Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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jueves, 21 de julio de 2011

El utilitarismo inglés y el pragmatismo americano

Según las teorías utilitaristas y pragmatistas, el fin último de la vida consiste en buscar la utilidad y el éxito y en procurar evitar el fracaso y las desgracias.

Jeremy Bentham (1748-1832)
El utilitarista J. Bentham señala que todas las personas buscan el placer y huyen del dolor; no obstante, a veces nos vemos obligados a aceptar algunos dolores para poder obtener después mayores placeres y otras, en cambio, debemos rechazar ciertos placeres para evitar males mayores.
Por tanto, según Bentham, es necesario saber calcular correctamente nuestros intereses, esto es, la felicidad o el placer que nuestros actos nos proporcionan y los esfuerzos y sacrificios que nos exigen. Ahora bien, no sólo debemos preocuparnos por nuestros intereses, sino también por los de nuestro prójimo, pues las relaciones amables con nuestros semejantes son útiles, es decir, fuente de alegrías, satisfacciones y placeres.

John Stuart Mill (1806-1873)
John Stuart Mill procuró elevar el utilitarismo hedonista e individualista hacia un utilitarismo humanista y altruista; en este sentido, por una parte, atiende no sólo a la intensidad del placer, sino también a su cualidad, poniendo de manifiesto la superioridad de los bienes y de los placeres intelectuales y morales sobre los materiales: "Vale más ser una persona descontenta que un puerco satisfecho", y por otra, insiste en la conveniencia de trabajar por la utilidad general de la humanidad: conseguir el mayor número de bienes para el mayor número posible de personas y, de esta manera, el utilitarismo de Mill desemboca en un altruismo que pretende armonizar los intereses individuales con la utilidad social.

El pragmatismo, por su parte, niega la existencia de valores, fines y normas morales objetivos. Los seres humanos poseen diversos deseos e intereses cuya satisfacción les plantea mayores o menores problemas; pues bien, la conducta moral tiene como objetivo principal procurar la satisfacción de aquellos deseos de la mejor manera posible. En este sentido, bueno es lo que en cada caso concreto nos proporciona la solución adecuada de nuestros problemas, lo que nos ayuda a obtener el éxito, es decir, a lograr la satisfacción de nuestros deseos e intereses, y malo lo que nos impide o nos dificulta la consecución de esa meta.

John Dewey (1859-1952)
La moral pragmatista es individualista y relativista: individualista, porque cada persona inventa sus normas y éstas se justifican si conducen a la consecución de los intereses o los deseos particulares, o se rechazan si llevan al fracaso; y relativista, porque no admite principios universales y comunes, sino que cada cual ha de inventarse sus normas de acuerdo con su situación. En el fondo, el único principio válido para esta teoría consiste en saber bandearse en la vida, en acertar a triunfar dentro del orden social. Uno de los defensores del pragmatismo más importante que podemos mencionar es el pensador, psicólogo y pedagogo americano, John Dewey.

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