Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 29 de noviembre de 2009

Cómo dar clase a los QNQ



Conocí a Juan Vaello en mayo de 2008, dentro del curso de mejora para la convivencia organizado en Madrid por el Ministerio de Educación. Durante la cena, compartimos mesa, y puedo asegurar que se trata de una persona tremendamente generosa.

Y este libro lo demuestra: todo un despliegue de ideas, fruto de una larga experiencia, como profesor, director de un centro educativo y orientador.

Publicado por Santillana en 2007, este libro ha llegado a la mayoría de los centros, gracias a múltiples jornadas organizadas con la colaboración de la propia editorial. "Cómo dar clase a los que no quieren" se centra en pautas para la gestión de la clase, el establecimiento de un adecuado clima en el aula, y el desarrollo de capacidades socioemocionales, como la asertividad, la empatía, la autoestima, la motivación y la atención.

Eso es a grandes rasgos este libro, pero también nos indica estrategias interesantes para trabajar con las familias, y para lograr una mejor coordinación de los equipos docentes. Porque para dar clase a los que no quieren (QNQ), los únicos implicados no son el profesor y el alumno individualmente considerados, sino también el grupo de compañeros, las familias, el equipo de profesores que entra en un aula y la propia tarea educativa, esto es, la metodología, los contenidos programados, las actividades previstas.

domingo, 11 de octubre de 2009

La voz de los adolescentes


Asistí a la presentación de este trabajo de Javier Elzo en Sevilla en noviembre de 2008. Este catedrático de sociología de la Universidad de Deusto es un gran conocedor de la relación entre drogas, violencia, sexualidad y adolescencia, y en este estudio cualitativo da la voz a chicos y chicas entre 16 y 18 años, estudiantes de bachillerato, para conocer sus valoraciones acerca de cuestiones como el maltrato escolar, las relaciones con los padres, el botellón y la sexualidad. Hay dos capítulos especialmente interesantes: uno sobre la estructura de la familia y otro centrado en las relaciones entre padres e hijos. Recojo dos ideas que me resultan relevantes:

  1. La madre ha salido del hogar para insertarse en el mundo laboral, pero el padre aún no ha entrado en la casa.

  2. Los adolescentes valoran que sus padres estén ahí cuando los necesiten, pero no les agradan la intromisión, la sobreprotección ni tampoco la tolerancia pasiva a que puedan hacer lo que les venga en gana.

Sería interesante preguntarnos: ¿qué es más impartante, hablar con los hijos, o hablar con los hijos de las cuestiones que a ellos les preocupan? Porque si como padres nos dedicamos a hablar con nuestros hijos de lo que a nosotros nos inquieta y no estimamos importantes sus "triviales" asuntos, conseguiremos únicamente que ellos consideren que les estamos dando la charla, que los estamos atosigando, y no nos plantearán ni serán sinceros en aquellos asuntos que saben que nos preocupan, para evitar así ocasionarnos un problema más. Me parece que esta idea, por su delicadeza, debemos tenerla presente.


Otro asunto que me ha llamado mucho la atención en este trabajo de Elzo es la contradicción con que viven los adolescentes las prácticas sexuales. Se inician pronto en el sexo, parece como si tuvieran una mentalidad bastante liberada en esta materia, y sin embargo, al mismo tiempo, se expresan con valoraciones anticuadas: le dan mucha importancia a la virginidad en las chicas, tachan de "guarras" a las que han tenido diferentes relaciones y mantienen estereotipos machistas que creíamos superados.

martes, 8 de septiembre de 2009

Victoria Camps: "Creer en la educación"










Victoria Camps (Barcelona, 1941) reflexiona en este ensayo sobre la importancia de la educación. O mejor dicho, sobre la poca importancia que en verdad le da la sociedad a la educación. Porque en boca de todos están asuntos tan preocupantes como la violencia escolar, el fracaso educativo, la falta de motivación de estudiantes y profesores ... pero a la hora de la verdad estas cuestiones no se abordan con el interés y la profundidad necesarios, ni por parte de los políticos, los padres, los educadores, ni, por supuesto, los medios de comunicación, que son igualmente responsables.
Esta filósofa y catedrática española no es especialista en educación: la conocemos por sus trabajos en ética, bioética, ética de los medios audiovisuales, defensora de los principios de igualdad y justicia distributiva, en particular a colectivos de menor poder, como las mujeres. Por eso es especialmente interesante este libro, porque no está construido desde los conocimientos y principios teóricos pedagógicos, sino desde el sentido común de una persona preocupada por la situación educativa en nuestro país. De hecho, una frase célebre de Camps dice que "la misión de un filósofo es ayudar a encontrar el sentido común para abordar los problemas que tenemos".
A lo largo de este ensayo, nos regala diferentes ideas de lo que es educar:

  • Educar quiere decir dedicarnos a arreglar lo que desarregla un orden superior.
  • Educar es siempre ir a la contra, contra la corriente dominante. Si no fuera así, no sería necesario educar, lo haría el entorno o la sociedad en general.
  • Es muestra de inteligencia ser capaz de mostrar la mejor cara de cada uno, no la peor, que también la tenemos.
Así, Camps plantea que la escuela debe redefinir qué debe enseñar, y percatarse de que la principal tarea es la formación de la personalidad. Y desdramatizar los miedos que la escuela progresista ha tenido a ciertos valores, tachados de conservadores, y recuperar el respeto, la convivencia, el esfuerzo, la disciplina, la autoridad, porque estos valores tienen que ser incorporados en la formación de los niños, para que, cuando maduren, sean hombres y mujeres libres e iguales. Porque, si retomamos las ideas de Kohlberg y Piaget sobre el desarrollo moral, es necesario pasar antes por una moral heterónoma, para alcanzar la autónoma.

miércoles, 1 de julio de 2009

Metodología para el cambio



Amparo Tomé y Marina Subirats, profesoras de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, proponen la metodología de la investigación-acción para lograr una enseñanza coeducativa: es preciso partir de un proceso reflexivo basado en la observación participativa para desenmascarar las prácticas androcéntricas que perviven en los centros escolares, y cambiarlas por propuestas iguales para los dos sexos.

Y concretamente, este libro, Balones fuera. Reconstruir los espacios desde la coeducación, publicado por Octaedro en 2007, recoge las observaciones realizadas en los patios de recreo de diferentes colegios.

domingo, 21 de junio de 2009

Espido Freire: "Deceso"

El pasado día 19 de junio, con motivo de la puesta en venta del tercer Larsson, Espido Freire publica en adn la siguiente columna, que me parece muy afortunada:




Deceso

"Lo mejor que le puede pasar a un artista si desea ser apreciado es morirse. En general, es lo mejor para cualquier persona que aspire al respeto y el cariño. La excepción es, por supuesto, la de las celebridades contemporáneas, carne de colorín, que continúan produciendo dinero y atención desde el otro lado a costa de injurias y miserias de sus explotadores. Pero salvo contadas excepciones los funerales se abarrotan de allegados y no tan allegados que cantan las virtudes del finado.
Los escritores, a diferencia de los cantantes, que deben morirse, si es posible, con 27 años, podemos permitirnos morir casi a cualquier edad. Se inicia entonces una corriente de simpatía que deja de lado al autor (a veces, para salir ganando: los escritores nos caracterizamos por la vanidad y el sentido de la propia importancia, algo que no molesta muertos, pero que puede arruinar más de una reunión familiar vivos) y que ensalza la obra.
Stieg Larsson, entre cuyas fieles seguidoras me cuento, ha tenido
la mala suerte personal de haber cumplido con esa norma de oro,
imagino que muy a su pesar. Hoy, con su novela como libro estrella en el metro, bajo los amorosos brazos de sus lectores, pensaba en cómo hubiera disfrutado de este brutal éxito: o no. Hay maneras muy peculiares de asumir la fama. Larsson se ha librado de las envidias y la sordidez que hubiera despertado en su entorno. Muerto sólo puede inspirar respeto y simpatía.
Yo, por mi parte, tengo pensado morirme de vieja en cuanto pueda."

sábado, 20 de junio de 2009

La pasión como "sentimiento trágico de la vida"


"Soy hombre, a ningún otro hombre estimo extraño." Unamuno desarrolla en "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos" su concepto de hombre. Pensaba que en la clásica definición de hombre como animal racional, nos quedamos sólo con la dimensión racional, y olvidamos muchas veces el primer término: el hombre es un animal, con un cuerpo, con sentimientos, pasiones, etc. Para ello acuñó una expresión que define perfectamente su idea del hombre como animal de sentimientos, a saber, "el hombre de carne y hueso".
De acuerdo con esta concepción, la historia de la filosofía ha dedicado demasiadas reflexiones al hombre abstracto, al hombre-razón, y se ha olvidado del hombre concreto: "El hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y muere -sobre todo muere-, el que come, y bebe, y juega, y duerme, y piensa, y quiere: el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano."
Unamuno afirma en una célebre frase que "el progreso surge de la enfermedad", con lo que nos quiere poner de manifiesto que el progreso humano tiene su raíz en una característica propia de la inteligencia humana, a saber, su capacidad de equivocarse. Frente a los instintos animales, el ser humano posee inteligencia, es decir, capacidad de inventiva, de argumentación, de lenguaje, pero también de equivocación.
Los animales nunca se equivocan, pero pagan por ello un gran precio: no existen para ellos la innovación, el perfeccionamiento y el progreso.
Frente a los instintos animales, la inteligencia humana en todo momento anda creando nuevos instrumentos y formas de vida, si bien esa creación técnica, científica y social no siempre discurre en progreso lineal, sino que en la mayoría de las ocasiones surgen obstáculos, errores, equivocaciones. Detrás de la inteligencia humana, y como motores de ella, Unamuno pone de manifiesto dos instintos que la impulsan en la búsqueda continua de la verdad: el instinto de conservación y el instinto de perpetuación.
  1. Instinto de conservación: Está dirigido e impulsado por el hambre. Gracias al deseo de satisfacer el instinto de sustento, el género humano ha buscado los medios para su supervivencia. Este instinto lo comparten la especie humana y el reino animal. Gracias a él, el hombre ha logrado el conocimiento necesario para vivir y para conocer el mundo sensible en el que se desarrolla.
  2. Instinto de perpetuación: Está dirigido e impulsado por el amor. Entiende Unamuno en primer lugar que se trata de un amor sexual, biológico, de reproducción de la especie, pero también de un amor hacia las relaciones humanas en general. El amor es el principio de atracción que posibilita la sociedad humana, gracias al interés por una vida mejor. Gracias a él el hombre ha logrado un conocimiento reflexivo, específicamente humano, suprasensible y trascendente. La fe, la creencia, es un modo de conocimiento que permite perpetuarse, para sobrevivir a las miserias del mundo sensible.
El hombre, en definitiva, está preocupado por el único problema que tiene sentido, a saber, el de la inmortalidad personal, problema por otro lado irresoluble tanto desde la racionalidad como desde el conocimiento religioso.
El sentimiento trágico de la vida es esa pasión que existe detrás de todo espíritu inquieto y preocupado por el sentido de su existencia. Quien no posee este sentimiento, está acomodado a una vida sin pasión:
  • Los que se basan en un discurso racional quieren hacer del agnosticismo y del ateísmo un consuelo y motivo de vida. A los agnósticos racionales, Unamuno los llama "estúpidos afectivos", en la medida en que son incapaces de sentir otra realidad que no sea la que plantea la razón.
  • Los que se arrastran por los sentimientos, y hacen de la religión su consuelo y motivo de vida. A éstos, Unamuno los llama "estúpidos intelectuales", en la medida que desprecian la razón sin haberla criticado previamente. Son poseedores de una "fe infantil" basada en un sentimiento religioso sin fuerza, porque nunca han superado la crisis que toda verdadera fe ha de pasar.
Frente a estas dos posturas, Unamuno propone una duda de pasión, fruto de la contradicción y la lucha entre la razón y el sentimiento. Dios y la inmortalidad sólo pueden ser el resultado de una búsqueda impulsada por la pasión por la verdad, que es la energía que mueve al sentimiento trágico de la vida que poseen ciertos individuos y algunos pueblos.

jueves, 11 de junio de 2009

La voluntad de vivir o la voluntad de poder


La filosofía de Schopenhauer se instala en la tradición voluntarista de la Historia de la Filosofía, en la que la voluntad es el centro y eje de toda actividad humana. El querer es la condición de conocer y de actuar en general. Frente al "yo pienso" cartesiano, se erige el "yo quiero" schopenhaueriano.
Para Schopenhauer (1788-1861), la energía de la Naturaleza es la voluntad de vivir y de sobrevivir a todos los obstáculos posibles.
Así pues, la Voluntad es la esencia del mundo, es la fuerza que impulsa a todos los seres a seguir viviendo. Pero se trata de una fuerza desconocida, de la que sólo sabemos sus resultados y manifestaciones, esto es, su despliegue en el mundo a través de los seres que se esfuerzan por permanecer y vivir.
Nietzsche (1840-1900), siguiendo el camino abierto por Schopenhauer, interpreta que la voluntad de poder es la pasión que se erige por encima de todas las demás: lo que verdaderamente mueve al ser humano no es el deseo de conocer o querer algo concreto y determinado, sino el deseo cuasi-infinito de querer absolutamente todo, de dominar absolutamente todo, es decir, el amor al poder por sí mismo.
En la concepción nietzscheana, la vida humana es simplemente el reflejo de la lucha entre instintos diversos en la que siempre se logran imponer aquellos que tienen mayor capacidad de dominio. En este sentido, es preciso distinguir dos tipos de seres humanos:
  1. Aquéllos cuya voluntad de poder está dominada por fuerzas reactivas que impiden el verdadero desarrollo de los impulsos humanos. Son individuos cuya voluntad está perdida en la búsqueda de ilusiones suprasensibles. Nietzsche se refiere al sujeto religioso, al cristiano, que cree que la verdadera realidad está en otro mundo.
  2. Las personas cuya voluntad de poder está dominada por fuerzas activas, propias de un espíritu libre, creador y generoso. Son seres humanos fieles a la tierra, que valoran la realidad sensible y que saben, en palabras de Nietzsche, que "Dios ha muerto".
Para Nietzsche, el superhombre representa a este tipo de hombre libre, generoso, espíritu creador, fiel a la tierra, que sabe perfectamente que la verdadera realidad de la especie humana no puede estar en la búsqueda de paraísos imaginarios.

lunes, 1 de junio de 2009

Seis sombreros para pensar


Es un método de pensamiento para facilitar la toma de decisiones. Basta utilizar los seis sombreros imaginarios, cada uno de un color diferente. En cualquier momento un pensador puede escoger ponerse uno de los sombreros o se le puede pedir que se lo quite. Todas las personas de la reunión pueden usar un sombrero de un color concreto durante un tiempo en un momento determinado. Los sombreros involucran a los participantes en una especie de juego de rol mental.
  1. Sombrero blanco: Una mirada objetiva a los datos y a la información. "Los hechos son los hechos".
  2. Sombrero rojo: Legitima los sentimientos, presentimientos y la intuición, sin necesidad de justificarse.
  3. Sombrero negro: Justifica la crítica, lógica negativa, juicio y prudencia. El porqué algo puede ir mal.
  4. Sombrero amarillo: Simboliza el optimismo, lógica positiva, factibilidad y beneficios.
  5. Sombrero verde: La oportunidad para expresar nuevos conceptos, ideas, posibilidades, percepciones y usar el pensamiento creativo.
  6. Sombrero azul: Control y gestión del proceso del pensamiento.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La razón histórica


"La razón consiste en una narración. Para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia. Este hombre, esta nación, hace tal cosa y es así porque antes hizo tal otra o fue de tal otro modo. La vida sólo se vuelve un poco transparente ante la razón histórica." José Ortega y Gasset (1883-1955)
No podemos explicar qué es la vida, sólo podemos comprenderla, narrarla, contarla. Por ello decía Ortega que la vida humana se escapa de la razón físico-matemática como el agua por una canastilla.
El ser humano es una realidad que no tiene naturaleza, sino que es historia, o lo que es lo mismo, es una realidad vital e histórica. No es una sustancia (material, espiritual, pensante o sentiente) sino que su ser consiste en estar en continuo cambio, no es algo constituido, sino que es un ir haciéndose. Por ello, la primera categoría que define al ser humano es la categoría de posibilidad o proyecto. El individuo humano no es nunca algo acabado, sino que es un conjunto de innumerables proyectos cuya única realización posible es el marco temporal, esto es, la Historia.
De ahí que Ortega llegara a esta hermosa formulación: "El hombre no tiene naturaleza, sino que tiene historia".

jueves, 30 de abril de 2009

Violencia contra la mujer


Miguel Lorente Acosta (Almería, 1962) es médico forense y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, y actualmente trabaja en el Ministerio de Igualdad.
Tuve el privilegio de asistir en junio de 2008 a una conferencia suya en Madrid, y desde entonces, me interesa mucho el tema de la violencia contra la mujer.
Sus principales argumentos para desmontar todos los mitos que rodean a la violencia moral sobre las mujeres por parte de una sociedad machista, se encuentran recogidos en su libro "Mi marido me pega lo normal", reeditado recientemente por Planeta, en la colección Booket Divulgación Actualidad.
Uno de esos mitos es el hecho de considerar que los maltratadores son sujetos violentos, marginales y alcohólicos. Sin embargo, la mayoría de los agresores no son violentos fuera de la relación con la mujer, ni recurren a la agresión para solucionar sus problemas con los vecinos o con los compañeros de trabajo, en parte porque saben que si se agrede a alguien en dichos casos, serán denunciados. La mayoría de los que agreden a la mujer lo hacen porque saben que, en cierto modo, la probabilidad de ser sancionados es baja, y la rentabilidad de esa agresión es alta: consiguen la sumisión, el poder, sobre su pareja. Por tanto, es más una cuestión social y jurídica, una cierta permisividad por parte de la comunidad de perpetuar un modelo de organización social androcéntrico.
Otro argumento interesante del libro es diferenciar los términos violencia de género y violencia contra la mujer. Lorente precisa que es una violencia llevada a cabo por el hombre (género masculino) sobre la mujer (género femenino) con el objetivo de perpetuar una serie de roles y estereotipos creados por el primero y asignados al segundo, con el fin de perpetuar la situación de desigualdad. No es una agresión al género o contra el género femenino, sino más bien lo contrario. Se trata de una agresión contra las mujeres que no siguen las normas o el esquema del genero, que no aceptan la autoridad impuesta por el hombre. Por tanto, la violencia contra la mujer se hace para defender el género femenino concebido y creado por una sociedad androcéntrica.

sábado, 25 de abril de 2009

La esencia de ser persona

Ser es querer ser quien se es.
Miguel de Unamuno (1864-1936) pone de manifiesto que, incluso el sujeto más desgraciado, es algo en cuanto que es conciencia; y la esencia de la persona consiste en querer conservar lo que ya se es, es decir, su conciencia.
Se puede desear tener las riquezas o conocimientos que tienen otros, pero jamás cambiar su personalidad (conciencia) por la de otro: "querer ser otro es querer dejar de ser uno lo que es". Incluso el individuo más desgraciado prefiere ser el que es, aun con sus desgracias, a ser otro sin ellas; querer cambiarse por otro es perder su yo propio, es quedarse sin su conciencia, es convertirse en nada.

sábado, 11 de abril de 2009

La evolución

Sabemos casi con seguridad que, al igual que el resto de los grandes primates, los seres humanos surgieron en las zonas tropicales africanas; pero mientras que a aquéllos la Naturaleza les mantiene constreñidos en sus hábitats originarios, la especie humana se ha extendido por las más variadas regiones del globo. ¿A qué se debe este hecho?
Los animales se encuentran ajustados a su medio y en él se mueven con relativa seguridad de acuerdo con las pautas, prácticamente invariables, establecidas por su especie. El ser humano, sin embargo, es un ser esencialmente desajustado, inadaptado, carente casi absolutamente de pautas fijas, y que sólo gracias a su capacidad intelectiva puede desarrollar las técnicas adecuadas para procurar sobreponerse a las dificultades que encuentra en la Naturaleza.

jueves, 9 de abril de 2009

La educación

Traer niños al mundo y abandonarlos a su suerte no presenta grandes dificultades; aceptar la rutina cotidiana y dejarse llevar por lo que comúnmente se hace resulta tremendamente cómodo; en cambio, encontrar una adecuada pedagogía que contribuya a hacer personas dignas, libres y responsables es uno de los mayores problemas que tiene planteados la humanidad.

lunes, 6 de abril de 2009

Un nuevo proyecto, un nuevo camino

La conducta de los animales ha variado muy poco a lo largo de su Historia. Los seres humanos, por el contrario, casi siempre se encuentran variando. Nada en nosotros es permanente, ni individual ni socialmente.
Las abejas ya encontraron su perfecto sistema social. Nosotros no.
Ésta es la grandeza humana: a ningún ser humano se le ha trazado el camino; cada cual tenemos que inventar el proyecto de lo que queremos ser. Don Antonio Machado nos enseña que el ser humano siempre se encuentra haciendo camino, es decir, siempre está realizando proyectos, o lo que es lo mismo, siempre es proyecto.

Caminante son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante, no hay camino
sino estelas en la mar ...