Mary Robinson
Es evidente que en el mundo actual hay millones de personas a las que no se les están respetando los derechos más elementales. Pero también es una realidad que mucha gente de buena voluntad se compromete todos los días en la defensa de estos derechos. Veamos brevemente lo que está ocurriendo con cada una de las tres generaciones de derechos.
1. Derechos civiles y políticos: queda mucho por hacer
La abolición de la esclavitud ha sido el logro más importante en este campo, al menos en la medida en que se respete la prohibición universal de esta práctica, que se decretó en una convención internacional el 7 de septiembre de 1956.
Sin embargo, en muchos países se practica una violación sistemática y masiva de los derechos más elementales: torturas, desapariciones (asesinatos encubiertos cometidos por encargo del propio gobierno), detenciones ilegales, malos tratos a los presos, represión de la libertad de opinión, discriminación racial, marginación y violencia contra la mujer, etc.
2. Los esfuerzos de la ONU
En principio, tendría que ser la comunidad internacional, a través de la ONU, cuyo fin último es precisamente la protección y promoción de los derechos humanos, la encargada de denunciar estas violaciones y de tomar medidas eficaces para que los gobiernos que no respetan las libertades básicas rectifiquen su conducta.
Pero este organismo por sí solo no podrá conseguir nada si no dispone del apoyo material y moral de los países que se dicen respetuosos de estas libertades. La experiencia nos muestra que la presión internacional sobre los gobiernos que no respetan los derechos humanos es a menudo un medio eficaz para lograr que en esos países se emprendan las reformas necesarias para el respeto de los derechos civiles y políticos. Éste fue el caso de la desaparición del régimen de apartheid en Sudáfrica.
3. Iniciativas ciudadanas
Muchos de los ciudadanos que voluntariamente desean aportar su grano de arena a la consolidación de las libertades básicas, lo hacen a través de las organizaciones cívicas, generalmente llamadas "organizaciones no gubernamentales (ONG)", como Amnistía Internacional y Cruz Roja Internacional, que trabajan en muchos países del mundo para denunciar las violaciones de estos derechos y ayudar a las víctimas. Estas organizaciones llevan a cabo campañas en contra de la tortura, la pena de muerte, la falta de garantías procesales, la ausencia de libertad de opinión, la falta de libertad religiosa, etc.
4. El hambre, el analfabetismo y demás lacras socioeconómicas
Con respecto a los derechos de la segunda generación, es evidente que hay miles de millones de personas en nuestro mundo que no disponen de los medios de subsistencia más indispensables, como la comida, el agua potable, la vivienda, la asistencia médica y el acceso a vacunas y medicamentos. Tampoco disponen de escuelas ni de otros medios para una educación básica. La miseria o pobreza extrema es la primera causa de mortalidad en el mundo, a pesar de que existen hoy en día los recursos suficientes para atender a las necesidades mínimas de toda la población. Técnicamente es posible erradicar el hambre y el analfabetismo. Pero estamos ante un problema moral, no técnico. La violación de los derechos humanos de segunda generación se debe, en última instancia, a una falta de solidaridad entre países y personas.
5. Agencias especializadas de la ONU
La ONU dispone de una agencia especializada para afrontar el problema del hambre: la FAO (Food and Agriculture Organization, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Tiene su sede en Roma, y desde su fundación en 1945 lleva a cabo tareas de consejera técnica para el aprovechamiento de los recursos naturales en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
En el terreno de los derechos culturales, la ONU tiene también una agencia especializada: la UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Fue fundada en 1946 y tiene su sede en París. Realiza una amplia labor encaminada a promover la educación primaria para todos sin discriminación de ningún tipo, la colaboración científica y técnica entre los Estados, así como la defensa del patrimonio artístico y cultural de los pueblos.
6. Organizaciones solidarias
También en este campo existen numerosas organizaciones solidarias que apoyan proyectos de lucha contra el hambre, la enfermedad y el analfabetismo: Manos Unidas, Ayuda en Acción, Oxfam Internacional-Intermón, Cáritas, etc. Generalmente recaudan fondos mediante aportaciones de los particulares y de las instituciones y con ese dinero financian proyectos concretos de desarrollo que proponen las organizaciones que funcionan en los países pobres. Este modelo de funcionamiento tiene la ventaja de que son las personas más cercanas a los problemas reales las que proponen soluciones viables y piden la ayuda económica para llevarlas a cabo.
7. Condiciones de trabajo infrahumanas
Actualmente existe un gran número de países en los que las personas, niños incluidos, se ven obligadas a trabajar en condiciones insalubres, durante jornadas de doce horas diarias o más, sin seguridad social ni protección contra el desempleo, y prácticamente sin derechos sindicales. Los países ricos no ponen demasiadas objeciones a esta situación, porque son sus propias empresas las que encuentran en esos países una mano de obra barata y dócil. Los sindicatos de los países ricos sí suelen protestar, entre otras cosas porque este tipo de prácticas está llevando a la desaparición de muchos puestos de trabajo en el primer mundo.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo), fundada en 1946 y que tiene su sede en Ginebra (Suiza), se ocupa por encargo de la ONU de estos problemas. Pero, si los países miembros de dicha organización no toman en serio la necesidad de afrontarlos, la organización por sí sola poco podrá hacer.
Conseguimos el desarrollo cuando logramos que estén satisfechas las necesidades básicas de una población concreta: bienestar material (alimentación, salud, vestido, vivienda), seguridad (frente a la violencia), la libertad y la identidad. Su no-satisfacción será el maldesarrollo, una enfermedad que podemos encontrar en las personas, los sistemas sociales y el sistema mundial, pero que también guarda relación con el ecosistema o la naturaleza.
8. Paz, equilibrio ecológico y desarrollo sostenible
Con respecto a los derechos de la tercera generación, hay que denunciar el hecho de que los gobiernos de los países ricos no acaban de comprometerse seriamente en la lucha contra las causas de la guerra, ni contra la contaminación medioambiental, ni contra las causas del subdesarrollo que padecen los países pobres. Esto permite que las grandes empresas continúen contaminando, mientras que el tráfico internacional de armas alimenta los conflictos bélicos en los países pobres, y los problemas del subdesarrollo, agravados por el peso de la deuda externa, continúan sin superarse.
No obstante, algunas agencias de la ONU y numerosas organizaciones cívicas están haciendo un gran esfuerzo en favor del medio natural (ADENA, Greenpeace, etc.), mientras que otras se preocupan de los refugiados que huyen de los escenarios bélicos proporcionando ayuda humanitaria de emergencia (ACNUR, Médicos sin fronteras, Médicos del mundo, etc.) y un tercer grupo lucha por la abolición de la deuda externa y por favorecer un modelo de desarrollo sostenible, tanto en el Norte como en el Sur.
Durante la Guerra Fría se tendió a definir la paz y la seguridad sencillamente en términos de hegemonía militar o del equilibrio del terror. Hoy sabemos que una paz duradera requiere una visión más amplia, que engloba la educación, la alfabetización, la salud y la nutrición, los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En el terreno de los derechos culturales, la ONU tiene también una agencia especializada: la UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Fue fundada en 1946 y tiene su sede en París. Realiza una amplia labor encaminada a promover la educación primaria para todos sin discriminación de ningún tipo, la colaboración científica y técnica entre los Estados, así como la defensa del patrimonio artístico y cultural de los pueblos.
6. Organizaciones solidarias
También en este campo existen numerosas organizaciones solidarias que apoyan proyectos de lucha contra el hambre, la enfermedad y el analfabetismo: Manos Unidas, Ayuda en Acción, Oxfam Internacional-Intermón, Cáritas, etc. Generalmente recaudan fondos mediante aportaciones de los particulares y de las instituciones y con ese dinero financian proyectos concretos de desarrollo que proponen las organizaciones que funcionan en los países pobres. Este modelo de funcionamiento tiene la ventaja de que son las personas más cercanas a los problemas reales las que proponen soluciones viables y piden la ayuda económica para llevarlas a cabo.
7. Condiciones de trabajo infrahumanas
Actualmente existe un gran número de países en los que las personas, niños incluidos, se ven obligadas a trabajar en condiciones insalubres, durante jornadas de doce horas diarias o más, sin seguridad social ni protección contra el desempleo, y prácticamente sin derechos sindicales. Los países ricos no ponen demasiadas objeciones a esta situación, porque son sus propias empresas las que encuentran en esos países una mano de obra barata y dócil. Los sindicatos de los países ricos sí suelen protestar, entre otras cosas porque este tipo de prácticas está llevando a la desaparición de muchos puestos de trabajo en el primer mundo.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo), fundada en 1946 y que tiene su sede en Ginebra (Suiza), se ocupa por encargo de la ONU de estos problemas. Pero, si los países miembros de dicha organización no toman en serio la necesidad de afrontarlos, la organización por sí sola poco podrá hacer.
Conseguimos el desarrollo cuando logramos que estén satisfechas las necesidades básicas de una población concreta: bienestar material (alimentación, salud, vestido, vivienda), seguridad (frente a la violencia), la libertad y la identidad. Su no-satisfacción será el maldesarrollo, una enfermedad que podemos encontrar en las personas, los sistemas sociales y el sistema mundial, pero que también guarda relación con el ecosistema o la naturaleza.
José María Tortosa, Estrategias de desarrollo: fines, diagnósticos y terapia
8. Paz, equilibrio ecológico y desarrollo sostenible
Con respecto a los derechos de la tercera generación, hay que denunciar el hecho de que los gobiernos de los países ricos no acaban de comprometerse seriamente en la lucha contra las causas de la guerra, ni contra la contaminación medioambiental, ni contra las causas del subdesarrollo que padecen los países pobres. Esto permite que las grandes empresas continúen contaminando, mientras que el tráfico internacional de armas alimenta los conflictos bélicos en los países pobres, y los problemas del subdesarrollo, agravados por el peso de la deuda externa, continúan sin superarse.
No obstante, algunas agencias de la ONU y numerosas organizaciones cívicas están haciendo un gran esfuerzo en favor del medio natural (ADENA, Greenpeace, etc.), mientras que otras se preocupan de los refugiados que huyen de los escenarios bélicos proporcionando ayuda humanitaria de emergencia (ACNUR, Médicos sin fronteras, Médicos del mundo, etc.) y un tercer grupo lucha por la abolición de la deuda externa y por favorecer un modelo de desarrollo sostenible, tanto en el Norte como en el Sur.
Kofi Annan (1938-2018) |
Kofi Annan
La paz duradera no es sólo la ausencia de guerra, ni el miedo a la guerra. Esto sería, en todo caso, una paz negativa. La paz positiva o verdadera será la presencia activa de la justicia, la igualdad entre todos los seres humanos y el respeto a los Derechos Humanos.
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