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martes, 2 de agosto de 2022

Adicción al sexo

Decir que estás enganchado como quien lo está a una droga no es excusa.

Las personas engañan repetidamente a sus parejas, se involucran en actos sexuales de riesgo a costa de su bienestar físico y mental y arruinan sus vidas por una aventura de una noche. El sexo puede ser dañino. Pero, ¿puede ser como una droga? No encontrarás "adicción al sexo" en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5) actual, que se utiliza para realizar diagnósticos psiquiátricos. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha agregado "trastorno de conducta sexual compulsiva" a su guía de diagnóstico, aunque tampoco habla de adicción.

Para que un hábito encaje en esta categoría, debe cumplir varios criterios, tal y como apunta Mark Griffiths, psicólogo de la Universidad de Nottingham Trent (Reino Unido), que investiga este tema. El objeto en cuestión -heroína, juegos de azar, pornografía, sexo u otra cosa- modifica el estado de ánimo, consume los pensamientos hasta en su ausencia y presenta un claro conflicto interno o interpersonal. Fundamentalmente, la adicción conduce a la tolerancia biológica, de modo que la cantidad de sustancia o actividad necesaria para lograr el mismo efecto aumenta con el tiempo, y la abstinencia implica sufrimiento psicológico o fisiológico, con signos de irritabilidad, náuseas y calambres estomacales. Un verdadero adicto también corre el riesgo de padecer una recaída.

Con respecto al comportamiento sexual, dice Griffiths, "el número de personas que realmente alcanzarían todos mis criterios es muy reducido". En muchos casos de supuesta adicción conductual, ya sea que se centre en el sexo, el juego, el ejercicio u otra actividad, "los sujetos se involucran en un comportamiento que puede catalogarse como problemático más que como adictivo".

Por su parte, Allen Frances, psiquiatra de la Universidad Duke (EEUU) que dirigió el Grupo de Trabajo DSM-IV, apunta que, en casos genuinos de adicción, "algo que podría haber dado placer al principio ya no lo da, pero no se puede detener". Sin embargo, para la mayoría, incluidos aquellos para quienes el sexo crea problemas, el acto sexual en sí sigue siendo placentero.

"Aunque es cierto que puede haber un puñado de personas que, simplemente, no puedan detenerse, y eso está arruinando sus vidas y su familia", dice Frances. Aun así, advierte de que el uso excesivo de la etiqueta adicción al sexo, sobre todo, por parte de personas infieles que quieren desviar la culpa, corre el riesgo de "convertir el mal comportamiento en un trastorno mental".



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