La respuesta senso-motriz plantea lo que se llama el problema psicofísico, que hace referencia a cómo se concectan las estructuras y procesos físicos o fisiológicos con las experiencias de diversa modalidad. El tema de la cualidad sensorial indica que la sensibilidad se presenta según diversa modalidad (visual, auditiva, táctil...). ¿Cómo se explica el fenómeno de las diversas modalidades cualitativas de la sensibilidad? ¿Cuántas modalidades sensoriales existen?
Johannes Peter Müller (1801-1858) estableció la ley de la energía específica de los nervios sensoriales. Según ella, la cualidad de la sensación depende del tipo de fibra nerviosa que es excitada y no de la clase de energía física que inicia el proceso. Esta teoría es cierta en parte. La modalidad sensorial es independiente de la energía física que excita, pero no depende tampoco del tipo de fibra excitada. Hoy se admite que la cualidad sensorial viene determinada por un lado por la especificidad de los aparatos receptores, y por otro lado, por la elevadísima especialización de las neuronas que integran los mecanismos nerviosos centrales a donde llegan las señales perceptivas que transcurren por los nervios periféricos. Además, diversas fibras nerviosas sirven para la misma modalidad sensorial y una misma fibra nerviosa puede transmitir modalidades sensoriales distintas.
La Gestalt defendió que la cualidad sensorial no estaba originada por las características materiales del estímulo, sino por su disposición dinámica. Las energías estimulares se constituyen como campos de fuerza, como estructuras (gestalten). La cualidad sensorial vendría a ser una propiedad dinámica de la sensibilidad y su dependencia del estímulo sólo estaría en su correspondencia con la forma de distribución de la energía: a una determinada forma del campo de energías físicas le correspondería en el cerebro una idéntica forma de energías electrofisiológicas. Tal isomorfismo es hoy inaceptable.
El proceso sensorial es una elaboración compleja que se inicia con la especialización de los receptores, hasta constituirse una serie de órganos específicos para captar diversos tipos de energía. Las distintas áreas de proyección se han ido diferenciando morfológica y funcionalmente para interpretar los variados impulsos nerviosos que llegan desde la periferia. Pero el paso de lo energético a lo mental sigue sin esclarecerse.
Hoy se mantiene la teoría reflectora de las sensaciones que indica que los seres vivos destacan como significativos ciertos influjos del mundo exterior y no otros, concretamente aquellos que tienen para ellos la mayor importancia para la supervivencia. Las sensaciones no son pues procesos pasivos como defendía la teoría receptora, sino algo activo.
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