Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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miércoles, 3 de febrero de 2010

La cultura, factor principal de la percepción humana

Como han insistido numerosos sociólogos, las distintas sociedades transmiten a sus individuos ciertas creencias y costumbres, y así, en lugar de percibir las cosas como son, las percibimos condicionadas por "lo que todo el mundo piensa, dice y hace" en nuestra sociedad, es decir, en consonancia con lo que ésta nos ha enseñado.
En nuestra vida, en nuestra experiencia, el mundo humano precede al mundo animal, vegetal y mineral. Vemos todas las cosas como a través de unos anteojos, mediatizados por la cultura y la mentalidad del grupo social en el que nacemos: las personas que forman parte de mi comunidad me infunden sus ideas y sus creencias y yo percibo el mundo y las cosas a través de esas ideas recibidas.

"Es casi seguro que gran parte de nuestra experiencia perceptiva es aprendida. Por ejemplo, los pigmeos del Congo habitan sobre todo en densos bosques y, por tanto, rara vez tienen la oportunidad de ver grandes distancias. En consecuencia, no desarrollan, como nosotros, una sólida idea de la continuidad de las medidas. Colin Turball, antropólogo que estudiaba a los pigmeos, llevó una vez a su guía pigmeo a una excursión por el bosque. Cuando estaban atravesando una vasta planicie, vieron un rebaño de búfalos a lo lejos.
El guía echó una mirada sobre la planicie donde estaba el rebaño de búfalos. Le preguntó a Turball de qué tipo de insectos se trataba, y le dijo que eran búfalos, tan grandes como los búfalos del bosque que él conocía. Estalló en carcajadas... Entraron en el coche y descendieron hacia donde estaban pastando los animales. Observaron cómo se hacían cada vez más grandes, y, aunque era tan valiente como todos los pigmeos, cambió de sitio, sentándose cerca de su compañero, murmurando que se trataba de brujería... Cuando se dio cuenta de que eran búfalos reales, se le pasó el miedo, pero lo que le intrigaba era cómo habían sido tan pequeños y se habían vuelto de repente más grandes o si había sido una especie de truco."
Ornstein, R.: La psicología de la conciencia, Edaf, Madrid.

De esta manera, mediante el aprendizaje social empezamos no solamente a pensar y a razonar, a estimar unos valores y a rechazar otros, a juzgar positivas unas normas y negativas otras, etc., sino también a percibir las distancias, los colores y las formas de las cosas; por ejemplo, a apreciar correctamente la lejanía y el tamaño de los objetos, a ver el carbón negro y "las ventanas cuadradas", o a estimar sabrosa la carne de cordero y repugnante la de perro, etc.