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domingo, 6 de noviembre de 2022

10.000 horas de práctica

 


La práctica deliberada por sí sola no te convertirá en un experto.

Practica cualquier cosa: tocar la flauta, resolver ecuaciones, escribir con fluidez... y podrás mejorar. Para ser el número uno, ensayar es indispensable. Pero eso no significa que la práctica extensa y enfocada en sí misma sortee la brecha entre aquellos que son simplemente buenos al algo y aquellos que son realmente grandes.

En 1993, el psicólogo de la Universidad Estatal de Florida K. Anders Ericsson y sus colegas llevaron a cabo un estudio en el que se pidió a los estudiantes de violín, que fueron clasificados en tres niveles, una estimación de cuánta práctica habían acumulado hasta ese momento. Para el nivel más alto de violinistas, la estimación promedio, a la edad de veinte años, fue de aproximadamente 10.000 horas, más alta que los promedios de los dos grupos más bajos. Ese y otros estudios se han citado como evidencia del papel que la práctica deliberada juega en el éxito. De hecho, los investigadores sugirieron que esta teoría explicaba "los principales hechos sobre la naturaleza y la escasez de un rendimiento excepcional", sin depender de la capacidad innata.

"Las características que antes se creía que reflejaban el talento innato son, en realidad, el resultado de una práctica intensa que se extendió por un mínimo de diez años", apuntaban. Más de una década después, en su best seller de 2008, Outliers, el periodista Malcolm Gladwell resumió el trabajo de Ericsson y acuñó la regla de las 10.000 horas, y declaró esta cifra como "el número mágico de la excelencia".

Sin embargo, más tarde, el propio Ericsson expresó sus recelos ante la idea de que una cierta cantidad de práctica convierte automáticamente a alguien en un experto. "Es una visión popularizada pero simplista de nuestro trabajo que circula en internet", afirmó. Además, la idea ha sido echada por tierra por investigaciones recientes. En un metaanálisis de 2014, la psicóloga Brooke Macnamara y sus colegas examinaron más de ochenta estudios de rendimiento en dominios que incluían el deporte, la música y la educación. Descubrieron que echarle horas a ensayar representaba, como máximo, alrededor de una cuarta parte de las diferencias de desempeño. En un artículo posterior, informaron que entre los atletas clasificados como élite, la práctica explicaba sólo alrededor del 1% de la variación en el rendimiento.

"Cuando se observan las diferencias de maestría entre individuos, el entrenamiento casi siempre es importante, pero no lo explica todo", recalca Macnamara, en la actualidad investigadora en la Universidad Case de la Reserva Occidental (EEUU). Como ejemplo, señala un estudio de jugadores de ajedrez, donde algunos se clasificaron para un título de la Federación Mundial después de tan solo 3.000 horas de práctica, mientras que otros requirieron más de 20.000 horas.

Además del tiempo que le dediques, "la inteligencia parece ser importante", según dice Macnamara. "También lo es la edad a la que empiezas, el tipo de entrenamiento, si tienes entrenador o no, y tu capacidad de memoria de trabajo. Influyen pues varios factores". Por eso, una hora de práctica no necesariamente dará como resultado la misma cantidad de ganancia para dos atletas o músicos diferentes.

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