Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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miércoles, 28 de diciembre de 2022

El malestar en la cultura

Autor: Sigmund Freud (1856-1939)

Médico austriaco, padre del psicoanálisis

Freud nació en Freiberg, Moravia, cuando formaba parte del Imperio Austríaco (actualmente, la ciudad se denomina Příbor, en la República Checa). De origen judío, su familia se trasladó a Viena cuando contaba con tres años de edad. Con 17 años ingresó en la Universidad de Viena para estudiar medicina.

Su primera publicación importante fue La interpretación de los sueños, en 1899, inaugurando el psicoanálisis, una nueva disciplina científica y un cambio paradigmático importante en el modo de entender la mente humana.

En 1938, tras la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, Freud fue considerado enemigo por su condición de judío y por sus estudios sobre el inconsciente. Sus libros fueron quemados públicamente y su familia acosada. Se marchó de Viena y consiguió asilo en Londres.

En 1939, destrozado por los dolores de un cáncer de paladar, recibió una sedación terminal para evitarle los sufrimientos que estaban deteriorando su cuerpo.

El malestar en la cultura se publica en 1930. Se trata de un ensayo que va más allá de los planteamientos psicoanalistas, de manera que resulta un trabajo de interés para la sociología, la filosofía e incluso para la política.

Ideas seleccionadas:

- La vida humana en común sólo resulta posible cuando se reúne una pluralidad que es más fuerte que cualquiera de los individuos y se mantiene cohesionada frente a cualquiera de los individuos. Esta sustitución del poder del individuo por el de la comunidad es el paso cultural decisivo. El siguiente requisito cultural es, por tanto, el de la justicia, esto es, la seguridad de que el orden legal, una vez instaurado, no volverá a ser violado en favor de un individuo. El resultado final debe ser un derecho al que todos -al menos todos los aptos para vivir en comunidad- hayan contribuido con el sacrificio de sus instintos.
- Al hombre primitivo le iba mejor porque no conocía ninguna restricción a sus instintos. Como compensación, su seguridad de gozar durante mucho tiempo de tal felicidad era mínima. El hombre culto ha cambiado una parte de la posibilidad de felicidad por una parte de seguridad. Pero no queremos olvidar que en la familia primitiva sólo el jefe disfrutaba de tal libertad de los instintos; los demás vivían oprimidos como esclavos.
- La cuestión crucial para la especie humana me parece que es si y en qué medida conseguirá su evolución cultural dominar la perturbación de la convivencia producida por el instinto agresivo y autodestructivo humano. Los seres humanos han llegado ahora tan lejos en el dominio de las fuerzas naturales que con su ayuda les resulta fácil exterminarse los unos a los otros hasta el último hombre. Esto lo saben: de ahí buena parte de su inquietud actual, de su infelicidad, de su talante angustiado.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Nos gusta seguir la corriente al grupo

Cuando tomamos decisiones, a menudo, observamos a los demás con atención. Los investigadores han captado esto en forma de efectos de consenso: "Por ejemplo, las personas son más favorables a un tema cuando creen que el 80% de su grupo lo apoya", explica Alison Ledgerwood, psicóloga de la Universidad de California en Davis (EEUU).

"Estos efectos reflejan algunas de las formas más básicas en las que un individuo es influenciado por los otros", señala.

También sugieren consecuencias en el mundo real: por ejemplo, la gente está más inclinada a hacer comentarios con prejuicios cuanto más socialmente aceptados están estos.

domingo, 25 de diciembre de 2022

La personalidad es muy estable en los adultos

Para evaluar la personalidad, muchos psicólogos se centran en los denominados cinco grandes rasgos: apertura a la experiencia, escrupulosidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo. El hallazgo de que, con el tiempo, los adultos son bastante consistentes en lo alto o bajo que califican en estos rasgos "es uno de los más importantes y sólidos de toda la psicología", según Sanjay Srivastava, psicólogo de la personalidad en la Universidad de Oregón (EEUU).

También ofrece motivos para dudar de que "las intervenciones psicosociales estrechamente elaboradas pueden tener efectos transformadores duraderos. Si hacer un ejercicio de escritura o ver un par de vídeos pudiera producir un cambio duradero, seríamos mucho menos consistentes de lo que somos", añade Srivastava.

jueves, 15 de diciembre de 2022

10 ideas clave. Evaluar para aprender

Autora: Neus Sanmartí (n. 1943)

Doctora en Ciencias Químicas
Profesora emérita y Catedrática del Departamento de Didáctica de las Matemáticas y de las Ciencias Experimentales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Primera edición: 2007
Sexta reimpresión de 2014
Publicado en Barcelona por Editorial Graó

Contenidos principales:
Idea clave 1) La evaluación es el motor del aprendizaje.
Idea clave 2) La finalidad principal de la evaluación es la regulación tanto de la enseñanza como del aprendizaje.
Idea clave 3) El error es útil para regular el aprendizaje.
Idea clave 4) Lo más importante es aprender a autoevaluarse.
Idea clave 5) En el aula todos evalúan y regulan.
Idea clave 6) La función calificadora y seleccionadora de la evaluación también es importante.
Idea clave 7) La evaluación motiva si se tiene éxito.
Idea clave 8) La utilización de instrumentos diversos puede mejorar la evaluación.
Idea clave 9) La evaluación externa de los aprendizajes puede ser útil.
Idea clave 10) Evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza.

Idea seleccionada:

Desde la escuela se puede incidir poco en las variables individuales y sociales. En cambio, sí que se puede cambiar qué se enseña y cuándo, y cómo se enseña y cómo se evalúa.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Cerebro masculino y femenino

Pocos negarían que los hombres y las mujeres difieren físicamente: si bien abundan las féminas altas y musculosas, los varones son, en promedio, más altos y tienen una fuerza de agarre mucho mayor. Sin embargo, muchas personas, incluidos algunos psicólogos, argumentan que su encéfalo y su comportamiento no reflejan diferencias significativas. Las evidencias científicas apuntan lo contrario.

Las mujeres tienden a tener un comportamiento más altruista y puntúan más alto en ciertas medidas de empatía. Los hombres, en promedio, se manejan mejor en tareas en las que rotan mentalmente un objeto, mientras que las mujeres pueden recordar mejor la ubicación de los objetos. Los teóricos evolucionistas postulan que las diferencias sexuales surgieron porque los homínidos masculinos y femeninos se enfrentaron a diferentes presiones reproductivas y de supervivencia.

Los varones, por otra parte, son mucho más propensos a ser diagnosticados con un trastorno del espectro autista, por ejemplo, mientras que las tasas de trastornos del estado de ánimo y alzhéimer son más altas entre las mujeres. Estas diferencias pueden tener implicaciones importantes para comprender y tratar los problemas mentales. Una revisión reciente sobre cómo nos influye el sexo en la vulnerabilidad al estrés examinó los hallazgos en humanos y animales no humanos a nivel molecular y de conducta. Entre sus conclusiones, se demostró que "los niños y las niñas, en particular los adolescentes, respondían de manera diferente al trastorno de estrés postraumático. Las chicas tenían síntomas de internalización, como la autoculpa, y los chicos tendían más a comportamientos de externalización", señala la coautora y neurocientífica Georgia Hodes, del Virginia Tech (EEUU). Podría ser útil, dice, que los adultos reconozcan que los mismos trastornos pueden producir síntomas considerablemente diferentes.

Por otra parte, estas distinciones pueden ser importantes en el desarrollo de medicamentos, recalca Hodes: algunos estudios muestran que un fármaco probado en animales machos no necesariamente funcionará para las hembras.

"Nadie está diciendo que los hombres y las mujeres sean completamente diferentes. Probablemente, hay más similitudes que diferencias. Pero debemos comprender estas diferencias. Creo que se vuelve especialmente importante cuando lo que se intenta es desarrollar mejores tratamientos", opina la experta.

domingo, 13 de noviembre de 2022

Vacas, cerdos, guerras y brujas

Autor: MARVIN HARRIS (1927-2001)

Antropólogo estadounidense. Estudió en la Universidad de Columbia (New York), donde posteriormente también fue profesor (1953-1980), dirigiendo el departamento de antropología desde 1966 a 1969. Realizó trabajo de campo en Brasil, Ecuador, Mozambique, India y en el East Harlem de New York. En 1981 se unió al Departamento de Antropología de la Universidad de Florida como profesor y se retiró en 2000.

Título original: Cows, Pigs, Wars and Witches: The Riddles of Culture
Traducción de Juan Oliver Sánchez-Fernández
Edición original: 1974
Primera edición española: 1980
Séptima reimpresión en 2020
Publicado en Madrid por Alianza Editorial 

Relación de contenidos principales:
1) La madre vaca
2) Porcofilia y porcofobia
3) La guerra primitiva
4) El macho salvaje
5) El potlatch
6) El cargo fantasma
7) Mesías
8) El secreto del Príncipe de la Paz
9) Escobas y aquelarres
10) La gran locura de las brujas
11) El retorno de las brujas

El propósito de este trabajo es reflexionar sobre las verdaderas causas materiales que se ocultan tras la aparente irracionalidad de diversos estilos de vida.

Ideas seleccionadas: 

- El cristianismo ya ha intentado realizar una revolución mediante la conciencia durante 2.000 años. ¿Quién negará que la conciencia cristiana pudo haber cambiado el mundo? Sin embargo, fue el mundo quien cambió la conciencia cristiana.

- La reflexión filosófica de que la pobreza es, después de todo, un estado mental siempre ha sido fuente de confort para los que no son pobres. La conveniencia de este tipo de política para los que ya poseen riqueza y poder debe ser evidente.

- No se puede hacer una revolución si cada uno hace lo que le da la gana. Para hacer una revolución todos deben realizar la misma cosa.

- Los gurús de la contracultura no pueden detener o aminorar el progreso de la tecnología, pero pueden aumentar el nivel de la confusión popular en lo que atañe a los modos en que se ha de desarrollar esta tecnología para reducir, en lugar de intensificar, las injusticias y la explotación, a los modos en que se ha de desarrollar para que sirva a fines humanos y constructivos en lugar de sembrar terror y destrucción.


Comprado en julio de 2021 en casadellibro.com por 11'68€.

martes, 8 de noviembre de 2022

La inteligencia que aprende

Autores:
José Antonio Marina
Filósofo y pedagogo español
Carmen Pellicer
Teóloga y pedagoga española

Primera edición: 2015
Publicado en Madrid por Editorial Santillana

Relación de contenidos principales del libro:
1) Descripción de las funciones ejecutivas
2) Didáctica de las funciones ejecutivas
  • La activación de la energía
  • La atención y la gestión de la energía
  • La gestión de la motivación
  • La gestión de las emociones
  • El control de la impulsividad
  • Proyectar: Elección de metas y planificación
  • El inicio de la acción y su organización
  • El mantenimiento de la acción y del esfuerzo
  • La flexibilidad
  • La memoria
  • La metacognición 

Ideas seleccionadas:

- La psicología se ha fragmentado en una serie de propuestas difíciles de coordinar: inteligencias múltiples, hábitos de pensamiento, modelos de educación emocional, teorías conductuales, cognitivas o mixtas, múltiples teorías de la motivación… Ante semejante orgía conceptual y metodológica, muchos docentes sienten la tentación de replegarse en los procedimientos de toda la vida y poner a sus alumnos a salvo de vaivenes y modas. 
- La Teoría Ejecutiva de la Inteligencia (TEI) resulta ser el modelo más integrador y completo de que disponemos. Está fundada en rigurosas evidencias científicas y tiene una inmediata aplicación en la escuela. Además, es una teoría optimista, que cree en la perfectibilidad humana. 
- La función principal de la inteligencia es dirigir la acción o dirigir el comportamiento para resolver los problemas que plantea una situación. Para ello, maneja información, y articula motivaciones y emociones. Por eso, la inteligencia es esencialmente práctica y sólo se convierte en teórica cuando elige como fin de su actividad el conocimiento teórico.

- La evolución ha organizado la inteligencia humana en dos niveles. El más básico, que compartimos con los animales, está compuesto de una serie de mecanismos neuronales, esquemas musculares y guiones emocionales, que denominamos inteligencia generadora. Está manejando continuamente información, pero sólo una pequeña parte pasa a estado consciente. En cambio, llamamos inteligencia ejecutiva a los mecanismos con los que evaluamos las ocurrencias que fluyen a nuestra conciencia, las comparamos con nuestros criterios de evaluación, fijamos nuestras metas e intentamos dirigir la acción hacia ellas.

- La autogestión se lleva a cabo mediante la colaboración de una serie de funciones, a las que llamamos funciones ejecutivas. Éstas se encuentran conectadas pero tienen cierta independencia. Las principales son: la inhibición del impulso, la dirección de la atención, la gestión de la motivación y de las emociones, la elección de metas, el mantenimiento del esfuerzo, la metacognición, etc. En fin, la vida misma. 




domingo, 6 de noviembre de 2022

10.000 horas de práctica

 


La práctica deliberada por sí sola no te convertirá en un experto.

Practica cualquier cosa: tocar la flauta, resolver ecuaciones, escribir con fluidez... y podrás mejorar. Para ser el número uno, ensayar es indispensable. Pero eso no significa que la práctica extensa y enfocada en sí misma sortee la brecha entre aquellos que son simplemente buenos al algo y aquellos que son realmente grandes.

En 1993, el psicólogo de la Universidad Estatal de Florida K. Anders Ericsson y sus colegas llevaron a cabo un estudio en el que se pidió a los estudiantes de violín, que fueron clasificados en tres niveles, una estimación de cuánta práctica habían acumulado hasta ese momento. Para el nivel más alto de violinistas, la estimación promedio, a la edad de veinte años, fue de aproximadamente 10.000 horas, más alta que los promedios de los dos grupos más bajos. Ese y otros estudios se han citado como evidencia del papel que la práctica deliberada juega en el éxito. De hecho, los investigadores sugirieron que esta teoría explicaba "los principales hechos sobre la naturaleza y la escasez de un rendimiento excepcional", sin depender de la capacidad innata.

"Las características que antes se creía que reflejaban el talento innato son, en realidad, el resultado de una práctica intensa que se extendió por un mínimo de diez años", apuntaban. Más de una década después, en su best seller de 2008, Outliers, el periodista Malcolm Gladwell resumió el trabajo de Ericsson y acuñó la regla de las 10.000 horas, y declaró esta cifra como "el número mágico de la excelencia".

Sin embargo, más tarde, el propio Ericsson expresó sus recelos ante la idea de que una cierta cantidad de práctica convierte automáticamente a alguien en un experto. "Es una visión popularizada pero simplista de nuestro trabajo que circula en internet", afirmó. Además, la idea ha sido echada por tierra por investigaciones recientes. En un metaanálisis de 2014, la psicóloga Brooke Macnamara y sus colegas examinaron más de ochenta estudios de rendimiento en dominios que incluían el deporte, la música y la educación. Descubrieron que echarle horas a ensayar representaba, como máximo, alrededor de una cuarta parte de las diferencias de desempeño. En un artículo posterior, informaron que entre los atletas clasificados como élite, la práctica explicaba sólo alrededor del 1% de la variación en el rendimiento.

"Cuando se observan las diferencias de maestría entre individuos, el entrenamiento casi siempre es importante, pero no lo explica todo", recalca Macnamara, en la actualidad investigadora en la Universidad Case de la Reserva Occidental (EEUU). Como ejemplo, señala un estudio de jugadores de ajedrez, donde algunos se clasificaron para un título de la Federación Mundial después de tan solo 3.000 horas de práctica, mientras que otros requirieron más de 20.000 horas.

Además del tiempo que le dediques, "la inteligencia parece ser importante", según dice Macnamara. "También lo es la edad a la que empiezas, el tipo de entrenamiento, si tienes entrenador o no, y tu capacidad de memoria de trabajo. Influyen pues varios factores". Por eso, una hora de práctica no necesariamente dará como resultado la misma cantidad de ganancia para dos atletas o músicos diferentes.

martes, 25 de octubre de 2022

Anatomía de un instante

Autor: Javier CERCAS. Escritor español. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Columnista en el diario EL PAÍS. Recibió en 2010 el Premio Nacional de Narrativa por Anatomía de un instante.

Edición original: 2009

Edición digital de Penguin Random House en 2012

Idea seleccionada:

23 de febrero

Fue un lunes. El día amaneció soleado en Madrid; hacia la una y media de la tarde el sol dejó de brillar y rachas de viento invernal barrían las calles del centro; hacia las seis y media ya estaba oscureciendo. Justo a esa hora -más precisamente: a las seis y veintitrés minutos- el teniente coronel Tejero entraba en el Congreso de los Diputados al mando de una tropa de aluvión integrada por dieciséis oficiales y ciento setenta suboficiales y clases de tropa reclutados en el Parque de Automovilismo de la Guardia Civil, en la calle Príncipe de Vergara. Era el principio del golpe. Un golpe cuyo diseño elemental no respondía al diseño de un golpe duro sino al de un golpe blando, es decir al diseño de un golpe sin sangre que sólo podía esgrimir la amenaza de las armas lo suficiente para que el Rey, la clase política y la ciudadanía se plegasen a las pretensiones de los golpistas.

viernes, 26 de agosto de 2022

Las cinco etapas del duelo

La gente no se aflige de una manera predecible y fija.

Negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Aquellos que han oído hablar de estas cinco etapas del duelo podrían asumir que componen una hoja de ruta inexorable. Según esta teoría, los que se enfrentan a una muerte luchan por procesarla, se enojan, suplican a Dios que la prevenga o la deshaga, se hunden en la tristeza y, eventualmente, llegan a vivir con la pérdida.

Sin embargo, el dolor no está tan reglamentado. Incluso, la creadora de las cinco etapas, la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, quien las utilizó por primera vez para describir cómo los pacientes terminales anticipan su propia muerte, lamentó en un libro posterior que había sido "muy mal entendidas". Asimismo, admitió que no todos experimentan todas las fases o las siguen en el mismo orden.


No hay duda de que las personas en duelo se enojan y se deprimen por una pérdida, y "a la gente le cuesta creer que sea real", dice George Bonanno, profesor de psicología clínica en la Universidad de Columbia (EEUU). "Lo que realmente sucede es que debes conciliar todos los recuerdos y expectativas de tu vida. Tu cerebro es un órgano de predicción, por lo que predice que esa persona todavía está allí. Tienes que actualizar tu mundo, y eso es doloroso y difícil". Pero Bonanno y otros investigadores rechazan la idea de que tales experiencias deban tratarse como etapas. "El problema es que, cuando las personas no pasan por ellas, comienzan a preocuparse de que están haciendo algo mal", advierte este experto.

Así, un período de meses de síntomas que impiden el funcionamiento normal, como la angustia emocional intensa y el doloroso anhelo por el fallecido, puede indicar que todo está en orden. "Si lo está haciendo realmente mal después de muchos, muchos meses, entonces tiene un trastorno patológico y necesita ayuda", comenta Bonanno. Y puntualiza: "Aunque eso solo pasa en alrededor del 10% de la gente". Su investigación sobre trayectorias de recuperación ha encontrado que la mayoría de los participantes, meses después de la muerte de un ser querido, muestran pocos o ningún síntoma.

"Es natural estar realmente triste cuando muere un ser querido", dice Bonanno. Para la mayoría, esa alta intensidad disminuye poco a poco. La idea de etapas de duelo, por otro lado, se niega a morir.


lunes, 15 de agosto de 2022

Estilos de aprendizaje

Adaptar la educación a "aprendices visuales" o "aprendices auditivos" no tiene base científica.

Algunos estudiantes, si se les pregunta, podrían decir que prefieren estudiar un concepto usando ilustraciones, mientras que otros prefieren lecciones verbales. Sin embargo, eso no significa que realmente aprendan mejor el material de un modo u otro. La idea de que los educadores deben hacer coincidir su instrucción con los estilos de aprendizaje individuales -que, a menudo, se dividen en categorías visuales, auditivas y cinestésicas o táctiles- ha existido durante décadas. Pero las revisiones científicas han encontrado escasa justificación para esta práctica.

El respaldo al mito de los estilos de aprendizaje por parte de muchos profesores puede deberse a que "se dieron cuenta correctamente de la frecuencia con la que un alumno puede alcanzar la iluminación con un enfoque que parece inútil para otro", sugirieron el psicólogo Harold Pashler y sus colegas de la Universidad de California en San Diego (EEUU) en un artículo de 2009. Los individuos, por supuesto, difieren en habilidades, y la forma de instrucción puede marcar la diferencia; algunos podrían beneficiarse potencialmente de una enseñanza más estructurada, por ejemplo. Lo que los estudios no han podido demostrar es que los educadores tienen más éxito si se dirigen a estudiantes supuestamente prácticos, auditivos o visuales con distintos estilos de instrucción en lugar de dar a toda la clase el mismo tipo de lección, o una que involucre diferentes elementos, como una combinación de palabras e imágenes. Los expertos advierten de que el mito podría, incluso, impedir el aprendizaje. El riesgo es que "las personas acaben pensando que están limitadas y no van a poder aprender de ciertas formas", indica la psicóloga Susan Gelman, de la Universidad de Michigan (EEUU), coautora de un estudio reciente sobre el tema. "También puede ser que no intenten cultivar una determinada habilidad porque piensan que no coincide con la forma en que funciona su cerebro".

Lo cierto es que los críticos del concepto de estilos de aprendizaje enfatizan que existen técnicas respaldadas por la ciencia que podrían aplicarse a prácticamente todos los estudiantes. Según el psicólogo Shaylene Nancekivell, autor principal del estudio, "muchos alumnos no se dan cuenta de que tienen que practicar la recuperación de información, no solo asimilarla". Hay evidencia sólida de que ciertos métodos pueden ayudar a la memoria. En conclusión, las ideas sin fundamento sobre lo que diferencia a los estudiantes podrían distraer la atención de lo que los impulsa a todos.

domingo, 14 de agosto de 2022

Cerebral izquierdo o cerebral derecho

 No tienes un hemisferio cerebral dominante.

¿Eres creativo, propenso a estallidos repentinos de ideas? ¿O quizás tu pensamiento es más deliberado y lógico? Una creencia popular sugiere que el hemisferio derecho domina el cerebro de los pensadores intuitivos, mientras que los pensadores analíticos están abonados al lado izquierdo de su sesera.

Es cierto que los hemisferios se especializan en diferentes funciones mentales. Pero la noción de que dependemos más de uno u otro pasa por alto la complejidad de la estrecha relación izquierda-derecha.


"Las diferencias mejor documentadas tienden a ser sutiles", señala el neurocientífico Stephen Kosslyn, profesor emérito de la Universidad de Harvard (EEUU). En el mítico esquema de cerebro izquierdo / cerebro derecho, el primero facilita el lenguaje, mientras que el derecho maneja la percepción. "Sin embargo, en realidad, el lenguaje se distribuye por los hemisferios", explica. Al menos, en las personas diestras, el hemisferio izquierdo suele encargarse de utilizar la gramática para producir y comprender el lenguaje. Mientras, el derecho es mejor para analizar el tono de voz, y así comprender la intención del que habla, por ejemplo, si un hablante está bromeando.

De todas formas, la percepción involucra ambos lados del encéfalo. Las investigaciones con técnicas de neuroimagen así lo demuestran, según Kosslyn. La estructura y la función del cerebro varían entre individuos, y una división de izquierda a derecha es demasiado reduccionista para capturar esa variación.

El mito, que tiene sus raíces en experimentos con pacientes con cerebro dividido, persiste en parte porque las dicotomías son fáciles de comprender. "Tiene sentido que tengamos partes izquierda y derecha de nuestro cerebro y, de manera análoga a nuestras manos, que tengan diferentes capacidades", afirma Kosslyn. Sin embargo, si bien puedes ser zurdo, no pasa lo mismo con el uso que le das a tu encéfalo.

miércoles, 3 de agosto de 2022

El efecto Lucifer

Autor: PHILIP ZIMBARDO (Psicólogo. Investigador del comportamiento. Profesor en las universidades de Yale, Nueva York, Columbia y Stanford. Autor del famoso experimento de la prisión de Stanford)

Ha sido reconocido con grandes distinciones como Carl Sagan Award for Public Understanding of Science (2002) y Kurt Lewin Award (2015).
Nacido en Nueva York en 1933.

Edición original: 2007
Título original: The Lucifer Effect
Editado en Barcelona por Espasa Libros en 2008
Edición digital para eBook en 2012
Traducción de Genís Sánchez Barberán

Relaciones de contenidos principales:
  • La psicología del mal
  • El experimento de la prisión de Stanford
  • Estudio de la dinámica social: poder, conformidad y obediencia
  • Estudio de la dinámica social: desindividuación, deshumanización y maldad por inacción
  • Los maltratos y las torturas de Abu Ghraib
  • Resistir las influencias situacionales
  • La banalidad del mal y la banalidad del heroísmo

Idea seleccionada:

- Queremos creer en la bondad esencial e invariable de la gente, en su capacidad de resistir ante las presiones externas, de evaluar de una manera racional las tentaciones de la situación y rechazarlas. Paradójicamente, al haber creado este mito sobre nuestra invulnerabilidad a las fuerzas situacionales, nos hacemos aún más vulnerables a ellas por no prestarles suficiente atención.

martes, 2 de agosto de 2022

Adicción al sexo

Decir que estás enganchado como quien lo está a una droga no es excusa.

Las personas engañan repetidamente a sus parejas, se involucran en actos sexuales de riesgo a costa de su bienestar físico y mental y arruinan sus vidas por una aventura de una noche. El sexo puede ser dañino. Pero, ¿puede ser como una droga? No encontrarás "adicción al sexo" en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5) actual, que se utiliza para realizar diagnósticos psiquiátricos. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha agregado "trastorno de conducta sexual compulsiva" a su guía de diagnóstico, aunque tampoco habla de adicción.

Para que un hábito encaje en esta categoría, debe cumplir varios criterios, tal y como apunta Mark Griffiths, psicólogo de la Universidad de Nottingham Trent (Reino Unido), que investiga este tema. El objeto en cuestión -heroína, juegos de azar, pornografía, sexo u otra cosa- modifica el estado de ánimo, consume los pensamientos hasta en su ausencia y presenta un claro conflicto interno o interpersonal. Fundamentalmente, la adicción conduce a la tolerancia biológica, de modo que la cantidad de sustancia o actividad necesaria para lograr el mismo efecto aumenta con el tiempo, y la abstinencia implica sufrimiento psicológico o fisiológico, con signos de irritabilidad, náuseas y calambres estomacales. Un verdadero adicto también corre el riesgo de padecer una recaída.

Con respecto al comportamiento sexual, dice Griffiths, "el número de personas que realmente alcanzarían todos mis criterios es muy reducido". En muchos casos de supuesta adicción conductual, ya sea que se centre en el sexo, el juego, el ejercicio u otra actividad, "los sujetos se involucran en un comportamiento que puede catalogarse como problemático más que como adictivo".

Por su parte, Allen Frances, psiquiatra de la Universidad Duke (EEUU) que dirigió el Grupo de Trabajo DSM-IV, apunta que, en casos genuinos de adicción, "algo que podría haber dado placer al principio ya no lo da, pero no se puede detener". Sin embargo, para la mayoría, incluidos aquellos para quienes el sexo crea problemas, el acto sexual en sí sigue siendo placentero.

"Aunque es cierto que puede haber un puñado de personas que, simplemente, no puedan detenerse, y eso está arruinando sus vidas y su familia", dice Frances. Aun así, advierte de que el uso excesivo de la etiqueta adicción al sexo, sobre todo, por parte de personas infieles que quieren desviar la culpa, corre el riesgo de "convertir el mal comportamiento en un trastorno mental".



domingo, 17 de julio de 2022

Naturaleza y concepto de motivación

Puede decirse que la psicología humana se ocupa del modo como nos comportamos frente a las personas, los acontecimientos y las cosas; como disciplina científica no sólo ha de describir y clasificar los diversos actos conductuales, sino también investigar y formular sus integrantes y condiciones, tratando de formar un cuerpo legal con carácter explicativo-comprensivo y predictivo-postdictivo, además de posibilitar con ello el control o regulación de tales actos. Pues bien, en esta tarea, el análisis de la motivación juega un papel central: defínase como se quiera, la motivación es un constructo que siempre apunta a los fundamentos psicológicos de nuestro comportamiento, a aquello que hay dentro de nosotros (consciente o inconsciente) y a nuestro alrededor, que nos impulsa y dirige y que permite que nuestros actos sean lo que son y no de otro modo, o, en delimitación mucho más breve, un concepto multifacético respecto de procesos encubiertos que inician o energizan una u otra forma de conducta.
Los diversos actos de nuestro organismo se originan por la oportuna activación de una serie de programas innatos y adquiridos, en donde la sensibilidad, la atención y la afectividad, así como las correspondientes estructuras y procesos fisiológicos subyacentes, juegan su papel. Ahora bien, nosotros mantenemos que, para que pueda hablarse de genuina conducta, hay que contar imprescindiblemente con la motivación, proceso que integra todos los anteriores y otros de naturaleza superior (como el aprendizaje, la memoria, el pensamiento, etc.), en una organización unitaria y coherente, además de proporcionar la activación global de todo ese conjunto.
Los actos de los seres vivos pueden ubicarse en una hipotética línea continua, cuyo límite inicial viene marcado por la contractilidad y el final por lo que entendemos por conducta: la contractilidad es una reacción elemental que aparece ante muy diversos estímulos del entorno; los tropismos, kinesias y taxias son reacciones algo más complejas, las cuales tienen lugar ante estímulos físicos y químicos particulares; en un nivel superior estarían las respuestas a estimulaciones más concretas y con mayor implicación de estructuras y funciones psicoorgánicas, tales como son los reflejos incondicionados, condicionados y las pautas instintivas (aunque éstas exigen de la existencia de unos programas innatos altamente estructurados y aparecen sólo ante estímulos muy específicos); finalmente, la conducta incluye la existencia de procesos psicosociales, de entre los que el proceso motivacional se torna esencial, suponiendo la toma del mando de elementos interactivos de naturaleza superior y muy compleja. Puede inferirse, entonces, que la motivación propiamente dicha sólo se organiza en el ser humano, lo que no quiere decir que en los animales (y más concretamente en los mamíferos) se dejen de dar hechos que expresan esbozos de tal proceso, los cuales sostienen pautas de respuestas próximas a la conducta.
La motivación, en todo caso, facilita la puesta en marcha de los programas innatos y adquiridos de conducta, o, como dicen Taylor y otros (1982), la activación de las secuencias de actos dirigidos a una meta: la motivación implica una serie de influencias que inician, mantienen, regulan y detienen los actos precisos para conseguir ciertos objetivos a través del acceso a la meta prevista. Por ello, la esencia de la motivación queda recogida en una clásica definición (Newcomb, 1956), que concreta que es “un estado del organismo en el cual la energía corporal es movilizada y dirigida selectivamente hacia partes del ambiente”.

Dicho de otra manera, la motivación comprende tres procesos:

  1. una activación global del organismo, a expensas de necesidades, impulsos, pulsiones, tendencias, intereses o propósitos, lo que trae como consecuencia la dinamización del organismo como un todo;
  2. un encauzamiento de los actos necesarios para alcanzar el objetivo previsto, lo que supone un acercamiento o alejamiento de la meta u objeto hacia el que se dirigen las necesidades, pulsiones, etc.;
  3. una autorregulación de la intensidad, persistencia, presencia o ausencia de los actos y actividades insertos en la secuencia de conducta, siendo habitual que el individuo parta de una especie de plan-guion, más o menos flexible, a expensas de sus recursos, experiencias previas, expectativas de éxito, accesibilidad de las metas, etc. 

En todo caso, debe quedar claro que la motivación no es algo dado, con lo que el individuo cuenta sin más, sino que ha de ser adquirida, estando en continua reorganización: incluso cuando implica necesidades primariamente biológicas e innatas (como el hambre, la sed o la sexualidad), toma matices y ropajes muy variados en función del aprendizaje y de la estructura personal del sujeto, así como de las condiciones dadas por el ambiente, llegando a complejos desarrollos que no se observan en los actos del animal.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Historia de la motivación

El interés por el instinto surge del trabajo de los etólogos y del estudio de ciertos patrones de conducta, como la gregaria, la de migración, la sexual, la paternal y la filial. El etólogo descubre tipos relativamente fijos de conducta, a los que llama instintivos, e intenta comprender los factores que liberan energía para la ejecución de estos y otros actos. De este modo, combina los dos significados importantes de instinto; es decir, conducta no aprendida y energía (urgencia, impulso). Considera que su trabajo encaja, en lo general, en un marco evolucionista. Quienes estudian estos tipos de conducta -como la gregaria, por ejemplo- parecen preocupados, en primer lugar, por descubrir los factores que controlan tales conductas. Para ellos, el instinto sólo sirve como una rúbrica clasificatoria muy general y sin valor explicativo. Debe buscarse la explicación en la comprensión de los factores que controlan las conductas pertinentes. Empiezan a aparecer teorías en pequeña escala de una y otra de estas conductas.

Como concepto, la homeostasis se usa ampliamente. Existen modelos, como la cibernética, que dependen en gran parte, para explicar los sistemas de variables que manejan, de la homeostasis y sus conceptos relacionados. Este uso de la homeostasis tiene, relativamente, una corta historia, que proviene del pensamiento evolucionista y de la obra de filósofos como Bernard y sus seguidores. Sin embargo, la concepción homeostática, como un estado hacia el que tienden otros procesos conductuales, o a los que sirve de meta, tiene un uso más amplio. Se encontrará al tratar el instinto, el psicoanálisis, la teoría del aprendizaje en sus aspectos de pulsión, la emoción y algunas teorías que se derivan de la psicología social. Por tanto, la homeostasis es un modelo de múltiples implicaciones.

Las actuales teorías de pulsión están embebidas de teorías generales sobre la conducta, que también acentúan el papel y la naturaleza del aprendizaje en los problemas conductuales. en general, las teorías de la pulsión acentúan ya sea las funciones energetizantes de los estados de pulsión sobre la conducta, o las funciones para determinar la meta de dichos estados de pulsión. En estos puntos pueden verse reflejadas tanto la noción de urgencia como la de propósito, según se describieron en la explicación sobre el instinto. En algunas teorías de aprendizaje, el reforzamiento (la ley del efecto) es un tema significativo, y ya se ha mencionado la relación que existe entre el hedonismo y este concepto. La mayoría de las teorías del aprendizaje postulan solo algunas pulsiones corporales, y sugieren que muchos motivos importantes son aprendidos.

El psicoanálisis, en su forma clásica, depende de las urgencias instintivas, cuya meta era la satisfacción o el placer. También estuvo muy influido por el pensamiento evolucionista y por el fisicalista, y la etapa final implicaba la restauración del equilibrio homeostático.

El actual interés por la emoción muestra dos facetas. Una, que la emoción activa la conducta, y que esto refleja, al menos indirectamente, la necesidad del concepto del instinto. La otra faceta es el hincapié puesto sobre el goce o placer afectivo para exaltar las fuerzas motivacionales. Es evidente su derivación del hedonismo.

Las teorías de la psicología social tienden a interesarse en los motivos de la conducta social y en el control social de la conducta. Las concepciones hedonistas y homeostáticas son actualmente populares y reemplazan, en gran medida, los primeros intentos de confiar en uno o unos cuantos motivos o instintos para basar la conducta social y su control.

Este breve resumen de modelos demuestra que deben mucho en sus orígenes al instinto, a la homeostasis, a la evolución y al hedonismo; también están muy implicados, en algunos de ellos, los factores inconscientes activos. En algunos modelos sólo se dan por sentados unos cuantos motivos; en otros, muchos, aunque, en este último caso, solo algunos tienen un status innato. Todos estos modelos intentan explicar el comportamiento o la conducta: cuáles son sus causas y qué factores la controlan. En general, se supone que la conducta sirve, en algún sentido, a las necesidades del organismo. Rara vez se exponen, en este contexto, los problemas del dualismo, de la voluntad y del libre albedrío; pero, en general, estos modelos pueden caracterizarse como monistas y porque consideran que los problemas de la selección y del esfuerzo se derivan de las necesidades del organismo en su interacción con el medio. La racionalidad y el conocimiento tienen a considerarse como reflejos no confiables de ciertos determinantes más fundamentales.

Recientemente ha existido una tendencia a rechazar como adecuado, el tipo general de modelo antes descrito. Aunque acentuando la concepción homeostática y la evolucionista, dicha tendencia parece hacer hincapié en la razón y en el conocimiento, en la bondad fundamental de la naturaleza humana y en la idea de que, al explicar la conducta, puede verse a ésta como un fin en sí antes que como una obligatoria servidora de otras necesidades orgánicas. Este punto de vista, en sí, parece estar en consonancia con la importancia que autores como Sócrates, Platón, Aristóteles, algunos padres de la Iglesia y Rousseau, le daban.

lunes, 9 de mayo de 2022

La sensación de lo que ocurre

Autor: ANTONIO DAMASIO (Médico. Profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de California)
Ha sido reconocido con grandes distinciones como The Golden Brain Award (1995), The Ipsen Prize (1997) y el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica (2005).
Nacido en Lisboa en 1944.
Edición original: 1999
Título original: The feeling of what happens
Reeditado en Barcelona por Destino Grupo Planeta en la colección Booket en 2019
Traducción de Francisco Páez de la Cadena Tortosa
Ilustraciones por cortesía de la Dra. Hanna Damasio

Relaciones de contenidos principales:
1) Sentir y conocer: Emoción y sensación. Conciencia central.
2) Una biología para el conocer: La construcción de la conciencia central. Conciencia ampliada. La neurología de la conciencia.
3) Obligado a conocer: Sentir sensaciones. El uso de la conciencia.
4) Apéndice: Notas sobre la mente y el cerebro.

Ideas seleccionadas:

- La omnipresencia de la emoción en nuestro desarrollo y en nuestra experiencia cotidiana, conecta prácticamente todo objeto o toda situación de nuestra experiencia, gracias al condicionamiento, con los valores fundamentales de la regulación homeostática: recompensa y castigo, placer y dolor, aproximación o abandono, ventaja o desventaja personales, e inevitablemente, bueno (en el sentido de supervivencia) o malo (en el sentido de muerte). Nos guste o no, ésta es la condición natural humana. Pero cuando está disponible la conciencia, las sensaciones tienen una influencia máxima y los individuos son también capaces de reflexionar y planificar. Tienen un medio de controlar la omnipresente tiranía de la emoción: eso que llamamos razón. Por supuesto que resulta irónico que los motores de la razón sigan necesitando de la emoción, lo cual significa que el poder controlador de la razón suele ser más bien modesto.

- Nuestra sensación de ser es un estado del organismo, resultado de ciertos componentes que funcionan de determinada manera y que se relacionan dentro de ciertos parámetros. Se trata de otra construcción, una pauta vulnerable de funciones integradas cuya consecuencia es la generación de la representación mental de un ser vivo individual.

Comprado en febrero de 2021 en casadellibro.com por 8'50€

martes, 12 de abril de 2022

Otros desarrollos posdarwinianos de las ideas motivacionales

Existen otras tendencias que debe tener en cuenta cualquier esbozo histórico del desarrollo de las ideas motivacionales. Son, primera, la psicología de la actividad (o también llamada intencionalidad); segunda, el estudio de la hipnosis y de la neurosis y el surgimiento del psicoanálisis; tercera, la expresión del hedonismo en la ley del efecto. Se indicará, según convenga, dónde afectó a estas tendencias la teoría evolucionista, pero se las ha situado en secciones separadas porque representan influencias más específicas en el desarrollo de la motivación en la psicología. Innegablemente, el pensamiento evolucionista influyó sobre el psicoanálisis y la ley del efecto, pero su interés primero radica en problemas más específicos: la naturaleza de la neurosis y del aprendizaje, respectivamente. Es menos clara la influencia del evolucionismo sobre la intencionalidad. También existen interrelaciones entre estas tres tendencias, que procuraremos describir.

1. Intencionalidad

Tal vez sea cierto en lo general, aunque equivocado en los detalles, que la noción de que la mente es pasiva constituya una de las principales herencias recibidas de la tradición filosófica inglesa empírico-asociacionista. John Locke consideraba que, en el nacimiento, la mente era una tabla blanca, cuyo contenido -las ideas- venían de las experiencias habidas en el mundo externo. También dijo que la mente podía originar ideas por medio de un proceso de reflexión (quería decir algo relacionado con el pensamiento), y es en este detalle donde nuestra generalización se equivoca. Pero la enunciación influyente, la que caracteriza a los empíricos en oposición a los nativistas, es que las ideas de la mente surgen de sensaciones originadas en el mundo externo. La psicología empírica inglesa, desde la época de Locke hasta la de James Mill, hace poco hincapié en las actividades de la mente. Cierto que la escuela escocesa subrayó las facultades de la mente, pero las psicologías de la facultad rara vez han hecho que se acentúe la intencionalidad como tal.
Cuando la psicología logró existencia independiente en el laboratorio de Wundt, en Leipzig, aparecieron las influencias que ejercía este concepto de la mente como algo pasivo. Una importante empresa de Wundt y de sus más o menos fieles seguidores, fue describir y clasificar los elementos fundamentales de la vida mental. Estos elementos se identificarían por medio de la introspección relacionada con las consecuencias conscientes de la estimulación controlada. No se busca rebajar aquí el propósito o la ejecución de este trabajo. La física y la química estaban demostrando el valor, en sus respectivos campos, del análisis, y los datos obtenidos en los laboratorios psicológicos eran, por lo menos, datos -obtenidos empíricamente bajo condiciones controladas y distinguibles-, en contraposición a las especulaciones de filósofos y moralistas. Pero la capacidad estaba restringida, y no quedaba lugar para los conceptos o para las nociones motivacionales de que la mente era activa en sí. Se reunían los elementos mentales por medio del mecanismo de la asociación. Por mucho tiempo, existieron puntos de vista alternativos. El nativismo es un viejo concepto, y Leibnitz, Herbart y Schopenhauer, en distintas formas, han indicado que la actividad es un hecho primario de la mente. El impulso y el propósito adquirieron importancia en los conceptos de evolución e instinto, y, al estudiarse el psicoanálisis, se ahondará en dicha orientación. A finales del siglo XIX y principios del XX surgió una idea en cierto modo similar en la psicología sistemática e, igualmente, en el laboratorio experimental. Así lo indica Peters (1953), al afirmar que la actitud y las tendencias determinantes son conceptos introspectivos surgidos de comprender "lo inadecuado de la idea tradicional de mente como un poseedor pasivo de las sensaciones y de las imágenes".

Franz Brentano (1838-1917), más filósofo que psicólogo experimental, afirmaba que eran actos, y no contenidos, como Wundt planteó, los aspectos importantes de la mente. El acto es intencional; es decir, está dirigido al contenido que constituirá su objeto, pero el contenido, como tal, no está en el acto, aunque lo esté inmanentemente. Para Brentano, "cuando se ve un color, el color, en sí, no es mental. Lo mental es ver, es decir, el acto. Sin embargo, ver no tendría significado si no hubiera algo por verse. El acto siempre implica un objeto y se refiere a un contenido". Según Flugel (1951), la contribución de Brentano es "haber hecho hincapié en la actividad", mientras que, al mismo tiempo, unía a dicho hincapié la importancia de la experiencia.
Brentano influyó en cierto número de escritores sistemáticos o hizo que desarrollaran puntos de vista similares al suyo. Pueden mencionarse, entre ellos, a Oswald Külpe y la escuela de Würzburg, la escuela austriaca y su hincapié en la Gestalt-qualität, y James Ward (quien influyó en McDougall) y G.F. Stout en Inglaterra. William James y John Dewey desarrollaron, en Estados Unidos, métodos que tenían muchas similitudes con el de Brentano.
Brentano también parece haber influido sobre Freud, y es posible interpretar su formulación de la intencionalidad de los actos como un anuncio de la concepción esencialmente intencional que Freud daba a los fenómenos mentales, misma que sirve de base a su metodología.
Tal vez sea más clara su influencia sobre Külpe, transmitida, al menos en parte, por su discípulo Edmund Husserl. De cualquier modo, se considera que la experimentación conducida por Külpe, y a la que la escuela de Würzburg debe su fama, apoya más a Brentano que a Wundt.
Los de Würzburg atacaban el problema del pensamiento. Poco trabajo experimental se ha hecho sobre el tópico, pero la noción prevaleciente es que el pensamiento está constituido por imágenes y por procesos asociativos. El grupo de Würzburg estudió el pensamiento por medio de la introspección. Descubrieron que el pensamiento podía efectuarse, y se efectuaba, sin imágenes y, lo que es de mayor importancia para esta explicación, que los pensamientos contenían direcciones, tendencias determinantes, orientaciones hacia tareas..., que controlaban el curso del pensamiento, pero a los que no podía considerarse como asociativo. Es posible considerar estos hechos como "intencionales", es decir, instrumentales para seleccionar asociaciones de acuerdo con los fines que la tarea o la tarea experimental exigieran que lograra el proceso de pensar. Pero no consideraba como asociativos en sí a los medios de dirección o selectivos, y puede considerar su acción como una representación de la actividad de la mente, más bien que como un indicador de su pasividad. Lewin (1917, 1922) también acentuó la importancia de los motivos para activar las asociaciones.
No se estudiará más a fondo la doctrina de Würzburg, puesto que su importancia principal, para nuestra explicación, es el restablecimiento y demostración del carácter activo de la mente; algunos otros informes de Würzburg implicaban también que dichas actividades directrices de la mente podrían estar fuera de la conciencia. Hasta el momento, la contribución de Würzburg es responsable, como el instinto, la pulsión y las concepciones relacionadas, del gran hincapié hecho en la motivación que parece caracterizar al siglo XX.

2. Hipnosis, psiconeurosis y psicoanálisis

Históricamente, el hipnotismo y la psiconeurosis se han tratado por diversas fuentes, así también como por los historiadores de la psicología. Aquí sólo se dará un esbozo.
Probablemente los fenómenos hipnóticos se conocían mucho antes de la época de Anton Mesmer (1734-1815), pero fue este médico vienés, quien más tarde radicaría en París, el primero que demostró los fenómenos en amplia escala. Mesmer atribuía el fenómeno al "magnetismo animal", una fuerza que él, presumiblemente, poseía y por medio de la cual podía afectar a otros. La usaba principalmente como una terapéutica para varios tipos de enfermedad, padecimientos que hoy se considerarían, probablemente, de carácter histérico. La principal controversia causada por el trabajo de Mesmer la constituía el proceso por el que producía la cura. Aparentemente, las comisiones científicas de París, que investigaron su trabajo, más o menos aceptaron de un modo calificado sus curas, pero se rechazó que éstas tuvieran relación alguna con el magnetismo animal. Se le ofreció a Mesmer una considerable cantidad de dinero para que divulgara su "secreto"; aparentemente no pudo satisfacer la petición, al no saber en qué consistía dicho secreto. Aunque siguió practicándose, el mesmerismo cayó, por lo general, en descrédito.
El siguiente periodo de interés surgió en Inglaterra, donde John Elliotson (1791-1868),quien hizo varias innovaciones valiosas, aunque radicales, en la práctica de la medicina, empezó a tratar a sus pacientes del hospital por medio del mesmerismo. Obtuvo algunos resultados positivos, pero el descrédito en que entonces se tenía al mesmerismo hizo que sus colegas rechazaran sus descubrimientos. Sin embargo, Elliotson continuó la lucha, fundó su propia revista y continuó su práctica; pero, desafortunadamente, confundió el mesmerismo con ciertos aspectos del espiritualismo y de la clarividencia, y esto no ayudó al mesmerismo.
Por la misma época, James Esdaile (1808-1859) había utilizado con éxito el mesmerismo en la India como un anestésico para pacientes que requerían de intervención quirúrgica; y es muy posible que la historia del hipnotismo, y quizá de la psicología misma, hubiera sido diferente de no haberse descubierto, hacia 1840, el efecto anestésico de drogas como el óxido nitroso, el éter y el cloroformo. El interés por ellas hizo decaer el interés por el mesmerismo.
Mientras tanto, James Braid (1795-1860) se convenció de la realidad del fenómeno y procedió a investigarlo. Se convenció de que, aunque el fenómeno era real, surgía de una especie de sueño o de una modificación de la atención. De aquí desarrolló el nombre de hipnotismo. Es bastante interesante notar que el nuevo nombre, y las observaciones e hipótesis que le servían de base, hicieron más aceptable el tema para la medicina y menos para los mesmeristas. La obra de Braid adquirió fama en Francia, donde ocurrió el siguiente episodio de la historia del hipnotismo.
A.A. Liébeault (1823-1904) fue el primer trabajador de la escuela de Nancy que encontró útil la hipnosis en el tratamiento de varias enfermedades con que se topó en su práctica. Su experiencia influyó en H. Bernheim (1837-1919), a quien Liébeault convenció del valor de sus métodos, y quien se unió a Liébeault en su utilización y estudio. La escuela de Nancy fue una descendiente bastante directa del braidismo, y su concepción del proceso hipnótico implicaba la sugestión y un estado parecido al sueño. Bernheim creía que casi cualquier persona podía ser hipnotizada; es decir, casi cualquiera es, hasta cierto grado, sugestionable. Así, negaba que la sugestión fuera, en cualquier aspecto, un síntoma o una característica de la neurosis. Con ello, hizo el primer intento conocido para desarrollar una comprensión general de la conducta humana y sus motivaciones basándose en el estudio de la psicopatología, más bien que en sistemas filosóficos.
El enfoque de J.M. Charcot (1825-1893) era diferente. Como neurólogo consideraba que la histeria era un estado patológico al que trataba y estudiaba por medio del hipnotismo. Pero llegó a la conclusión de que los estados característicos de la hipnosis "sólo podían ser inducidos y observados en la gente que sufriera de histeria". Por lo tanto, la disposición para ser hipnotizado es síntoma o signo de un proceso enfermizo. Los puntos de vista modernos sobre el hipnotismo son más parecidos a los de la escuela de Nancy que a las ideas de Charcot.
Desde luego, vale la pena notar que, incluso en el enfoque de Charcot, se consideraba a la histeria como una enfermedad. Y eso es importante, porque no era considerada como un signo de posesión demoniaca o de una voluntad inadecuada. Tanto la escuela de Charcot como la de Nancy habían dejado atrás tales nociones y, a decir verdad, ésta había sido la línea de pensamiento desde, por lo menos, alguna época del siglo XVIII.
Pero incluso cuando el hipnotismo y la psiconeurosis fueron considerados fenómenos naturales, los cuales no implicaban aspectos magnéticos, espirituales o de la voluntad, aún existían como fenómenos que necesitaban explicación. Hombres normales y racionales han elaborado casi siempre los grandes sistemas filosóficos en general y sus principios psicológicos para hombres de iguales características. Sus principios, incluso los motivacionales, como el hedonismo, el ansia de poder, el contrato social, la voluntad y otros parecidos, no podían acomodarse fácilmente a los fenómenos del desorden mental y del hipnotismo. De hecho, los fenómenos de conducta multitudinaria, algunas veces llamados "histeria colectiva", causaron parecidas dificultades. Los fenómenos de la conducta anormal, sea individual o social, y los del hipnotismo indicaban la necesidad de conceptos que no habían recibido mucho hincapié en los sistemas del pasado. Entre los precursores de la psicología social se hicieron esfuerzos para confiar en la sugestión, la imitación, la simpatía y en conceptos simples similares; se mencionaron como bases explicatorias de la conducta individual anormal la disociación, la disposición de ser sugestionado y varios otros desórdenes físicos. Sin embargo, fue Freud (1856-1939) quien desarrolló las teorías de mayor influencia y alcance sobre la naturaleza de la neurosis, el hipnotismo y ciertos fenómenos de masa. Sus teorías eran, y son, de naturaleza esencialmente motivacional.
Freud estudió en Nancy con Charcot. Entre sus profesores de Viena estaban Brentano y Brücke. Como neurólogo, su práctica médica incluía muchos pacientes histéricos y, a ejemplo de Josef Breuer, usó la hipnosis para tratar tales casos. Finalmente, su método sobrepasó la hipnosis, que abandonó más tarde, y sus casos incluyeron muchos tipos de desórdenes, a más de la histeria. No obstante, puede verse que, en Freud, convergieron el estudio y utilización de la hipnosis y el estudio y tratamiento de la neurosis. De esta convergencia surgió una teoría muy general de la motivación humana, en que se hacía hincapié en las nociones de energía instintiva inconsciente, de conflicto y en un principio hedonista.
El periodo que va de Mesmer a Freud duró más de un siglo y, en el presente contexto, quedó marcado por el surgimiento de la hipnosis y de la anormalidad mental como fenómenos naturales necesitados de explicación. Entonces, es necesario añadir otro problema a la lista. Hasta el momento, ha incluido la influencia del evolucionismo, del instinto y del propósito (y sus controversias), el problema general de la adaptación y de la intencionalidad como fuentes de las que surgió, creemos, la preocupación del siglo XX por los problemas motivacionales. Queda por mencionarse una última tendencia: la expresión del hedonismo en la ley del efecto.

3. El hedonismo y la ley del efecto

Es evidente el importante lugar que el principio hedonista ha tenido en el pensamiento de los filósofos respecto a la conducta del hombre, así como el surgimiento del estudio de la conducta animal a raíz del desarrollo de la teoría evolucionista. A finales del siglo XIX, se llevó a cabo una importante fusión de estas dos tendencias históricas, cuando E. L. Thorndike (1874-1949) formuló su bien conocida ley del efecto. Thorndike había empezado con James en Harvard algunos estudios sobre la inteligencia de los pollos; pero sus famosas investigaciones sobre la conducta de los animales en una caja de truco se llevaron a cabo en Columbia, donde recibió su doctorado en 1898. En dichos estudios se confinaron animales hambrientos, como gatos, en cajas, mientras que se situaba comida fuera de la caja y del alcance de los animales. Si el animal hacía funcionar un cerrojo o jalaba una cuerda, la puerta se abriría, permitiendo que el sujeto alcanzara la comida. Thorndike observó que el progreso logrado en alcanzar la comida. Supuso que el "placer" surgido del éxito y de obtener la comida, de algún modo "imprimía" las asociaciones entre el estímulo de la situación y los movimientos satisfactorios, y también que, cuando las reacciones del animal ocasionaban incomodidad (castigo), tendían a ser eliminadas. Thorndike modificó mucho su formulación más tarde, redefiniendo los procesos de éxito, placer e incomodidad en formas más objetivas, y alteró sus puntos de vista sobre los efectos del castigo. Dedicó muchos experimentos a estos problemas y muchos otros investigadores también han intentado comprenderlos. Aunque las leyes de Thorndike tienen antecedentes en escritores tales como Herbert Spencer y Alexander Bain (y, a decir verdad, en Aristóteles), el hecho de haber surgido del trabajo experimental les dio una base empírica y proporcionó medios para su estudio posterior. La ley del efecto ha tenido un lugar de importancia en las teorías del aprendizaje, y es una de las razones para que dichas teorías hayan hecho tanto hincapié en la pulsión, el reforzamiento, el aumento o la demora del reforzamiento y una multitud de problemas cuya carga motivacional es grande.
Antes de terminar, cabe mencionar una diferencia entre el hedonismo de Thorndike y el anterior uso del principio hedonista. Mowrer (1952) lo expuso como sigue:

El hedonismo afirma que nos "impulsa el placer y nos repele el dolor". Es posible encontrar huellas de esta idea en las obras de Freud y Thorndike. Pero la diferencia notable es que, en estos dos últimos investigadores, el placer dejó de ser una pulsión en sí por sí misma, para ser concebido como la experiencia que se efectúa cuando una pulsión, o motivo, termina; es decir, cuando se satisface o se alivia.