Albert Bandura (n. 1925) destaca la retroalimentación entre cognición y ambiente: por un lado, el sujeto valora la situación de una manera y esta valoración produce una conducta; por otro, la conducta realizada provoca unos resultados y esos resultados influyen en las expectativas en situaciones futuras.
Las expectativas de cada sujeto generan su propia percepción del valor de su conducta y definen las condiciones en que ésta puede considerarse como exitosa o fracasada. Bandura alude a este hecho con el concepto de autoeficacia, es decir, eficacia que nace de las propias expectativas y valoraciones: una misma conducta (por ejemplo, un examen mal resuelto) puede ser vista como consecuencia de la propia inutilidad o como un desafío para aprender más y sacar mejores notas.
En términos parecidos se expresa Julian Rotter (1916-2014). Para este autor, hay dos grandes tipos de personalidad que se definen por su locus de control. ¿Qué es lo que se entiende por locus de control? Es, por decirlo de alguna manera, el lugar o "centro" al que uno asigna la responsabilidad de lo que ocurre. Las personas con locus de control interno son las que están convencidas de que el destino está en sus manos y pueden controlar su futuro, mientras que, por el contrario, quien tiene un locus de control externo piensa que su vida depende de las circunstancias, la suerte (generalmente mala) y las decisiones de los demás. Es evidente que los primeros están en mejores condiciones para afrontar los contratiempos de la vida que los segundos.
La confianza en el azar denota una personalidad con locus de control externo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario