Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
@blog_trca

sábado, 22 de abril de 2017

Jacques Maritain: la justicia social

Jacques Maritain 1882 - 1973
Maritain fue un hombre integrador y abierto al diálogo con otras tradiciones culturales, convencido de que es posible encarnar las convicciones religiosas en las instituciones sociales y políticas del mundo moderno. Testigo de las dos guerras mundiales que han marcado profundamente la vida, en los años veinte conoce a Emmanuel Mounier y al grupo de personalistas que fundan la revista Esprit con la intención de "rehacer el Renacimiento". Dedicó su vida a la propuesta de un nuevo humanismo, que recibiría el nombre de humanismo integral.

Jacques Maritain (1882-1973) nació en París en el seno de una familia protestante. Ingresó en la Sorbona en el curso 1899-1900. Allí conoció a Henri Bergson, su maestro inicial en los caminos de la filosofía, y a Raissa, quien más tarde sería su esposa. Impartió clases en el Colegio Stanislas (1912), en el Instituto Católico de París (1913) y en 1914 fue nombrado profesor de Historia de la Filosofía Moderna en el Instituto Católico de París. Murió en 1973 a los 90 años de edad.
Entre sus obras se encuentran: Humanismo integral (1936); Los derechos del hombre y la ley natural (1942); Cristianismo y democracia (1943); Filosofía de la historia (1957); El hombre y el Estado (1951).

1. Humanismo integral y justicia social
Maritain, insatisfecho con los humanismos del siglo XIX, que no pensaban al hombre en su integridad como ser material y espiritual a la vez, sino que hacían de él un objeto material (positivismo) o un espíritu desencarnado (espiritualismo), propone un nuevo humanismo. La novedad no está sólo en la incorporación de las aportaciones de los diversos humanismos anteriores al siglo XX, sino en el modo de entender esta integración, es decir, la integralidad con la que pensar de nuevo al ser humano en la era de las ciencias: a la vez corazón y cabeza, a la vez razón y fe, a la vez espíritu y materia.
Integración no significa mezcla de elementos heterogéneos, sino articulación de un humanismo que no es el humanismo del individuo (propio del individualismo burgués) o el humanismo de la colectividad (propio del colectivismo marxista), sino el humanismo de la persona como ser humano abierto a la totalidad de lo real. Aquí se encuentra uno de los ejes centrales de la filosofía que Emmanuel Mounier formula como personalismo comunitario. Con estos mimbres, el trabajo por una sociedad justa ya no se plantea como una tarea propia de juristas, políticos o filósofos, sino como el esfuerzo social y cultural de todos los ciudadanos por una nueva civilización sl servicio de la persona.

2. Nuestro esfuerzo, condición para un humanismo solidario
En uno de sus primeros libros, Humanismo integral, explica cuáles deben ser las condiciones que se deben dar para construir un humanismo solidario. Dice Maritain:

Este nuevo humanismo, sin común medida con el humanismo burgués y tanto más humano cuanto no adora al hombre, sino que respeta, real y efectivamente, la dignidad humana y reconoce derecho a las exigencias integrales de la persona, lo concebimos orientado hacia una realización social-temporal de aquella atención evangélica de lo humano que debe no sólo existir en el orden espiritual, sino encarnarse, tendiendo al ideal de una comunidad fraterna. Si reclama de los hombres el sacrificarse, no es al dinamismo o al imperialismo de la raza, de la clase o de la nación, sino a una mejor vida para sus hermanos y al bien concreto de la comunidad de las personas humanas.

3. Los derechos humanos y el testamento de Maritain
En la herencia política de Jacques Maritain la justicia y los derechos humanos desempeñan un lugar central. La Declaración de los Derechos Humanos no es el resultado de convenciones interesadas o de la voluntad arbitraria de políticos o profesionales del derecho, sino expresión de un orden moral previo, anterior y superior a los escritos o declaraciones consensuadas en las cartas de derechos.

Justicia, derechos y control democrático del Estado
En las naciones democráticas, la idea fundamental de la justicia, del derecho y de la prosperidad común, en la que se funda el Estado mismo, los derechos y las libertades de los ciudadanos, la Constitución y las instituciones libres del cuerpo político, el control ejercido por los representantes de las asambleas del pueblo, la presión de la opinión pública, la libertad de expresión, la libertad de enseñanza y la libertad de prensa por sí mismas harán fracasar esa perversa tendencia a entender la soberanía de los Estados como imperio de la violencia y mantendrán mal que bien al Estado en sus límites propios y naturales.
J. Maritain, El hombre y el Estado (adaptado)  

No hay comentarios:

Publicar un comentario