Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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sábado, 16 de noviembre de 2013

El conocimiento humano: el progreso y el cambio

El conocimiento humano tiene una dimensión individual: yo que conozco, y también una dimensión social: nosotros, como comunidad, como grupo, como sociedad o como toda la humanidad. Este "nosotros" conoce y va construyendo un conjunto de conocimientos compartidos sobre los que se van añadiendo nuevos datos. Eso que ya otros han descubierto, experimentado o estudiado antes que nosotros conforma nuestra historia y el acervo de conocimientos y saberes de las distintas culturas.

Biblioteca del monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid)
El conocimiento humano es dinámico, nuca se puede dar por terminado. Esto es así por dos razones: la primera, porque siempre es posible ampliar la información y, la segunda, porque los conocimientos considerados válidos pueden ser superados o puestos en cuestión. La historia del conocimiento humano muestra cómo ideas que se consideraban "verdaderas" han sido después demostradas como falsas o incorrectas. Esto ha ocurrido en todos los ámbitos: en el conocimiento cientïfico, por ejemplo, la convicción de que el Sol giraba alrededor de la Tierra fue considerada incuestionable hasta el siglo XVI, momento en que Copérnico propuso una nueva teoría: el heliocentrismo, según la cual el Sol estaba fijo y era la Tierra la que giraba a su alrededor. Esto supuso no sólo el derrocamiento de una teoría científica, sino también un cambio de mentalidad y de la concepción general del mundo y del lugar que el ser humano ocupa en él. También, por ejemplo, en algunas teorías éticas, durante mucho tiempo se pensó que unos seres humanos eran superiores a otros, y esto justificaba la esclavitud de los inferiores. Sin embargo, esta idea ha sido sustituida por la convicción de que los seres humanos son libres e iguales, y por tanto no pueden estar sometidos a esclavitud. Ahora bien, igual que hoy en día quedan todavía personas que no se han enterado de que la Tierra se mueve, también hay quien no ha entendido que la esclavitud es un grave error.

 El conocimiento dinámico 
Este dinamismo de las ideas es debido, a su vez, a las características del conocimiento:
- Por una parte, el sujeto que conoce, el ser humano, es limitado y no tiene un conocimiento absoluto y perfecto. Sus limitaciones son de varios tipos: físicas (hay cosas a las que le es imposible acceder o conocer); biológicas (la mente humana es limitada en su capacidad de conocimiento); y sociales (las comunidades determinan culturalmente los tipos de conocimientos válidos).
- Por otro lado, el objeto conocido, la realidad, es cambiante. Conserva siempre una cierta continuidad que se mantiene estable, lo que nos permite saber que siempre es la misma realidad. Pero también va cambiando y transformándose, en buena medida por la misma intervención del ser humano en ella, que la modifica.
Esto quiere decir que no es posible establecer leyes que expresen regularidades de la naturaleza, de la realidad, con una seguridad total. Sólo podemos conocer con un cierto grado de certeza, sabiendo que todo lo que consideramos válido puede ser sólo provisional.
Sin embargo, existe una clara convicción de que el conocimiento humano avanza y va siendo cada vez más completo y perfecto. Existen datos que nos permiten afirmar ese desarrollo. Sin embargo, esta confianza en nuestro conocimiento es deudora de la idea de progreso.

 La idea de progreso 
El progreso es el avance a lo largo del tiempo del modo tal que lo que se obtiene o aquello a lo que se llega es siempre mejor que lo que se tenía previamente o aquello de lo que se parte. Es decir, entendemos el tiempo con una dimensión de perfeccionamiento y ascenso, en sentido positivo. Esta idea nació en la Ilustración (siglo XVIII), cuando se pensó que la razón humana tenía grandes posibilidades y que sus conocimientos serían siempre mejores, más profundos, más elaborados y más perfectos.
Sin embargo, la idea de progreso ya fue cuestionada desde sus comienzos: ¿podemos afirmar que el presente es mejor que el pasado y que el futuro será mejor que el presente?

 El avance del conocimiento: ¿acumulación o revolución? 
En 1962, T. S. Kuhn publicó un libro titulado La estructura de las revoluciones, una obra de gran importancia porque aportó un análisis sobre cómo avanza el conocimiento que obligó a realizar un replanteamiento de todos los conceptos vigentes hasta entonces. Aunque Kuhn se refiere al conocimiento científico, su perspectiva es válida para otros tipos de conocimiento.

 El conocimiento como acumulación 
La concepción clásica del conocimiento consideraba que el modo de avanzar en el saber era la acumulación de datos, informaciones y resultados. Así, los nuevos conocimientos se irán sumando a los anteriores, construyendo un edificio cada vez más complejo y perfecto. Este sistema tenía que ver con esta idea de progreso en la que se entiende que el mayor número de conocimientos está relacionado con un saber mejor.

 El conocimiento como revolución 
Kuhn niega la idea de acumulación y defiende que el conocimiento avanza "a saltos", de manera revolucionara, es decir, rompiendo el esquema existente para pasar a uno nuevo. Según Kuhn, el avance del conocimiento se produce del modo siguiente:


Thomas S. Kuhn 1922-1996
- Existe un periodo precientífico en el que "se gestan" las bases de lo que será un paradigma, es decir, un conjunto de afirmaciones compartidas por la comunidad científica (teorías, presupuestos, valores, etc.). El paradigma es todo aquello que constituye el marco cultural, teórico e ideológico en el que se inscriben los científicos.
- Una vez que se ha establecido un paradigma, nos encontramos en un periodo de "ciencia normal" en el que se trabaja para depurar y desarrollar el paradigma, esto es, elaborar todas las teorías derivadas de esa idea, resolver problemas, aportar nuevos resultados, etc.
- Sin embargo, llega un momento en el que aparecen demasiadas anomalías y dificultades que no parecen poder resolverse desde dentro del propio paradigma. Esto hace que algunos científicos empiecen a plantear un paradigma nuevo que se enfrenta al ya existente. A este periodo lo denomina Kuhn "crisis", porque se produce la ruptura de un paradigma y su sustitución por uno nuevo: una revolución. Una vez que este nuevo paradigma se ha establecido, volvemos a un periodo de ciencia normal.

El conocimiento avanza así no sólo aportando nuevos conocimientos dentro de un paradigma, sino, sobre todo, pasando de un paradigma a otro, con lo que se plantean nuevos modos de trabajar, pensar y entender el propio conocimiento. En estos "saltos" o rupturas es donde se dan verdaderamente las revoluciones que hacen cambiar y desarrollar el conocimiento.

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