El estudio de la conducta tiene muchas facetas y se sigue efectuando por muchas razones. Y una razón para que el observador investigue la conducta y elija los aspectos que va a examinar, puede encontrarse en la tradición de estudios a la que debe lealtad. Existen varias tradiciones de este tipo, y sus presuposiciones a menudo determinan, de un modo importante, qué hará un investigador, qué es lo que él considera importante, cómo considerará el trabajo de otros y, quizá, cómo interpretará sus hallazgos. Aunque las líneas de separación entre las tradiciones no está perfectamente definidas, y aunque no es posible clasificar fácilmente a los teóricos en ésta o aquélla tradición, queda, sin embargo, la suficiente disparidad de actitudes, metas y compromisos como para justificar la preocupación que existe por la naturaleza de las tradiciones. Tres tradiciones, en especial, son pertinentes a la motivación.
1. Tradición filosófico-teológica
Las personas interesadas en los problemas filosóficos y teológicos con frecuencia muestran preocupación por ciertos temas que estudian la naturaleza humana. Esta preocupación surge de un interés filosófico por la conducta moral y por los principios éticos, de un interés por la libertad de elección, por la teoría de la asociación política, por la naturaleza de la causalidad histórica, por la estética, por la religión y cosas similares. Un investigador perteneciente a esta tradición manifestaría interés por cuestiones motivacionales que causarían impaciencia a otros investigadores. Es probable que la impaciencia fuera recíproca.
2. Tradición biológica
La tradición científica queda representada principalmente por los estudios de motivación llevados a cabo en el campo general de la biología, según la representa la herencia de la teoría evolucionista y el acercamiento físico a los fenómenos biológicos. Pertenecen a esta tradición, en general, los etólogos, los investigadores médicos, los fisiólogos, especialistas en psicología comparada y los psicólogos experimentadores, en particular los teóricos del aprendizaje. Tiende a subrayarse la adaptación al medio en interés de la supervivencia, un acercamiento objetivo y cuantitativo a los problemas y, cuando es posible, un análisis experimental de la conducta en cuestión. Los investigadores de este tipo se han limitado, por lo general, a clases de fenómenos relativamente limitados, a cuyo estudio dedican un intenso trabajo. Como regla, aunque ésta tiene muchas excepciones, dicho tipo de investigadores se interesará relativamente poco por tópicos que implican la conciencia y la disposición de la naturaleza humana. En su modo de pensar, probablemente tenderían a hacer notar algún modelo homeostático. De esta tradición se derivan los investigadores médicos, que incluyen muchos psiquiatras y psicoanalistas dedicados a la problemática clínica. Su interés por lo anormal implica un estado normal, del que varía la conducta que están observando; su preocupación por la neurosis y la psicosis en el paciente individual a menudo limita que se generalicen sus descubrimientos, pues la naturaleza clínica de gran parte de su trabajo dificulta que puedan sujetar sus hipótesis a análisis experimentales.
3. Tradición cultural
El interés por la conducta de las clases sociales, de las sociedades y de las culturas, así como por sus variaciones, a menudo provoca el interés por los problemas motivacionales. Por tanto, no debe sorprender que los psicólogos sociales, los antropólogos y los sociólogos desarrollen hipótesis relacionadas con la motivación. Por lo general, sus hipótesis tienden a relacionar los procesos motivacionales con las experiencias de los individuos en una cultura particular. Los investigadores pertenecientes a esta tradición, aunque a menudo conocen los factores biológicos y son sensibles a ellos, tienden a subrayar la determinación cultural por medio de la experiencia, más bien que las características biológicas universales o el predeterminismo biológico.
Los tres grupos de tradiciones que se han esbozado cubren la mayoría de las tradiciones bajo las cuales pueden ordenarse los puntos de vista y las investigaciones sobre la motivación. Existen muchas otras, como las que acentúan las diferencias individuales o las que son muy empíricas, pero en realidad son reflejos de éstas.
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