Los métodos empleados en el estudio de la personalidad son básicamente: la entrevista personal, la observación del sujeto en su entorno, los cuestionarios de personalidad y los tests proyectivos. Estos últimos consisten en presentar al sujeto un estímulo ambiguo y pedirle que lo interprete, o bien que realice alguna tarea sencilla pero que admite muchas posibilidades de ejecución (por ejemplo, un dibujo): lo que la persona hace o dice en una situación así revela sus ideas, sentimientos y deseos, quizá inconscientes, pero reales en cuanto que le han llevado a actuar de una forma en vez de otra. Este tipo de pruebas ha sido desarrollado sobre todo por el psicoanálisis y otras teorías próximas.
2. Asociaciones libres
Este método consiste en pedir al sujeto que diga lo primero que se le ocurra, de forma espontánea y sin censura, ante la palabra, imagen o idea que se le presenta.
El propio Freud hizo amplio uso de este método, generalmente en el contexto de entrevistas en que se buscaba el origen de una neurosis, el significado de un sueño o las razones de un determinado comportamiento; sin embargo, fue Jung quien lo desarrolló y lo dotó de mayores autonomía y precisión.
Como el propio Jung describe, se parte de una lista de palabras en las que no se buscan más connotaciones específicas. El sujeto debe reaccionar ante ellas emitiendo la primera palabra que viene a su mente; si no sigue exactamente las instrucciones, balbucea o tarda más de la cuenta o, lo que es más frecuente, si se producen perturbaciones similares en las palabras siguientes (debido a un efecto llamado resonancia), estamos ante un indicio de complejo, es decir, la palabra ha removido algo que el sujeto prefería mantener oculto y por eso se ha vuelto incapaz de seguir las sencillas instrucciones de la prueba.
A continuación, se pide al sujeto que explique lo que le sugieren estas palabras: tanto si colabora como si muestra resistencia el psicólogo encuentra pistas que le ayudan a comprender mejor la personalidad del paciente.
3. El test de Rorschach
Es el más conocido a nivel popular de los test proyectivos. Elaborado por el psicoanalista suizo Hermann Rorschach, consiste en un repertorio de diez láminas con manchas en las que el sujeto debe decir qué figuras adivina. El examinador debe anotar todas las respuestas y el tiempo, pero también las equivocaciones, gestos significativos, etc. La evaluación tiene en cuenta el número de respuestas en cada lámina, los posibles fracasos (no reconocer ninguna figura), la categoría o tipo de figura reconocida (objeto, animal, persona..., también otras categorías más específicas: órganos y actos sexuales, paisajes...), si la interpretación es frecuente u original, si se refiere a la mancha completa o sólo una parte, etc.
La interpretación del test de Rorschach es compleja y requiere una formación específica por parte del psicólogo.
4. El test de apercepción temática (TAT)
Propuesto en 1935 por Morgan y Murray, este test consiste también en mostrar una serie de láminas ante las que un sujeto debe expresar sus reacciones. A diferencia del test de Rorschach, no se trata de manchas sino de dibujos reconocibles y lo que se pide al sujeto es que invente una narración adecuada a ese dibujo. Se presupone que estas narraciones son proyecciones levemente disfrazadas de la vida y preocupaciones reales del sujeto. El psicólogo debe tener la suficiente habilidad para interpretarlas, partiendo del principio de que entre los personajes de la historia hay uno (el héroe) con quien el sujeto se identifica (a veces dos, uno primario y otro secundario, que representan aspectos distintos de su personalidad) y otros que representan fuerzas o personas de su medio y que pueden jugar un papel a favor o en contra del héroe.
5. Test de dibujos
Los test de dibujos consisten en pedir al sujeto que realice un dibujo. Entre las diferentes versiones una de las más conocidas en el test del árbol o de Koch (dibujar un árbol), otro, el test de Machover, consiste en dibujar una figura humana; pero quizá la más completa es la prueba creada por el psicoanalista John Buck en 1948 y que se conoce por la iniciales inglesas HTP (house-tree-person), pues consiste en realizar esos tres dibujos. Se presupone que la casa representa el ambiente familiar, mientras que la persona y el árbol harían referencia a uno mismo: la personalidad social y la personalidad profunda, respectivamente. Por norma general, es mediante el dibujo del árbol en el que la persona se autorretrata de forma más clara y sincera, mientras que el de la persona muchas veces está intencionadamente alejado de su propio autoconcepto (suele ser más bien un ideal o el retrato de otra persona distinta a la que por alguna razón se toma como modelo). Los detalles son significativos: un desarrollo de las raíces puede indicar importancia de lo oculto, lo inconsciente, la casa puede tener aspecto acogedor o de cárcel, en la persona pueden faltar rasgos significativos o presentar asimetrías evidentes, el trazo puede ser firme o abundante en correcciones (expresión de inseguridad), etc.
6. Test de frustración de Rosenzweig
Consiste en una serie de dibujos, similares a viñetas, en los que hay dos personajes pero sólo aparece lo que dice uno de ellos. El sujeto debe imaginar lo que dice el otro y cómo se siente. En este caso no se trata de medir un conjunto de rasgos de personalidad, sino sólo uno de ellos: el nivel de tolerancia a la frustración, es decir, cómo reaccionamos ante los fracasos.
7. Grafología
El principio implícito en todos los tests proyectivos (la persona se proyecta a sí misma en todo lo que hace, percibe o entiende) es el mismo que funciona en la grafología o interpretación de los rasgos de escritura. Distintos autores y escuelas han ofrecido interpretaciones sobre el significado psicológico de estos rasgos, pero tales interpretaciones y el mismo carácter científico de la grafología han sido muchas veces cuestionados. Por lo general, han predominado las interpretaciones simbólicas y alegóricas con las una gran mayoría de psicólogos no está de acuerdo (por ejemplo, arriba = espiritual, idealista; abajo = material, sexual; izquierda = maternal, hogareño, tímido; derecha = paternal, extravertido; letra grande = elevado autoconcepto; letras separadas entre sí = independencia, etc.).
8. Pruebas no proyectivas
Los llamados cuestionarios de personalidad son pruebas generalmente escritas en los que el sujeto debe responder "sí", "no" o "no sé", o señalar una entre varias alternativas. La corrección de estas pruebas se realiza también de forma estandarizada, otorgando a cada respuesta una puntuación prefijada en uno o varios de los apartados que se califican y sumando al final todas las puntuaciones.
A pesar de la apariencia de objetividad y precisión de estos cuestionarios, es dudoso que sus resultados sean más fiables que los de las pruebas proyectivas. Si bien se elimina un factor como la influencia del examinador (que goza en las pruebas proyectivas de un margen amplio para la interpretación), a cambio se introducen otros como el excesivo peso concedido a la autopercepción del sujeto, que muchas veces no contesta lo que se verdad hace o piensa sino lo que cree que debe contestar. Es cierto que a veces se introducen "preguntas trampa" para medir la sinceridad de las respuestas, pero son fáciles de detectar por una persona acostumbrada a realizar test de este tipo (por ejemplo, ante frases como "algunas veces he sentido envidia de los triunfos de mis amigos" o "a veces he mentido a personas que confiaban en mí", esa persona sabe que la respuesta idónea es "verdadero", ya que si contesta "falso" se pondrá en duda su sinceridad en el resto del test).
Los cuestionarios de personalidad más utilizados son:
- El 16FP, abreviatura de cuestionario de dieciséis factores de la personalidad, también conocido como test de Cattell de personalidad. Consta de 374 items a los que el examinado debe contestar "cierto", "dudoso" o "falso", aunque en las instrucciones se aconseja contestar "dudoso" sólo cuando sea absolutamente necesario.
- El NEO-PI-R (abreviatura de Nuevo Inventario de Personalidad Revisado) evalúa los big five: estabilidad emocional, extraversión, apertura, amabilidad y responsabilidad, a través de 240 ítems (existen también versiones abreviadas), en los que el sujeto debe expresar su grado de acuerdo o desacuerdo.
- El MMPI (Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota), utilizado por primera vez en 1942 y revisado en los años 80 (aparece ahora como MMPI-2), consta de unos 700 ítems en los que el examinado debe contestar "sí", "no" o "no sé". Un número excesivamente alto de "no sé" invalida el test. Normalmente se utilizan versiones abreviadas, como la publicada en España en 2009 (MMPI-2 RF). Este cuestionario se ha revelado particularmente útil para detectar el riesgo de trastorno mental al medir rasgos como la hipocondría, la paranoia, la esquizofrenia, etc.
Las 10 escalas clínicas del MMPI |
No hay comentarios:
Publicar un comentario