Ideas seleccionadas:
- La omnipresencia de la emoción en nuestro desarrollo y en nuestra experiencia cotidiana, conecta prácticamente todo objeto o toda situación de nuestra experiencia, gracias al condicionamiento, con los valores fundamentales de la regulación homeostática: recompensa y castigo, placer y dolor, aproximación o abandono, ventaja o desventaja personales, e inevitablemente, bueno (en el sentido de supervivencia) o malo (en el sentido de muerte). Nos guste o no, ésta es la condición natural humana. Pero cuando está disponible la conciencia, las sensaciones tienen una influencia máxima y los individuos son también capaces de reflexionar y planificar. Tienen un medio de controlar la omnipresente tiranía de la emoción: eso que llamamos razón. Por supuesto que resulta irónico que los motores de la razón sigan necesitando de la emoción, lo cual significa que el poder controlador de la razón suele ser más bien modesto.
- Nuestra sensación de ser es un estado del organismo, resultado de ciertos componentes que funcionan de determinada manera y que se relacionan dentro de ciertos parámetros. Se trata de otra construcción, una pauta vulnerable de funciones integradas cuya consecuencia es la generación de la representación mental de un ser vivo individual.
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