La complejidad de la conciencia requiere un estudio interdisciplinar en el que se analicen los mecanismos de conexión de los procesos mentales y los correlatos cerebrales. |
El problema de la conciencia está instalado de un modo inestable en la frontera ente la ciencia y la filosofía. Podría ser un problema científico que requiere métodos filosóficos de comprensión antes de que podamos despegar.
Cuando percibimos, pensamos y actuamos, existe un ruido de fondo de causalidad y procesamiento de la información, pero este procesamiento por lo general no ocurre en la oscuridad. Existe también un aspecto interno; hay algo que se siente como ser un agente cognitivo. Este aspecto interno es la experiencia consciente. Las experiencias conscientes van desde las vividas sensaciones de colores hasta las experiencias de los más tenues aromas en el ambiente; desde la especificidad del sabor de la menta a la generalidad de la propia existencia de uno mismo.
CHALMERS, David (1996): La mente consciente (adaptado)
2. La introspección
La instrospección es el proceso de "mirada interior" por medio del cual el sujeto puede inspeccionar sus propios actos psíquicos, es decir, lo que ocurre en su mente. Una buena parte de la tarea que han desarrollado los filósofos cuando han pensado sobre el ser humano se considera, en sentido amplio, instrospección. Sin embargo, de manera más estricta, la instrospección corresponde a una corriente psicológica (el psicoanálisis) que considera que éste es el único método posible para acceder a la psique del ser humano. Frente a esta corriente se encuentran los psicólogos conductistas, que afirman que sólo podemos ver las conductas externas de las personas, pero nunca los elementos psíquicos internos. La introspección, según ellos, es un método imposible porque el sujeto no puede observar el fenómeno psíquico de su propio pensamiento.
3. La conciencia
Al intentar conocernos a nosotros mismos nos damos cuenta de que estamos "siendo conscientes" de nuestra existencia, de nuestros pensamientos, etc. ¿Qué significa ser consciente? Podemos responder a esta pregunta desde varias perspectivas:
- Ser conscientes significa estar consciente, es decir, despierto y capaz de recibir estímulos. Por ejemplo, cuando estamos dormidos no estamos conscientes. Éste es un nivel primario de conciencia, que compartimos con otros seres vivos.
- Ser consciente significa también "darse cuenta" de algo, es decir, tomar conciencia, recoger datos que permiten después elaborarlos y dotarlos de sentido. Por ejemplo, podemos estar despiertos pero no atentos, con lo que se nos pasarán por alto muchas cosas.
- Ser consciente tiene también un sentido más importante para la reflexión filosófica: significa tener conciencia, en el sentido de poder reflexionar sobre los propios actos, establecer una pauta de acción conforme a un plan y prever las consecuencia derivadas de ella. A este sentido es al que nos referimos cuando hablamos de la "conciencia moral" y tiene que ver con la idea de responsabilidad. Por ejemplo, decimos que alguien "es un inconsciente" cuando hace algo que puede tener graves consecuencias y no se ha parado a pensarlas.
4. El problema filosófico de la conciencia
La conciencia es un tema que suscita muchos problemas filosóficos, por eso es una cuestión que ha sido ampliamente estudiada a lo largo de la historia. Actualmente la filosofía de la mente, en conexión con la psicología y con las neurociencias, trata de encontrar algunas respuestas a interrogantes no resueltos. Por ejemplo: la conciencia, ¿es la suma de los procesos cerebrales o es algo distinto de ellos? Si está en el cerebro, ¿por qué no podemos encontrarla? Y si no es reducible a la actividad del cerebro, ¿dónde está?
El problema de la conciencia también hace referencia a la identidad del individuo. En muchos casos nos identificamos con nuestra conciencia o, dicho de otro modo, afirmamos que "yo" soy mi conciencia. De este modo, estamos entendiendo la conciencia como el conjunto de nuestros pensamientos, emociones, intereses, etc. Esto nos lleva a una importante pregunta: ¿quién soy "yo"?, ¿quién es el sujeto consciente?
5. El descubrimiento del inconsciente
Sigmund Freud (1856-1939) es uno de los autores más importantes de la psicología moderna. Médico e investigador, trabajó en el tema de la histeria pero se orientó hacia el estudio de los sueños y la psicoterapia basándose en la conversación con el paciente (sin utilizar la hipnosis, que era un método habitual en su época).
Uno de los puntos clave de la aportación de Freud es el descubrimiento del inconsciente, que será básico para su nuevo método: el psicoanálisis. El inconsciente es el plano no consciente de nuestro aparato psíquico. En él se encuentran contenidos que resultan imposibles o difíciles de explorar para el sujeto consciente.
Al hablar del inconsciente, Freud pone en cuestión el "control" que nuestra conciencia ejerce sobre nuestro yo. Con ello pone en duda la relevancia que se le otorga habitualmente a la conciencia y nos hace pensar en la existencia de fuerzas internas, casi indescifrables, que influyen en nuestra conducta y en nuestros pensamientos. Esto es importante porque revela la complejidad de nuestro psiquismo y, sobre todo, porque coloca al ser humano en una situación de dependencia de factores internos, que escapan a su conocimiento y a su decisión.
Los fenómenos psíquicos, según Freud, pueden dividirse en:
La conciencia es un tema que suscita muchos problemas filosóficos, por eso es una cuestión que ha sido ampliamente estudiada a lo largo de la historia. Actualmente la filosofía de la mente, en conexión con la psicología y con las neurociencias, trata de encontrar algunas respuestas a interrogantes no resueltos. Por ejemplo: la conciencia, ¿es la suma de los procesos cerebrales o es algo distinto de ellos? Si está en el cerebro, ¿por qué no podemos encontrarla? Y si no es reducible a la actividad del cerebro, ¿dónde está?
El problema de la conciencia también hace referencia a la identidad del individuo. En muchos casos nos identificamos con nuestra conciencia o, dicho de otro modo, afirmamos que "yo" soy mi conciencia. De este modo, estamos entendiendo la conciencia como el conjunto de nuestros pensamientos, emociones, intereses, etc. Esto nos lleva a una importante pregunta: ¿quién soy "yo"?, ¿quién es el sujeto consciente?
5. El descubrimiento del inconsciente
Sigmund Freud (1856-1939) es uno de los autores más importantes de la psicología moderna. Médico e investigador, trabajó en el tema de la histeria pero se orientó hacia el estudio de los sueños y la psicoterapia basándose en la conversación con el paciente (sin utilizar la hipnosis, que era un método habitual en su época).
Uno de los puntos clave de la aportación de Freud es el descubrimiento del inconsciente, que será básico para su nuevo método: el psicoanálisis. El inconsciente es el plano no consciente de nuestro aparato psíquico. En él se encuentran contenidos que resultan imposibles o difíciles de explorar para el sujeto consciente.
Al hablar del inconsciente, Freud pone en cuestión el "control" que nuestra conciencia ejerce sobre nuestro yo. Con ello pone en duda la relevancia que se le otorga habitualmente a la conciencia y nos hace pensar en la existencia de fuerzas internas, casi indescifrables, que influyen en nuestra conducta y en nuestros pensamientos. Esto es importante porque revela la complejidad de nuestro psiquismo y, sobre todo, porque coloca al ser humano en una situación de dependencia de factores internos, que escapan a su conocimiento y a su decisión.
Los fenómenos psíquicos, según Freud, pueden dividirse en:
- Fenómenos conscientes: los que están actualmente en la conciencia.
- Fenómenos preconscientes: fácilmente recuperables por la conciencia.
- Fenómenos inconscientes: están mucho más ocultos y no podemos ser conscientes de ellos con facilidad.
Con el psicoanálisis se pretende "sacar a la luz" lo oculto en el inconsciente. Éste se manifiesta a través de síntomas que parecen inconexos y sin sentido, a través de los sueños y de los actos fallidos, es decir, de las equivocaciones o lapsus que aparentemente no tienen intención.
Posteriormente, hablando de la personalidad, Freud plantea la teoría de que el psiquismo humano está dividido en tres instancias: el ello, el yo y el superyó. El ello es el elemento más instintivo, más pulsional, que sólo tiende a la satisfacción de sus deseos. El yo es el controlador del ello, que se basa en el principio de la realidad y que, por eso, puede controlar el deseo desenfrenado conforme a pautas de actuación. Finalmente, el superyó es una instancia que da normas y propone un ideal a lograr (que ha sido aprendido y construido). La articulación de las tres, con niveles conscientes e inconscientes, explicaría la personalidad de los individuos.
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