Son muchas las ideas que he seleccionado durante la lectura:
Campamento base número 1 - La educación del talento
Suelo contar a mis alumnos más jóvenes que la inteligencia humana se parece mucho al juego de póquer. Tanto en la vida como en el juego se nos reparten unas cartas que no podemos elegir. Genéticas, sociales, económicas, en un caso; naipes, en el otro. En ambos casos hay cartas buenas y cartas malas, y no hay duda de que es mejor tenerlas buenas que malas. Pero ahora viene la pregunta importante: ¿gana siempre quien tiene las mejores cartas? No. Gana quien juega mejor con las que tiene. Eso es lo que podemos hacer mediante la educación: enseñar a jugar bien.
Campamento base número 2 - La inteligencia generadora
Devolver una pelota con una raqueta saben hacerlo todos los niños a partir de los cinco o seis años. Pero devolver una pelota que sale a 200 kilómetros por hora exige casi adivinar la trayectoria.
Tras un saque, el jugador tiene que hacer las siguientes operaciones (...):
En el momento en que la pelota abandona la raqueta del tenista que ha efectuado el saque, el cerebro del jugador que está al resto calcula aproximadamente dónde aterrizará y dónde la interceptará su raqueta. Este cálculo incluye la velocidad inicial de la pelota, cambinada con los datos de la disminución progresiva de la velocidad y el efecto del viento y, después, el bote de la pelota. Simultáneamente da órdenes a la musculatura, no todas de una vez, sino constantemente, con información refinada y actualizada. Los músculos tienen que cooperar. Los pies se mueven, la raqueta se sitúa detrás.
Manteniendo un ángulo constante. El contacto tiene lugar en un momento preciso, que depende de si la orden es para que la pelota cruce la pista, o vaya paralela a la línea, orden que no se emite hasta después de un análisis casi instantáneo del movimiento y de la postura del oponente.
Todo esto hay que hacerlo en un segundo.
¿Cómo se consigue esta habilidad? Mediante el entrenamiento, que consiste en rediseñar las capacidades motoras y perceptivas de acuerdo con un programa. El tenista no tiene tiempo para pensar conscientemente. Debe entregarse a sus automatismos. (...) El violinista no puede estar pendiente del movimiento de sus dedos. (...) En todos los casos aparece una estructura (...) fundamental en nuestras vidas:
Progreso = habilidades innatas + proyecto + entrenamiento
(...)
Nada entorpece tanto el desarrollo personal como la errónea creencia de que cada uno es como es y no puede cambiar. Todos nos reconocemos en la antigua fábula de la rana y el escorpión:
-No -dijo la rana-, porque me picarías con tu aguijón y moriría.
-¿Cómo iba a hacer eso? -respondió el escorpión-. ¿No comprendes que entonces yo también moriría?
El argumento convenció a la rana, que dejó que el escorpión se subiera a su lomo, y empezó a atravesar la charca. Cuando estaban en la parte más honda, el escorpión picó a la rana, que, mientras moría, le preguntó asombrada:
-¿Por qué lo has hecho?
-No he podido evitarlo -dijo el escorpión ahogándose-. Es mi carácter.
Fuego de campamento
PADRE.- ¿Es cierto que se puede fomentar la creatividad? A todos nos gustaría tener buenas ideas. ¿Es posible conseguirlo?
ADOLESCENTE.- A mí me parece que no.
JOSÉ ANTONIO MARINA.- Ten cuidado con esa convicción. Acuérdate de lo que dice Carol Dweck sobre la "mentalidad estática" y la "mentalidad de crecimiento". Por cierto, puedes hacer un breve test para saber cuál es la tuya. Lee cada una de las frases y decide si estás de acuerdo o en desacuerdo con ellas:
- La inteligencia y el carácter son algo muy básico sobre lo que nadie puede ejercer muchos cambios.
- Aprender cosas nuevas es posible, pero lo que no se puede cambiar es el nivel de inteligencia de cada uno.
- Independientemente del nivel de inteligencia que se tenga, siempre se puede cambiar un poco.
- Siempre es posible cambiar de forma substancial el nivel de inteligencia que se posee.
Las preguntas 1 y 2 son preguntas que reflejan la "mentalidad estática", mientras que la 3 y la 4 reflejan la "mentalidad de crecimiento". Lo que las investigaciones han mostrado es que esta mentalidad influye decisivamente en los procesos de aprendizaje.
Campamento base número 3 - La inteligencia generadora de deseos
El deseo es sólo uno de los componentes de la motivación, que es el resultado de tres ingredientes:
Motivación = deseo + expectativas + facilitadores
La fuerza del deseo, la valoración del premio y la acción de los facilitadores (hábitos, esperanza de conseguirlo, creencia en el éxito, etc.) constituye la motivación, las ganas de actuar. Cuando alguno de esos elementos se debilita, cuando el deseo mengua, o cuando el premio no es atractivo o el sujeto siente que la meta deseada es imposible, la motivación disminuye.
(...) Como deciía el gran pedagogo francés Celestin Freinet. "Cualquier método es inútil si intenta hacer beber a un caballo sin sed".
(...)
El primer recurso pedagógico consiste en enlazar la tarea con alguno de los deseos básicos. Hace unos días, un niño de diez años me dijo: "A mí no me gusta estudiar, lo que me gusta es saber". Me pareció una afirmación muy sabia. El deseo de conocer, de explorar, es una constante en los seres humanos. A veces, no conectamos nuestros intereses con los de nuestros hijos o alumnos. Puede ocurrirnos como en la historia de Jane, una niña negra alumna de una escuela de suburbio neoyorquino. El profesor le pregunta: "Vamos a ver, Jane, ¿cuántas patas tiene un artrópodo?". Y la niña, recordando sin duda su casa y su barrio, le contesta desolada: "¡Ay, señor profesor! ¡Ojalá tuviera yo sus mismas preocupaciones!"
Conversando con los expertos
Daniel Goleman sorprendió a todo el mundo en 1995 con la publicación de su exitoso libro Inteligencia emocional. Sin embargo, el concepto procede de Peter Salovey, psicólogo de la Universidad de Harvard:
Peter Salovey (...) había descrito cinco grandes competencias emocionales:
- El conocimiento de las propias emociones.
- La capacidad de controlar las emociones.
- La capacidad de motivarse uno mismo.
- El reconocimiento de las emociones ajenas.
- El control de las relaciones humanas.
Campamento base número 5 - La inteligencia generadora de ideas
Sylvia Scribner y sus colegas han demostrado que las personas de culturas que no tienen escritura a menudo no son capaces de hacer deducciones en situaciones artificiales, abstractas. Investigaron la tribu kpelle, que vive en Liberia. Plantearon a los sujetos el siguiente problema:
Todos los hombres kpelle son granjeros ricos.
El señor Smith no es un granjero rico.
¿Es el señor Smith un hombre kpelle?
El diálogo que siguió al planteamiento nos indica las dificultades que tenían los kpelle para sacar deducciones a partir de casos no reales:
SUJETO.- No conozco a ese hombre personalmente. No he puesto mis ojos sobre ese hombre.
EXPERIMENTADOR.- Piense solamente en lo que le he dicho.
S.- Si le conociera personalmente, podría contestar a su pregunta, pero como no le conozco en persona, no puedo contestarle.
E.- Inténtelo.
S.- Si conoces a una persona y te hacen una pregunta sobre ella, eres capaz de responderla. Pero si no conoces a la persona y te hacen una pregunta sobre ella, te es muy difícil poder responder.
Campamento base número 6 - La inteligencia ejecutiva
Hasta ahora hemos dado una visión de la inteligencia en que la libertad brillaba por su ausencia. Incluso hemos hablado con algunos expertos que negaban su existencia. Sin embargo, tenemos la experiencia de que podemos reprimir cieertos impulsos, decidir, proponernos metas, enfrentarnos o huir ante un peligro. Esta capacidad, que es nuestra gloria máxima, no es innata: tenemos que aprenderla.
Campamento base número 8 - Los criterios de evaluación
(...) la evolución biológica se prolongó con la evolución cultural, y (...) el cerebro de cada niño asimila con una velocidad desconcertante lo que la humanidad ha tardado decenas de miles de años en conseguir. En cada niño renovamos el gran proyecto de humanización. ¡Sin nuestra ayuda podría desaparecer! Por eso debemos dirigirnos a nuestros hijos y alumnos, pero también a su entorno, a la sociedad entera. Nuestra inteligencia es social, porque se constituye en sociedad. Y, de alguna manera, va a ser reflejo de la sociedad en que vive. El proverbio africano "Para educar a un niño, hace falta la tribu entera" tiene que ser prolongado con una conclusión: Para educar BIEN a un niño, hace falta una BUENA tribu. El objetivo de la educación no es sólo desarrollar la inteligencia individual, sino desarrollar sociedades inteligentes. También es lícito hablar del "talento de las sociedades".
Conversando con expertos
Nuestro próximo invitado es Michael Tomasello, codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, que ha estudiado la aparición de la inteligencia humana.
-Hace unos seis millones de años, en algún lugar de África -nos dice-, se produjo un acontecimiento evolutivo rutinario: una población de monos antropomorfos quedó aislada, en lo que concierne a reproducción, de los demás miembros de su especie. Este nuevo grupo evolucionó y se dividió, dando origen a otros nuevos grupos, proceso que finalmente culminó en el surgimiento de varias especies de monos bípedos del género Australopithecus. Con el tiempo, todas estas nuevas especies se extinguieron, salvo una, que sobrevivió hasta hace unos dos millones de años, a la que llamamos Homo. Hace unos doscientos años, una población perteneciente a ese género siguió un camino diferente. Adoptó un nuevo género de vida y se esparció por el mundo. Fue una especie triunfante, el Homo sapiens.
-¿Por qué triunfó?
-El único mecanismo posible para un cambio tan rápido en doscientos mil años es la transmisión cultural. Es un proceso evolutivo que permite a los organismos individuales ahorrar tiempo y esfuerzo, así como evitar riesgos, aprovechando los conocimientos y las habilidades preexistentes de otros miembros de su especie. Tal vez el gran cambio en la inteligencia humana se dio cuando adquirió la capacidad de comprender las intenciones de los demás, una habilidad que el niño posee desde los nueve meses. Los niños tienen una "teoría de la mente" que les permite la comunicación.
(...)
Para cerrar el círculo que hemos recorrido, voy a terminar (...) con (...) Immanuel Kant:
El hombre tiene que ser educado para el bien, pero quien debe educarle es, a su vez, un hombre, el cual debe llevar a cabo en otros aquello que él mismo precisa para sí. El mayor y más arduo problema que se le puede plantear al hombre es la educación.
Kant (...) consideraba que el ser humano tenía una añoranza de un futuro mejor, lo que explicaba el entusiasmo con que habían sido recibidas las revoluciones democráticas. (...) Ciertamente, somos seres con grandes aspiraciones. A Kant se le puede atribuir el comentario de Ortega: "Normalmente, los animales son felices. Nuestro destino es opuesto. El destino -el privilegio y el honor- del hombre es no lograr nunca lo que se propone y ser pura pretensión, viviente utopía".
Nuestro próximo invitado es Michael Tomasello, codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, que ha estudiado la aparición de la inteligencia humana.
-Hace unos seis millones de años, en algún lugar de África -nos dice-, se produjo un acontecimiento evolutivo rutinario: una población de monos antropomorfos quedó aislada, en lo que concierne a reproducción, de los demás miembros de su especie. Este nuevo grupo evolucionó y se dividió, dando origen a otros nuevos grupos, proceso que finalmente culminó en el surgimiento de varias especies de monos bípedos del género Australopithecus. Con el tiempo, todas estas nuevas especies se extinguieron, salvo una, que sobrevivió hasta hace unos dos millones de años, a la que llamamos Homo. Hace unos doscientos años, una población perteneciente a ese género siguió un camino diferente. Adoptó un nuevo género de vida y se esparció por el mundo. Fue una especie triunfante, el Homo sapiens.
-¿Por qué triunfó?
-El único mecanismo posible para un cambio tan rápido en doscientos mil años es la transmisión cultural. Es un proceso evolutivo que permite a los organismos individuales ahorrar tiempo y esfuerzo, así como evitar riesgos, aprovechando los conocimientos y las habilidades preexistentes de otros miembros de su especie. Tal vez el gran cambio en la inteligencia humana se dio cuando adquirió la capacidad de comprender las intenciones de los demás, una habilidad que el niño posee desde los nueve meses. Los niños tienen una "teoría de la mente" que les permite la comunicación.
(...)
Para cerrar el círculo que hemos recorrido, voy a terminar (...) con (...) Immanuel Kant:
El hombre tiene que ser educado para el bien, pero quien debe educarle es, a su vez, un hombre, el cual debe llevar a cabo en otros aquello que él mismo precisa para sí. El mayor y más arduo problema que se le puede plantear al hombre es la educación.
Kant (...) consideraba que el ser humano tenía una añoranza de un futuro mejor, lo que explicaba el entusiasmo con que habían sido recibidas las revoluciones democráticas. (...) Ciertamente, somos seres con grandes aspiraciones. A Kant se le puede atribuir el comentario de Ortega: "Normalmente, los animales son felices. Nuestro destino es opuesto. El destino -el privilegio y el honor- del hombre es no lograr nunca lo que se propone y ser pura pretensión, viviente utopía".
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