de los países ricos", sino todas las personas que pueblan la Tierra y también las generaciones futuras.
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